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OPINION
Qué significa la absolución
Por Martin Kettle

Desde la perspectiva internacional, la absolución de Clinton implica el fin de un largo proceso durante el cual el liderazgo político norteamericano, encarnado en la institución presidencial, se vio sometido a un fuerte desgaste y debilitamiento.
En un mundo incierto, no sólo por las turbulencias de los mercados globalizados, sino también por los riesgos que se enfrentan en materia de seguridad dados los fracasos en la política de no proliferación, la finalización de este proceso es positivo.
Los EE.UU. son la primera potencia del mundo y la estabilidad internacional requiere que su liderazgo se ejerza en forma clara y eficaz.
Problemas como las tensiones de China, el incremento de los conflictos en Medio Oriente, los riesgos de descontrol en el arsenal nuclear ruso, o la incertidumbre generada por la crisis económica de Brasil, requiere a veces decisiones rápidas y ejecutivas, que difícilmente puede adoptar un presidente que tiene pendiente sobre su cabeza el juicio político por supuesta inconducta personal.
En términos ideológicos, es una derrota de los sectores ultraconservadores, representados por la llamada derecha religiosa alineada en los últimos años con el Partido Republicano.
Desde esta segunda perspectiva, implica que, en términos de valores ideológicos, los que fueron dominantes en la era Reagan durante los ochenta, no tienen hoy la misma vigencia en la sociedad norteamericana.
Es que la moralización de las costumbres y la exaltación de los valores familiares constituyeron un elementos importantes durante la llamada “revolución conservadora”.
Pero en términos políticos, la derrota de estos sectores puede no favorecer al Partido Demócrata en términos electorales, sino paradójicamente a los sectores moderados del Partido Republicano, representado hoy por los hijos del ex presidente Bush, ya que uno de ellos ganaría contra cualquier candidato demócrata si las elecciones fueran hoy, de acuerdo a los últimos sondeos.
Resulta así probable que la oposición republicana pase ahora a asumir propuestas de “centro”, abandonando las posiciones rígidas que la impulsaron a intentar el juicio político contra Clinton.
En cuanto a los medios de comunicación, es una clara señal sobre sus límites. Cabe señalar que, gran parte del periodismo norteamericano, asumió una posición “militante” en la cuestión, sin que la opinión pública se dejara arrastrar por su prédica.
Finalmente, en términos éticos, la interpretación es más compleja. El sondeo difundido por Gallup en los EE.UU. para el diario USA Today y la CNT revela que el 73 por ciento cree que Clinton cometió perjurio y el 49 piensa que obstruyó la Justicia. Pero simultáneamente, el 70 por ciento aprueba su gestión.
Es decir que la sociedad norteamericana comienza a revisar el concepto de identidad entre vida privada y pública, que ha caracterizado sus valores morales en las últimas décadas.
Desde esta tercera perspectiva, la absolución es una suerte de “sinceramiento” que no dejará de suscitar conflictos en una sociedad en la cual mentir o no decir la verdad siempre ha sido considerado como algo grave y moralmente cuestionable.

* Director del Centro de Estudios
para la Nueva Mayoría

 

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