The Guardian
de Gran Bretaña
Por Mike Ellison
Desde Nueva York
En una época
fue Madonna. Ahora, la nueva querida de las clases chismosas de Manhattan
es Monica Lewinsky. Cada una de sus actividades banales se archiva y se comenta en el
banco de datos de las celebridades: Monica y su mami discuten en un restaurante, Monica va
de compras, Monica se compra un bagel, Monica se refugia en su habitación de hotel,
Monica sale con una bufanda que oculta sus facciones (pero no lo suficientemente bien).
Pero, ¿qué va a hacer esta muchacha con su fama, construida como está sobre ningún
otro talento discernible que el de buscar trabajo y ganar una notoriedad vacía? Fue sólo
la proximidad al poder lo que le dio un lugar en la escena mundial, y ahora, cuando el
Congreso cierra el caso y busca recordar qué solía ser antes de que ella apareciera en
escena, es el momento de que Monica convierta en metálico la única mercancía de valor
de que dispone: ella misma.
St. Martins Press, que ha pagado 625.000 dólares por el honor, espera recibir
cualquiera de estos días el manuscrito terminado de Monicas Story (La
historia de Monica), por Andrew Morton. Ya ha aparecido una portada en tapa dura en
la página web de la librería virtual Amazon en Internet, prometiendo 288 páginas al
precio reducido de 17,46 dólares. O, si usted prefiere, la versión en casete por 12,60
dólares. No se ha fijado una fecha de publicación, aunque se espera que la obra del
autor de Diana: su verdadera historia va a estar en las librerías a fines de este mes,
una vez que Lewinsky haya quedado liberada del silencio que le impuso Kenneth Starr, el
fiscal independiente cuya investigación de las actividades de Clinton llevó al juicio de
destitución.
St. Martins ha ordenado una tirada inicial de hasta 400.000 ejemplares, y las ventas
van a ser estimuladas por una entrevista en ABC para Barbara Walters, la gran dama de la
tele. Barbara, según dice alguien de adentro del canal 4, que ha pagado por su propia
entrevista, sólo quiere hacer que Monica llore. Barbara puede sufrir una desilusión.
Cualquiera que haya visto el desempeño desenvuelto y locuaz de la licenciada en
psicología en el testimonio ante el Senado hace una semana vestida en las ropas de
una mujer del doble de sus 25 años sabe que no se trata de alguien que necesite de
terapia por fobia a las cámaras.
El de Lewinsky dista de ser el único libro que está en camino. El primero después del
trabajo de Morton va a ser Demasiado humano: una educación política, del ex asesor
político de la Casa Blanca George Stephanopoulos, a quien Little Brown le ha dado un
adelanto de 3 millones de dólares. Pero el público es meramente humano y Laurence
Kirshaum, de Time Warner Trade Publishing, dueña de Little Brown, advierte que de
aquí a 60 o 90 días este tema puede convertirse en un gran bostezo.
Michael Isikoff, un periodista de Newsweek, debe esperar que no sea así: su libro
Develando a Clinton es esperado para abril. Otros competidores incluyen a Jeffrey Toobin
del New Yorker con su libro Una vasta conspiración: la verdadera historia del escándalo
sexual que casi desbancó a un presidente. Los profetas británicos están representados
por los títulos Nadie más a quien mentirle: la triangulación de William Jefferson
Clinton, por Christopher Hitchens, y El placer del sexo: Bill Clinton y la conquista del
puritanismo, por Alexander Cockburn, cuyo libro está previsto peligrosamente
para fines de mayo. Todos ellos van a terminar en las mesas de saldo dijo un
hombre de a Casa Blanca. Los últimos seis meses han sido como mascar el mismo
chicle: ya no queda nada de sabor.
¿Qué queda entonces para Monica? Tal vez todavía ande dando vueltas el supuesto novio
que hace cine independiente. Las cuentas de los abogados ciertamente van a seguir allí.
También seguirán los canales noticiosos de cable que emiten las 24 horas, siempre
ansiosos de temas con contenido,y el resto de los medios, que necesitan
material para cubrir las efemérides.
En una cultura donde Jimmy Carter es recordado como el alegre incompetente que nunca dejó
de ser un cultivador de maní y Gerald Ford será siempre el tipo que no podía caminar y
mascar un chicle al mismo tiempo, tal vez el futuro rol modelo para Monica sea el de
Fergie, publicitando una dieta por televisión y firmando libros en eventos de escasa
concurrencia.
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