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TOMAN DECENAS DE EMBAJADAS POR CAPTURA DEL LIDER KURDO OCALAN
Todos los kurdos juntos, ahora

Indignados porque su líder Ocalan cayó en manos turcas, militantes kurdos ocuparon embajadas y tomaron rehenes en toda Europa.

El líder separatista kurdo Abdulá Ocalan en marzo en conferencia con el moderado Jalai Talabani.
Los militantes kurdos ocuparon decenas de embajadas de Grecia y de Kenia, las "naciones entregadoras".

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t.gif (862 bytes)  Rociándose con gasolina, amenazando con prenderse fuego como bonzos, centenares de militantes kurdos tomaron rehenes y ocuparon embajadas y consulados a lo largo de Europa, en protesta contra la captura de su líder Abdulá Ocalan por las autoridades turcas. En una operación coordinada, los kurdos penetraron ayer a la madrugada en representaciones diplomáticas de Grecia y de Kenia en Holanda, Dinamarca, Suecia, Bélgica, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Austria, Suiza, Rusia e Italia. En muchos casos, expresaron su indignación destruyendo los muebles y los archivos. Para el gobierno de Ankara, Ocalan es el Enemigo Público Número 1 desde que el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) se levantó en armas hace 15 años para luchar por la independencia de los 12 millones de kurdos que viven en el sur de Turquía.

En una operación secreta, el dirigente fue trasladado desde Kenia hasta Turquía entre la noche del lunes y la madrugada del martes. Lo único ratificado por el premier turco Bulent Ecevit es que Abdalá Ocalan está en su territorio. Las encontradas versiones sobre la detención coinciden en que se produjo luego de que el líder kurdo abandonara, por motivos aún no clarificados, la embajada griega en Nairobi, capital de Kenia. "Ocalan fue evidentemente arrastrado fuera de la embajada con la ayuda y el conocimiento de Grecia", denunció Britta Bohler, una de las abogadas de Ocalan. "No sabemos si está siendo torturado", añadió. El ministro de Relaciones Exteriores de Kenia, Bonaya Godana, declaró que su gobierno "nunca" hubiese aceptado la expulsión a Turquía, "donde puede ser condenado a muerte". Ocalan había abandonado su residencia en Siria en 1998, tras la intervención política de Turquía. A fines de ese año fracasó su petición de asilo político en Italia, y abandonó el país con un destino incierto que se develó ayer.

Las reacciones a los militantes kurdos fueron violentas, e inmediatas, tanto en Europa como en el Medio Oriente y hasta en Australia. Funcionarios europeos que tuvieron un vociferante portavoz en Danielle Mitterrand, la viuda del presidente socialista francés, dudan de que Turquía sea capaz de ofrecer un juicio justo, y anticipan que la condena será a muerte, una pena habitual en los tribunales turcos. En Italia, Francia, Bélgica, Francia, Suecia y en algunos consulados griegos de Alemania, los kurdos levantaron ayer mismo su ocupación, después de haber sido invitados u obligados a hacerlo por la policía.

En las restantes legaciones --como también en la ocupada sede de la ONU en Ginebra--, la situación permanece en calma, pero aumentan los grupos de apoyo que se mantienen en el exterior de los edificios ocupados. Con el jefe de la Policía Federal suiza, Urs von Daeniken --quien afirmó que la situación debe "tomarse muy en serio"--, coincidieron los responsables policiales de las restantes ciudades europeas. Los kurdos que permanecen encerrados disponen de gas y de benzeno con el que amenazan inmolarse. Tres mujeres ya lo hicieron en Alemania y, aunque fueron detenidas, están ahora agonizando en los hospitales. Además de la suerte de Ocalan, ahora queda abierta la cuestión de si la población kurda en Turquía podrá respirar tranquila, o si la situación no se extremará. Desde hace décadas, los kurdos viven entre la presión de los kurdos militantes y el acoso y la violencia de las fuerzas de seguridad turcas.

 

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