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Por David Cufré desde Campos da Jordao, San Pablo Como en una pelea arreglada, el resultado del encuentro entre Carlos Menem y Fernando Henrique Cardoso se sabía de antemano. La cumbre de jefes de Estado, que se realizó ayer en una base militar a 100 kilómetros de San Pablo, arrojó el saldo de la tarjeta conocida: Brasil desmantelará algunos subsidios a las exportaciones, de por sí favorecidas por la devaluación del real, y a cambio la Argentina se abstendrá de tomar medida alguna que restrinja los perjuicios de sus productores por la diferencia en los tipos de cambio. En concreto, lo que consiguió Argentina fue nada, puesto que las concesiones brasileñas fueron exigencias del FMI para firmar un nuevo acuerdo. En un documento protocolar de apenas tres carillas, que Menem y Cardoso rubricaron frente a los periodistas, resulta abrumadora la cantidad de menciones en favor del statu quo en las reglas de juego del intercambio comercial. "En este momento, es prematuro extraer conclusiones sobre los posibles efectos en las relaciones comerciales entre ambos países, ante la nueva realidad cambiaria de Brasil". "Los intereses comunes a largo plazo revelan que hay que darle una oportunidad al libre comercio, frente a eventuales demandas proteccionistas". "Los presidentes reafirman su plena adhesión al libre comercio intrazona". "Se reitera el compromiso de no aplicar, al comercio en el Mercosur, instrumentos que no sean compatibles con las decisiones en favor del libre comercio". Estas fueron algunas de las definiciones. En los días previos, Menem presentó la cumbre a la UIA y a los legisladores de su partido como un punto de inflexión. Les dijo, para acallar sus encendidos reclamos en favor de protección contra las compras al gigante del Mercosur, que en su encuentro con Cardoso se equipararía la relación de fuerzas entre ambos países. Sin embargo, el documento y las decisiones adoptadas en conjunto reafirman aún más el poderío de Brasil. Se suponía que era la delegación argentina la que venía a poner sus exigencias sobre la mesa, pero, a fin de cuentas, fue exactamente lo contrario. Hubo nueve anuncios concretos. En rigor, cuatro de ellos fueron presentados en anteriores encuentros de los mandatarios del Mercosur, aspectos sobre los que se avanzó tan poco, que Menem y Cardoso consideraron oportuno volver a puntualizarlos. El primero fue que se "entablarán negociaciones" para liberalizar el comercio de servicios. El segundo punto fue que se buscará coordinar políticas macroeconómicas entre los cuatro países, tal como hizo la Unión Europea. De allí, saldrían las reglamentaciones para determinar qué puede hacer y qué no un socio del Mercosur ante crisis coyunturales, como una devaluación. Otros dos anuncios estuvieron referidos a impulsar las exportaciones del Mercosur al resto del mundo y fijar mecanismos de defensa comercial para evitar importaciones con dumping desde extrazona. La mayor concesión de Brasil fue que eliminará los subsidios a sus productores que exportan al Mercosur, con excepción de aquellos que fabrican bienes de capital (maquinarias). Sacando la hojarasca de los demás anuncios, esto fue lo máximo que pudo conseguir la delegación argentina. Y ni siquiera es todo de lo poco que vino a buscar. Después de haber resignado la posibilidad de imponer cupos a las compras brasileñas --ayer Menem dijo que eso "está totalmente descartado", en lo que fue el sexto anuncio--, lo que pretendía era que el programa Proex fuera levantado en su totalidad. No obstante, Cardoso dejó al margen a las maquinarias, una de las ramas industriales que compiten directamente con los productores argentinos. En tanto, Brasil se comprometió a "iniciar el examen legal y técnico (para dejar de lado) los beneficios Pis-Confis". Esto es el reintegro de un impuesto del 3 por ciento sobre su facturación que el país vecino concede a los exportadores. En la misma línea, dijo que estudiará cancelar el subsidio de fletes a los exportadores de la zona franca de Manaos. Finalmente, los otros dos anuncios no son otra cosa que volver a fojas cero con medidas que Brasil tomó unilateralmente el año pasado, como la fijación de licencias previas de importación, y prohibir que se subsidien las compras al exterior por más de 40 mil dólares. En el primer caso, el gobierno de Cardoso resolvió que otorgará la licencia en un plazo no mayor a las 24 horas luego de hecha la solicitud por el exportador. Sobre el segundo tema, apenas sostuvo que "flexibilizará las condiciones". Alieto Guadagni, secretario de Industria, concluyó ante este diario que "la Argentina hizo un aporte fundamental para consolidar el Mercosur".
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