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CHAVEZ LANZO A LOS MILITARES A DESARROLLAR VENEZUELA
El huracán entró en la jungla

Hugo Chávez envió ayer a los militares a promover el desarrollo social, y dijo que conmemorarán el Caracazo de 1989 ayudando al pueblo. Mientras tanto, empezaba a enfrentar a los sindicatos.

Pueblo: “Que me denuncien al mismo protocolo del infierno –desafió Chávez ayer–.
Yo no voy a dar marcha atrás. Estaré al lado del pueblo.”

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Hugo Chávez llamó ayer a conmemorar el 10º aniversario del Caracazo con un acto masivo.
“Las FF.AA. saldrán a la calle, pero esta vez no para echarle plomo al pueblo, sino para atenderlo.”


t.gif (862 bytes)  Columnas militares, flaqueadas por máquinas de construcción, adentrándose en las zonas más marginales al sur de Venezuela para iniciar “un proyecto social urgente”. Esta fue la cara ayer del “plan cívico-militar” del flamante presidente venezolano Hugo Chávez para atender a “la emergencia social” que sufre su país. Siempre un partidario de forjar relaciones más estrechas entre las fuerzas armadas y la población civil, Chávez llamó ayer a voluntarios universitarios, amas de casa y a los desempleados a unirse a las “brigadas especiales” de su proyecto. El presidente parece estar usando su apoyo popular para contrapesar los problemas que comienzan a surgirle en su frente interno. Además de la oposición de un importante sector del Congreso, Chávez se enfrentó ayer al principal sindicato del país. Mientras tanto, en la Corte Suprema una partidaria suya se retiró voluntariamente de las deliberaciones sobre el referéndum para llamar a la Asamblea Constituyente (la que reformará la “constitución moribunda”), lo que podría demorar el proceso.
“Hoy saldrán una columna de soldados, una columna de jóvenes y una columna de maquinaria a construir vías de penetración en el sur, a construir carreteras, puentes y a reparar escuelas”. Nada del discurso de Chávez ayer fue metafórico. Ocho batallones de castrenses venezolanos se aunaron a las “brigadas especiales” formadas por voluntarios civiles, y se adentraron en la “zona roja” del país que bordea con Colombia. Tratándose de uno de los sectores más empobrecidos del país, el “proyecto de acción inmediata” sería una muestra de la manera por la cual Chávez piensa resolver la condición desesperada de la población rural en Venezuela.
Pero el “huracán Hugo” no piensa parar allí. Esta es sólo “la primera oleada”, afirmó el primer mandatario, quien anunció un acto masivo del ejército venezolano para conmemorar el Caracazo del 27 de febrero de 1989 –una serie de disturbios populares en Caracas que dejaron entre 300 y 1000 muertos–. “Como hace 10 años las fuerzas armadas saldrán a la calle –afirmó Chávez–, pero esta vez no para echarle plomo al pueblo, sino para atender a su salud, su seguridad y sus servicios”.
Aunque con todo esto el presidente parece mantener el impulso de su apoyo popular, también hay riesgos. Además de estar trenzado en una lucha de posición con la oposición en su Congreso por su proyecto de reforma constitucional, Chávez terminó de agregar ayer a su lista de enemigos a la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), el principal sindicato del país. Chávez parece querer desligarse del aparato sindical que le legaron los partidos tradicionales de Venezuela, y llevar a cabo políticas laborales independientes de los sindicatos “ilegítimos”. En efecto, anteayer Chávez decretó unilateralmente un aumento del 20 por ciento en el salario de los empleados públicos, dejando los salarios privados en manos de los empresarios. La CTV se lavó las manos de todo el asunto, afirmando que “no participaremos donde no se nos ha invitado. El aumento será única y exclusivamente responsabilidad del gobierno”.
Como una medida que afecta sus bases “populares”, la jugada de Chávez es riesgosa, y lo es aún más porque se profundizan los temores de que se forme un bloque disidente en su propia coalición, el Polo Patriótico. El jueves, un colaborador cercano a Chávez, el abogado e historiador Jorge Olavarría, abandonó el gobierno al considerar que los métodos del primer mandatario eran “dictatoriales”. Pero Chávez sigue mostrándose decidido, y respondió a amenazas de la oposición de Acción Democrática de denunciarlo a la Internacional Socialista por “totalitario” fulminando “que me denuncien al mismo protocolo del infierno. Yo no voy a dar marcha atrás. Estaré al lado del pueblo”.
Pero ayer Chávez sufrió un revés cuando la titular de la Corte Suprema, Cecilia Sosa, anunció que no participaría en las deliberaciones sobre los recursos de nulidad presentados contra el referéndum. Sosa había impulsado rápidamente la aprobación del proyecto de Chávez cuando éste lo presentó, y su ausencia en la corte podría significar el comienzo de bloqueos judiciales al presidente. Sosa insistió en que “considero más sano que no me involucre”.

 


 

QUIENES SOLVENTAN LOS GASTOS DE PINOCHET EN LONDRES
Los amigos del “Tata” le pasan plata

t.gif (862 bytes) Augusto Pinochet no está solo. El ex dictador chileno cuenta con el apoyo político y financiero de una vasta red de amigos británicos y chilenos que pagan las costas del proceso, sus gastos personales y alientan campañas de imagen. Según una información publicada anteayer por el diario británico Financial Times, este grupo ha recaudado más de tres millones de dólares. Existen dos cabezas visibles, la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, y el empresario chileno Hernán Briones.
En un artículo sobre el caso Pinochet, el diario económico afirma que el senador vitalicio sabe bien que cuenta con amigos ricos e influyentes que están dispuestos a brindarle apoyo financiero y político cualquiera que sea el resultado del fallo de la Cámara de los Lores sobre la inmunidad soberana del general. Siete jueces lores que integraron el panel que entendió en la nueva vista de apelación sobre la inmunidad de Pinochet, que finalizó el pasado 4 de febrero, analizan actualmente el fallo, que se dará a conocer en las próximas semanas. Según el Financial Times, Pinochet cuenta con el apoyo de la ex premier Margaret Thatcher; Patrick Robertson, ex director de comunicaciones del fallecido empresario multimillonario James Goldsmith, y Charles Alexander, destacado inversor del sector bancario, que lleva más de veinte años haciendo negocios con Chile. Desde su detención el pasado 16 de octubre, numerosos políticos y seguidores de Pinochet han aparecido ante las cámaras de televisión en Londres para criticar el proceso legal.
El Financial Times dice que las 10.000 libras (unos 16.000 dólares) mensuales de renta de la propiedad donde está viviendo Pinochet en las afueras de Londres son sufragadas por una compañía cuya identidad se mantiene por el momento en secreto. La compañía forma parte de un grupo de hombres de negocios que ha acordado cubrir otros dos gastos, los correspondientes a la batalla legal y una campaña de relaciones públicas destinada a apoyar el retorno de Pinochet a Chile. Asimismo, el Financial Times señala que el general cuenta con el apoyo de hombres de negocios chilenos, como Carlos Janeeus, director del Centro para los Estudios Contemporáneos en Santiago, quien ha asegurado que el programa de privatizaciones impulsado por el senador cuenta con el apoyo del sector industrial. Una de las principales figuras que lo apoyan es el presidente de la Fundación Pinochet, Hernán Briones, quien hace cinco años organizó la primera visita de Thatcher a Chile. Briones junto con el ex ministro de finanzas Carlos Cáceres y el empresario del sector inmobiliario Hernán Guiloff son los tres firmantes de una cuenta especial abierta con el Banco de Chile poco después del arresto de Pinochet en octubre. El diario añade que Ricardo Claro, uno de los hombres más ricos de Chile, también está ayudando a costear los gastos de Pinochet en la capital británica.

 

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