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Por Mariana Carbajal La vistieron diseñadores de la talla de Armani, Yves Saint Laurent, Valentino y Christian Dior. En la década del 60 vibró al ritmo de Los Beatles. Fue hippie en los 70. Incursionó en el aerobic y la vida sana a partir de los 80 y se convirtió en ejecutiva en los 90. A punto de cumplir 40 años, la famosa muñeca Barbie sigue siendo el juguete más vendido de la historia, aunque últimamente la competencia de muñecos interactivos le está haciendo perder terreno. Cada segundo se venden dos ejemplares en algún lugar del mundo. Si se los colocara acostados uno al lado del otro pies con cabeza, todas las Barbies y sus amigos vendidos desde su lanzamiento darían la vuelta al mundo 7 veces. La Argentina no es ajena a semejante furor: en promedio, el 80 por ciento de las niñas del país tiene, al menos, una versión de la muñeca de pechos turgentes, cintura diminuta, cola parada y larguísimas piernas. ¿Por qué la Barbie es irresistible a los ojos infantiles? ¿Qué las atrae? Como sostienen las feministas ¿promueve un modelo de mujer anoréxica y pendiente de la belleza? A tres semanas del cumpleaños de la Barbie, una filósofa, una psicóloga de niños, una psicopedagoga, una psicoanalista especializada en temas de género y otra dedicada al estudio de los trastornos de la alimentación analizan el fenómeno. La Barbie no es más que una caricatura de mujer, opina la filósofa Clara Fontana. Su éxito dice responde a la conjunción de belleza e inocencia, que puede traducirse como virginidad. Pero Fontana no cree en la inocencia de la Barbie. Va amaestrando el gusto de las nenas, les va creando una disposición a determinado tipo de ropa y de arreglo corporal. Como empiezan de chiquitas a jugar con la Barbie, les crea la idea de que cuando sean grandes las muñecas para jugar van a ser ellas, que después alguien las va a cuidar, analiza. La gran novedad que aportó Barbie al mundo de los juguetes fueron sus pechos. En un universo de muñecos asexuados, Barbie exhibió su sexualidad. Barbie no propone una imagen doméstica sino sexual: en ese sentido es moderna, pero no es una muñeca como con las que jugábamos nosotras. Tiene vestimenta, peinado, cintura y senos provocativos. ¿Qué clase de juego es?, se pregunta Fontana. La muñeca curvilínea fue creada por Ruth Handler, cofundadora de Mattel. Handler observó que su hija jugaba con figuritas de mujeres adultas recortadas de revistas y se le ocurrió inventar una muñeca tridimensional con la que las niñas pudieran representar sus fantasías. Si una niñita iba a fantasear con cómo sería a los 16 o 17 años, sería estúpido hacerlo con una muñeca de pecho liso, explicó tiempo después, en una entrevista con The New York Times. Sin embargo, esas mismas curvas que la diferenciaron de las clásicas muñecas del mercado la convirtieron en blanco de la crítica feminista. Distintas corrientes cuestionaron la Barbie por promover una imagen irreal del físico femenino, un modelo de belleza inalcanzable peligroso para las mentes infantiles. Trasladadas a un cuerpo real, las medidas de la Barbie serían 96-35-86. ¿Exacerba esta pequeña figura de vinilo el culto por la belleza? El culto a la belleza ha constituido un rasgo fundante de la cultura patriarcal occidental: de eso se trata al considerar a las mujeres en tanto objetos sexuales aptos para capturar el interés de la mirada masculina. Con los siglos, el paradigma de belleza femenina ha ido cambiando. En algunos momentos históricos era considerada atractiva una mujer por su capacidad reproductora; en otros momentos, como ahora, el paradigma incluye formas redondeadas de pechos y nalgas, una posición erecta y una actitud sonriente. Me pregunto qué habrán de ocultar esas redondeces que a menudo como sucede con la Barbie deben ser rellenadas con algún plástico siliconado por numerosas mujeres que hoy en día quieren acatar semejante mandato, dice la doctora en psicología especializada en género Mabel Burin. Y continúa: Quizá lo que oculten sean vértices muyagudos, o bien aspectos muy aplanados, absolutamente achatados de insatisfacciones, por someterse a una cultura que tiende a la homogeneización neutralizadora de la diversidad y de la multiplicidad, una cultura donde ser y parecer niña o mujer mayor debe ser considerado casi obsceno, casi una condición vergonzante de fracaso personal, sostiene Burin. ¿Angel o demonio? No existe un muñeco peligroso, opina la psicopedagoga Gabriela Dueñas. Aunque tiene ciertas características que refuerzan un ideal de cuerpo de mujer anoréxico, es ridículo pensar que el objeto en sí genere alguna patología en los chicos. Si mi hija sale anoréxica será por otro problema pero no por tener una Barbie, afirma. La psicoanalista Silvia Fendrik, autora de Santa Anorexia, viaje al país del Nuncacomer, coincide: Atribuirle a una muñeca el origen o la causa de identificaciones psíquicas profundas es tan falso y engañoso como la creencia generalizada de que la moda puede producir anorexia. Para los fabricantes de la Barbie, una de las razones fundamentales por las que esta muñeca ha sido tan exitosa es porque siempre cambia orientándose en cada momento a las necesidades y deseos de las niñas de todo el mundo, explica Geraldín Sánchez Sieburger, jefa de Producto de Mattel Argentina, fabricantes de la criatura. A lo largo de estas cuatro décadas, la muñeca representó más de 75 profesiones. Fue astronauta, azafata, cirujana, atleta olímpica, doctora, ejecutiva, diseñadora de modas, sargento de la armada, ingeniera, guardavidas, diplomática, estrella de rock y piloto de la fuerza aérea. Tuvo más de 45 nacionalidades distintas. Su pelo y su maquillaje varían todos los años acorde con las nuevas tendencias y roles que adopta. Durante 1998 salió a la venta una Barbie con reflejos de colores en el cabello, como usan las adolescentes. Para este año, en cambio, se espera el lanzamiento de una versión con arito en la nariz y otra con tatuajes. Su perdurabilidad está relacionada con la posibilidad de permitirles a las nenas desarrollar sus fantasías jugando a todo aquello que es la mujer hoy. Las nenas juegan a que Barbie conoce a Ken y se pone de novia y se casan, pero también esa misma Barbie cambia de trabajo, pasea con otra amiga, compite, se enoja, estudia, desfila, hace gimnasia, destaca Cristina Gay, psicóloga de niños y docente de la Segunda Cátedra de Pediatría de la Facultad de Medicina de la UBA. Barbie nació en 1959. Aparece en un momento social en el que la mujer deja de ser sólo una futura madre. Antes, jugar a las muñecas era hacerle ropita de bebé sigue Gay. Hoy las nenas también juegan a cambiar a las Barbies pero les ponen vestidos de mujer, con escotes apretados, ropa que tiene que ver con una proyección de lo que cada nena siente que puede ser el día de mañana como mujer. Su éxito entre las chicas es tal que hoy ningún terapeuta de niños puede dejar de tener una Barbie entre los juguetes de su consultorio. Para la psicopedagoga Dueñas, la trascendencia de la muñeca radica precisamente en que ofrece un modelo de identificación que coincide con el ideal de mujer de los 90: alta, flaca, autoeficiente, siempre feliz. Nunca aparece en el rol de ama de casa, apunta la directora del Primer Centro de Posgrado en Psicopedagogía de la Zona Norte. Cada año se fabrican 125 diseños nuevos de Barbie, incluyendo sus amigos, miembros de la familia y ejemplares para coleccionistas. Esa posibilidad de coleccionar las muñecas es, para la psicoanalista de niños Eva Tabakian, uno de los mayores ganchos del producto. Despierta el deseo de querer tener todas, como sucede con las figuritas para coleccionar, observa Tabakian. Más allá de la polémica, la tentación por poseer la norteamericana más famosa parece irresistible. Las niñas norteamericanasse revelan como las más vulnerables: el 95 por ciento de ellas posee por lo menos 8 versiones de la muñeca.
LA ESTRATEGIA DE IR CAMBIANDO CON LAS MODAS Barbie no
escapó al furor de la cirugía estética. Antes de cumplir los 40, lleva reconocidas
cuatro plásticas faciales y este año tiene planeado ingresar una vez más al quirófano.
Fue aggiornando su cara a los ideales de belleza de las diferentes épocas y modas. Su
cuerpo, en cambio, se ha mantenido casi indemne. El año pasado se lanzó una Barbie mejor
proporcionada, con más cintura, menos cadera y pechos más chicos. Pero el modelo, más
parecido a una mujer real, no se impuso en toda la colección. Testeos entre niñas
demostraron que el cambio de la figura de Barbie no era importante para ellas, por eso no
se extendió a todas las versiones, explicó a Página/12 Geraldín Sánchez
Sieburger, jefa de Producto de Mattel Argentina.
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