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Javier Lombardo y José Luis Oliver, el delirio trasnochado al poder
Mecánicos del capitán Beto, al ataque

Las noches del canal Uniseries han sido invadidas por un micro tan absurdo como divertido, protagonizado por dos antihéroes, bien argentinos, que trabajan como mecánicos en una nave espacial.

Javier Lombardo y José Luis Oliver, una muy extraña pareja en el espacio.
La idea de “Lucho y Tito, mecánicos en el espacio” gustó a varios canales.

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Por Patricia Chaina

t.gif (862 bytes) Javier Lombardo y José Luis Oliver transitan el humor desde un grotesco que roza el delirio. Su recorrido incluye un pasaje por el underground, con actuaciones en el mítico teatro Parakultural, y comentadas producciones publicitarias de marcas como Telecom o Telefónica. Pero en estos días, quienes sintonizan el canal Uniseries entre las 20 y las 2 de la mañana encuentran, con cierto estupor, a dos sujetos increíbles que protagonizan un micro titulado “Lucho y Tito, mecánicos en el espacio”. Es un ratito –”cada hora a las menos cinco”, explican– de sátiras, situaciones inverosímiles y gags absurdos, con una nave espacial como escenografía.
La pareja aplica un tono inusual al género –poco explotado en la Argentina– de la ciencia ficción humorística. Y supieron darle a este espacio, hasta ahora, la gracia necesaria para que sus desopilantes criaturas se impongan en el imaginario televisivo. Satirizan las series, desde el canal de series por excelencia. Y logran una poción mágica, por lo ingeniosa y divertida. En entrevista con Página/12, cuentan que todo comenzó en diciembre, cuando el director Fernando Gastón les propuso hacer separadores con dos personajes que parodiaran una comedia americana. “Se llamaban Sit y Com y hablaban con lenguaje neutro, tipo doblaje a lo Miami”, dice Lombardo (Lucho). “Nos gustó, pero queríamos algo más local –agrega Oliver (Tito)–, con humor más argentino, y como estaba la idea de hacer más adelante lo de Lucho y Tito, nos entusiasmamos enseguida.”
–¿Qué elementos tomaron para identificar un humor más argentino?
Javier Lombardo: –Justamente, la gracia del asunto: que son dos mecánicos, argentinos y chantas, en la nave de “Viaje a las estrellas”. Pero la única conexión es que hablamos del espacio y estamos vestidos como tipos de la serie, sin poder arreglar nada y gastando a todo el mundo.
José Luis Oliver: –Dos psicomogos, digamos, volando en un espacio muy familiar, porque la serie da un ambiente familiar, ¿quién no la vio alguna vez?
–Si tuvieran que identificarse con una corriente de humor, ¿cuál sería?
J.L.O.: –El humor que tenemos es nuestro, tendrá cosas del absurdo, del grotesco y del humor clásico. Hablo por mí, pero no sé cómo definirlo. Sé cómo me va a responder él si le tiro una, y por eso nos complementamos. Estamos grabando y vamos metiéndole, y hasta que en un momento uno se da cuenta que ya está, con remate y todo.
J.L.: –El humor para mí es una manera de ver la vida. Acá se insiste en hacer humor con gente que no tiene humor. Y ¿cómo van a hacer humor personas que no tienen humor en la vida?, es muy raro eso... hay casos muy conocidos en la tele en este momento. Por eso es difícil clasificar el humor, porque forma o no parte de uno. Y no hay nada más lejos del humor que el tipo que se quiere hacer el gracioso.
–¿Cómo trabajan con los guionistas, para lograr ese efecto de gracia y espontaneidad que hay en los micros?
J.L.O.: –Lo hacemos todo nosotros. Había un guionista pero no enganchamos, porque improvisamos. Trabajamos con ideas, aunque no las escribimos.
J.L.: –Tenemos claro a dónde vamos, qué vamos a hacer. No salimos a sanatear. Cuando dicen acción, sabemos cuál es el gag, la situación. Improvisar el texto permite una frescura difícil de lograr si todo está muy pautado. El humor es delicado en ese sentido, porque es sorpresa. Si no sorprende, pierde magia, y nosotros estamos cómodos trabajando así, a lo mejor porque nos sorprendimos a nosotros mismos.
J.L.O.: –Quizás esta forma de laburar se puede lograr porque nosotros somos unos especímenes raros. Tenemos un feed-back que no se da entre cualquiera.
–¿Cuándo empezaron a trabajar juntos?
J.L.: –En un programa de América, “Pinball”, con Leo Rosenwazer y Husni. Duró dos meses, en el ‘95. Lo mejor que tuvo fue que nos conocimos.
J.L.O.: –Yo ahí entré con Marcelo Mazarello para unos fillers, diez segundos, antes del corte. Javier escribía los guiones. Después estuvimos juntos en “Naranja y media”. Ledo nos llevó al 9 y estuvimos en esa gran porquería que fue “Lo tuyo es mío” (con Cecilia Dopazo y compañía), y hacíamos de policías, laburábamos juntos, empezamos a jugar. Lo aprovechamos como una beca monetaria y como taller de improvisación, nos permitió conocernos, probar y disfrutar. Empezamos a tener onda y de ahí en más podemos laburar esto y muchas cosas más.
J.L.: –De hecho estamos trabajando una idea para un programa.
J.L.O.: –Un programa de cocina. ¡Verdad, no estoy jodiendo! De media hora, con sketch en exteriores. La idea es que vaya tarde a la noche, con buena música, invitados, algún figurón, y la idea es que sea en vivo. Puede ser dentro de Imagen Satelital, pero también hay ofertas de afuera de Imagen.
–¿No tiene que ver esto con la propuesta de una sit-com en CableMatch, la nueva señal que va a poner Marcelo Tinelli en el cable?
J.L.: –Esa es otra posibilidad, ojalá salga, porque los guiones son muy buenos, leímos los dos primeros libros. Haríamos de abogados penalistas muy truchos, que hacen cualquier cosa por un mango, un horror. Muy real.

 

“La televisión es ingrata”

–Hay corrientes de trabajo sobre el humor, como las series estadounidenses, que tienen una sólida estructura, muchas veces armada sobre el guión. Aquí, eso es infrecuente.
J.L.–Ellos tienen una tradición de laburar con guionistas que sí saben escribir humor, y hay diálogos brillantes y gran porcentaje de cosas que sorprenden. Acá es muy difícil que un programa salga de la obviedad.
J.L.O.–Allá laburan con lo obvio que le sucede a la gente, no desde lo que dicen. Eso está claro en “La niñera”, que tiene cosas con las que la gente se identifica. Pero la obviedad argentina hace que en una comedia uno ya sepa hasta con qué palabra termina el chiste.
J.L.–Nada sorprende. Tiene que ver con el sistema. La televisión es rígida, aunque se está rompiendo, porque hay tipos como nosotros y muchos otros, que salimos de ese canon, e irrumpimos en la TV con otros estilos, pero es muy estructurada.
J.L.O.–Además es ingrata, porque es una picadora de carne. Ahora necesita un respiro, y le dan cabida a cosa nuevas, porque está hecha bosta, entonces hay una camada de gente que le da el aire que necesita, pero te exprime lo más que puede y después te descarta, porque llega siempre a la saturación. Y no te deja volar mucho. No es justamente nuestro caso, porque el cable tiene otros parámetros, por suerte.

“¡Flor de turro, el capitán Kirk!”

Uno de los unplugged de “Lucho y Tito, mecánicos en el espacio”, suena al ritmo de “Piel canela” y dice lo siguiente:
“Que se quede el infinito sin estrellas
o que pierda su energía la Enterprise
pero el negro de Uluma que no muera
las orejas de Spok no crezcan más...

Me importa Kirk, y Kirk, y Kirk,
y nada más que Kirk...

Flor de jopo,
Flor de chongo,
¡Flor de turro,
el capitán Kirk!

Me importa Kirk, y Kirk, y Kirk,
y nada más que Kirk...”

 

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