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Los policías presos que entran
por una puerta y salen por otra

En Mendoza fueron detenidos el lunes siete agentes acusados  de torturas. Pero ayer fueron liberados, porque ese delito es excarcelable en la provincia. Un caso de coimas en una cárcel.

Los familiares de los policías detenidos fueron a expresar su apoyo frente a la comisaría.

Por Pedro Lipcovich

t.gif (862 bytes) Policías y funcionarios penitenciarios mendocinos siguen saliendo y entrando de las cárceles, pero en condición de presos: el juez liberó a los siete agentes acusados de torturar a un detenido –ese delito es allí excarcelable– mientras continúa la causa y los acusados han sido pasados a disponibilidad. Pocas horas después, el subdirector de la cárcel de San Rafael fue pescado in fraganti mientras le cobraba coima a un guardiacárcel por dejarlo hacer horas extras, y está preso. Estos movimientos se enmarcan en el proceso de reestructuración de la policía de Mendoza, que ya dejó fuera de la institución a más de 100 efectivos.
Los siete policías acusados de tormentos pertenecen a la subcomisaría de Rodeo del Medio, a unos 17 kilómetros de la capital mendocina. En la madrugada del lunes detuvieron a Fabián Manríquez, de 18 años, que estaba durmiendo en su casa, a raíz de la denuncia de un vecino por robo. Según Susana Manríquez, hermana del joven, empezaron a golpearlo allí mismo, después “le dispararon varias veces a los pies” y, ya en el interior de la comisaría, “le metieron varias veces la cabeza en un balde de agua”.
Cuando lo habían trasladado a la División Investigaciones, en la capital, cayó desmayado. Lo llevaron al Hospital Lagomaggiore, donde los médicos constataron las lesiones y lo dejaron internado. El ministro de Justicia y Seguridad, Alejandro Cazabán, se trasladó inmediatamente a la subcomisaría en compañía del juez de turno, Gonzalo Guiñazú. Allí interrogaron a otro detenido, que ocupaba la celda contigua, cuya declaración “es la principal prueba”, según dijo a este diario el ministro Cazabán.
Fueron detenidos entonces los policías Alcidez Pérez, Carlos Pizarro, Abel Olguín, Orlando Daste, Marcelo Valverde, Andrés Ochoa y Norma González. Anteanoche el juez Guiñazú dispuso su excarcelación, ya que la pena máxima por el delito del que se los acusa no supera los seis años y en el Código de Procedimientos provincial ése es el límite para la excarcelación.
Casi al mismo tiempo, unos 40 vecinos de la zona manifestaban en apoyo a los policías y culpando a “una banda de 20 muchachos”, a la que pertenecería Manríquez, de “emborracharse, drogarse” y cometer “desmanes”. Rodeo del Medio, como otros barrios próximos a la ciudad de Mendoza, presenta altos niveles de desocupación juvenil.
Los policías acusados de tormentos han sido retirados del servicio activo: “Es una medida preventiva por la cual dejan de prestar servicio, se les retira el arma y dejan de cobrar desde la mitad hasta la totalidad de su sueldo, según la gravedad del caso: éste en principio es bastante grave –explicó Cazabán–. Y, si tenemos elementos suficientes, la Ley de Reestructuración Policial nos permite mantener esa suspensión o disponer la baja, aun sin que se hubiera producido sentencia judicial”.
En el marco de esa ley, que se dictó con el acuerdo de todos los partidos políticos con representación parlamentaria en la provincia, la policía fue puesta bajo control civil. Unos 110 efectivos fueron expulsados en lo que va del año, de los cuales unos 90 están procesados por asesinatos como el de Sebastián Bordón, desapariciones como las de Pablo Guardatti y Raúl Baigorria, y hechos de corrupción.
El ministro Cazabán contó a este diario otro efecto de la reestructuración: “Terminamos de redistribuir en comisarías, para que hagan tareas de prevención en la vía pública, a 300 policías que estaban en la sede del Ministerio; cuando llegamos había 481. Esto corresponde al criterio de fortalecer la presencia policial en la prevención y represión del delito, ya que la conducción y control están a cargo del poder civil”.

 

Al otro lado de la reja
Por P.L.

Acertijo: el hombre estaba en la Penitenciaría y sigue en la Penitenciaría, pero todo cambió. La respuesta está en lo que le sucedió ayer al subdirector de la Penitenciaría de San Rafael, Ramón Torres.
Un guardiacárcel había denunciado que él y el director de planeamiento de esa cárcel, Tomás González, exigían a los agentes un 40 por ciento del pago por dejarles hacer “servicios extraordinarios”. En sede judicial el agente recibió billetes con numeración certificada por escribano; cuando los entregó a Torres, en un cuarto contiguo había testigos para oír el diálogo. De inmediato, el subdirector fue detenido. “Lo pescamos in fraganti”, sintetizó el ministro de Justicia de Mendoza, Alejandro Cazabán.
Anoche Torres y González –funcionarios de carrera, con 17 y 18 años de servicio– aguardaban ser indagados por el juez Waldo Yacante. Además, ocho funcionarios de la Penitenciaría de Mendoza fueron pasados a disponibilidad y denunciados ante la Justicia por irregularidades en el manejo de fondos.

 


 

RECLAMO DESDE PERU POR LA MASACRE EN FLORES
Con el fantasma de la xenofobia

t.gif (862 bytes) Las autoridades peruanas y la opinión pública de ese país se mostraron alarmadas por el ataque del que fueron víctimas cuatro ciudadanos peruanos en la villa 11-14 del Bajo Flores porteño y solicitaron la aclaración de los hechos al gobierno argentino. En la tarde del jueves los hombres descansaban luego de un partido de fútbol cuando fueron atacados por un grupo de personas que dispararon a mansalva; tres de ellos murieron y uno resultó herido.
En medio del malestar de diversos sectores peruanos que consideran xenófoba la política migratoria que lleva adelante el gobierno argentino, Alberto Fujimori, presidente de Perú, expresó que “es un hecho lamentable que esperamos se investigue y ojalá pronto se regularice la situación de los migrantes con el tratado bilateral firmado con Argentina”. En tanto, los diarios de Lima dedicaron sus espacios más importantes a la agresión sufrida por los cuatro peruanos.
El Defensor del Pueblo de Perú también relacionó ambos hechos y solicitó a las autoridades de este país protección “para nuestros compatriotas que allí viven en estado de marginalidad”. Jorge Santistevan dialogó con su colega porteña, Alicia Oliveira, quien se comprometió a realizar una investigación precisa, y “hacerle conocer la situación en este caso así como la de todos los peruanos”.
Por su parte, el secretario de Seguridad Interior, Miguel Angel Toma, señaló como hipótesis la de una pugna entre grupos antagónicos en las causas del asesinato. “Es un hecho abominable –sentenció–, pero está fuera de la posibilidad de control”.
Julio Chamorro, de 50 años, Marcelo Rossi, de 48, y Marcos Caprio Inostrosa murieron y Keler Santillán Ramos recibió una bala en su pierna izquierda al ser baleados por un grupo de hombres aún no identificados. Marina Rossi informó desde Perú que su padre, de oficio zapatero, había viajado una semana atrás a la Argentina a buscar trabajo, y descartó cualquier relación suya con la delincuencia.

 

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