Por Carlos Rodríguez "Yo
no entré a la SIDE durante el gobierno militar, ingresé en democracia." Alberto
Ricardo Dáttoli, el agente de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE), que está
preso por la muerte de Sofía Fijman, aplastada por un portón de la Escuela de
Inteligencia nacional, dice una verdad a medias. Es cierto que entró a la SIDE en 1975,
durante el mandato de un gobierno constitucional, pero luego siguió en funciones
"operativas" durante toda la dictadura, que en 1976 designó titular de ese
organismo, padre de la represión, al general Otto Carlos Paladino, jefe primero y luego
socio del mítico paramilitar Aníbal Gordon, a la sazón compañero de Dáttoli en esos
años. La mentira del agente --que queda en evidencia en documentación a la que tuvo
acceso Página/12-- fue avalada con el silencio del actual titular de la SIDE, Hugo
Anzorreguy, a quien la Justicia ordenó investigar por presunto encubrimiento en la causa
Fijman, dado que se habrían eliminado pruebas que incriminarían a Dáttoli y tal vez a
otro miembro de la central de inteligencia.
"La muerte de mi madre fue filmada por las cámaras de TV que
tiene el sistema de seguridad de la Escuela de Inteligencia, pero técnicos de dos canales
(el 9 y el 13) y de otra empresa del medio me aseguraron que fue cortado un tramo de la
cinta entregada por la SIDE. ¿Qué es lo que han querido ocultar?." Un matrimonio
australiano, de paseo en Buenos Aires, fue testigo del hecho, ocurrido a las nueve de la
noche del 26 de febrero de 1998. El matrimonio Zapia dijo haber visto a un hombre que
acompañaba a Dáttoli y que estaba usando un teléfono celular. "Ese hombre que los
dos testigos aseguraron ver, no aparece en ninguna escena."
Sofía Fijman vivía en Cerrito 1152, a poco más de una cuadra de la
Escuela de Inteligencia, ubicada en Libertad 1235. La mujer solía darles de comer a los
gatos que buscaban refugio en la sede de la Escuela y en alguna ocasión, según le había
contado a su hijo Marcelo Socolinsky, fue amenazada por Dáttoli, quien cumplía guardia
en el edificio. La noche fatal, Sofía introdujo un brazo entre los barrotes del portón
para acariciar a uno de los gatos. La mano quedó atrapada y el grueso portón de hierro
--pesa cinco mil kilos-- se fue cerrando lenta e inexorablemente hasta que "le
reventó la cabeza --dice Socolinsky conmovido--, sin que Dáttoli hiciera nada para
evitar la muerte".
"El señor Zapia declaró que detuvo con sus manos el avance del
portón durante un minuto, que es mucho tiempo, hasta que no pudo aguantar más. ¿Por
qué Dáttoli no hizo nada para interrumpir el avance de la reja, que tiene un mecanismo
simple, con tres pasos: abrir, cerrar y detener?". El agente de la SIDE, que está
acusado de "homicidio y coacción", está preso en la Unidad 16 del Servicio
Penitenciario. En su descargo dijo que accionó la reja "en forma accidental"
dado que "tropezó" justo cuando Sofía Fijman quedaba atrapada en los barrotes
y accionó el botón "sin ninguna intención". El sistema de seguridad tiene
ocho cámaras que muestran el portón por medio de 16 monitores, pero Dáttoli no atinó a
nada. Socolinsky denunció a Dáttoli como represor con posible actuación en el centro
clandestino de detención conocido como Automotores Orletti, en el que descollaron Otto
Paladino y Aníbal Gordon. La "declaración jurada de historia personal" del
agente Dáttoli, que tiene carácter "confidencial", confirma que ingresó a la
SIDE el 20 de agosto de 1975, durante la última etapa del gobierno de Isabel Perón. Y
después siguió en funciones hasta el presente, actuando como "operativo" bajo
el nombre "supuesto" de "Andrés Daur", según consta en forma textual
en un documento suscripto el 20 de abril de 1978 por Ramiro Hernández, cuyo sello lo
identifica como "Director Interino 53" de la SIDE en aquella época.
El documento, que tiene un sello que dice "secreto", aclara
que Dáttoli tenía "tarjeta de identificación interna" número 52.293, que
realizaba "actividad riesgosa" y que incluso hacía "trabajos
extraordinarios". Dáttoli nació el 23 de marzo de 1950, vivió en Chile 2122 de la
Capital Federal y en la actualidad, hasta su detención, se había mudado a José León
Suárez, junto con su esposa y su hija de 16 años.
Recordó que en la noche en que murió su madre, a la Comisaría 15ª
--que intervino en el hecho-- llegaron tres hombres de la SIDE, entre ellos el ex juez
José Domingo Allevato, actual director de Asuntos Jurídicos del organismo. Otro de los
funcionarios se presentó ante Socolinsky como "Lucas, un porongo (jefe) de la
SIDE". Ese personaje le comentó, en referencia a Dáttoli: "Ese tipo es un hijo
de puta". Dáttoli comentó después, ante periodistas de la TV que lo entrevistaron,
que se sentía "abandonado" por la SIDE y que no pensaba "comerse"
solo "el garrón".
Las perlas negras del legajo
Por C.R.
En el legajo personal de Alberto Ricardo
Dáttoli figuran algunas perlas, entre ellas una "oración" que lleva la firma
de Manuel Augusto Grego Camps y que fue pronunciada el 5 de junio de 1975, en el octavo
aniversario de la iniciación de cursos en la Escuela Nacional de Inteligencia. El texto,
en clave fundamentalista, advierte sobre los negros días por venir después del 24 de
marzo de 1976. "Has Señor, que seamos fieles intérpretes de tus principios
inmutables, y que sepamos aplicarlos a toda ciencia y a toda técnica, para ser lo que Tú
quieres que seamos, acrecentando desde el fondo de la historia nuestra proyección patria
hacia la infinitud".
"Señor, Supremo Legislador del
Universo, principio y fin de la vida" es la frase que abre la "oración".
Luego se pide a Dios que haga comprender a los hombres de la inteligencia "la
encarnada esencia de la justicia surgente" para poder "plasmarla en defensa de
los valores emergentes" y de ese modo "iluminar con Vuestra Luz los senderos de
la patria, para que la metafórica perennidad de los laureles, no sea otra cosa que el
reflejo centellante de Tu Gloria".
Las instrucciones que figuran en la
"declaración jurada de historia personal" que firmó Dáttoli, tienen también
algunos detalles curiosos y hasta parece que se pusiera en duda la capacidad intelectual y
el sentido común de los aspirantes. Los nuevos miembros de la SIDE debían especificar
"raza, color de ojos, estatura, color del cabello y peso, cicatrices, defectos
físicos o señas distintivas". Para que no hubiera errores, se aclaraba: "La
raza puede ser blanca, negra, amarilla, cobriza".
Hasta en los aspectos más comunes, como
nombre, apellido o sexo, se aclaraba por las dudas: "Si no hay segundo nombre escriba
N.S.N" o "haga una marca en la casilla apropiada para Señor-Señora o
Señorita". También se solicitaba una explicación detallada sobre "alias,
apodos, seudónimos y sobrenombres", pero también sobre "cambios de nombre no
debidos al matrimonio", lo que indicaría la posibilidad de que se recibiera a
alguien que viniera de la clandestinidad y que lo aceptara abiertamente.
Por último, los aspirantes firmaban un acta
sobre "mantenimiento de secreto" y tomaban conocimiento de las penalidades que
podría caberle en caso de no respetar las normas vigentes. Además de las sanciones
previstas en el Código Penal, se comprometían con lo establecido en el artículo 13,
inciso primero, de la "ley secreta" número 19.373, correspondiente al Estatuto
para el Personal Civil de Inteligencia de la SIDE y de las Fuerzas Armadas. Por él
estaban obligados a "guardar fidelidad y lealtad con el organismo manteniendo el
secreto sobre todo aquello que tomase conocimiento o llegase a saber en razón de sus
funciones". |
|