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PESE A QUE LA FUERZA AEREA LE PROHIBIO ARROJAR MUÑECOS AL RIO
Charly generó una polémica nacional

Luego del conflicto entre el músico y Hebe de Bonafini revelado ayer por Página/12, el cruce de opiniones sobre la controversial idea de homenajear a los desaparecidos recreando los vuelos de la muerte ascendió al grado de debate nacional.

Charly García afirmó ayer que de ninguna manera intentó ofender la memoria de los desaparecidos,

Por Victoria Ginzberg

t.gif (862 bytes) El encontronazo de Hebe de Bonafini y Charly García adquirió ayer ribetes de polémica nacional, generando un amplio debate sobre los límites en el tratamiento artístico de la problemática de derechos humanos. El debate superó en parte la cuestión planteada, sobre todo después de que a última hora la Fuerza Aérea recordara en un comunicado que está prohibido que en la zona del recital del 27 de febrero, Puerto Madero, las aeronaves que circulen arrojen objetos. “Si Charly quiere utilizar helicópteros durante el show podrá, lo que no podrá hacer es llevar adelante su idea de arrojar maniquíes al río como homenaje a los desaparecidos”, explicó por la noche una fuente del gobierno porteño, responsable del show de la discordia. Charly, en tanto, afirmó que sólo intenta volcar la conciencia de los jóvenes hacia la problemática de los derechos humanos, y dijo que “de ninguna manera” pretendió ofender a Madres de Plaza de Mayo con su audaz idea de los helicópteros recreando los “vuelos de la muerte”. “Quiero que nunca más vuelva a pasar lo que pasó en este país, y además, más bien que me siento amigo de Hebe”, dijo. El manager del músico intentó ayer un encuentro con la dirigente, pero desistió cuando la notó enojada. Hebe aseguró, por su parte, que se quedó esperando, en vano, un llamado para fijar un encuentro.
El debate, fogoneado por la amplia repercusión de la tapa de ayer de Página/12, exhibió un dilatado espectro de opiniones. La idea del músico originó hechos notables, como por ejemplo que Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, coincidiera con la postura de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, de Hebe de Bonafini. “Nos oponemos con preocupación y amargura a lo que finalmente podría ser una desdramatización de los horrores que vivieron nuestros hijos”, dijo Línea Fundadora en un comunicado. Sin embargo, esta posición no fue unánime dentro de los organismos de derechos humanos y tampoco entre personajes del ámbito cultural. “La sociedad argentina necesita de cosas contundentes para ver lo que pasó. Lo que no me parece aceptable es que paguen la organización los radicales, que permitieron que los que tiraron esos cuerpos sigan en libertad”, opinó Raquel Robles, de la agrupación HIJOS.
El secretario de Cultura de la Ciudad, Darío Lopérfido, responsable del ciclo “Buenos Aires Vivo 3”, que cerrará con la actuación de García, aseguró que, cuando el artista “planteó hacer un homenaje a los desaparecidos, a los organizadores nos pareció una excelente idea”. Ante la evolución de los acontecimientos, el funcionario se puso a la espera de que el músico y los familiares de desaparecidos se pongan de acuerdo, sin intervención de terceros. “Históricamente, mi gestión ha respetado el derecho de los artistas de hacer lo que quieran en el escenario, salvo que su comportamiento pudiera ofender a minorías o mayorías de cualquier tipo. En ese caso estamos apostando a que la situación se dirima entre las partes, antes de que el conflicto pase a mayores”, precisó Lopérfido. “Sí nos parece que, en principio, no se puede homenajear a los desaparecidos contra la voluntad de los familiares de desaparecidos.”
Hubo distintos puntos de vista generacionales sobre el conflicto. “Si Charly siente que su mensaje debe ser expresado brutalmente, sin metáforas, me parece bien. Desde lo afectivo puede ser duro, pero a mí me interesa que la gente tome conciencia de lo que pasó y no deje que los milicos vivan en libertad. Lo de Charly es una opción estética, lo macabro es lo que hicieron los milicos”, cargó Robles, de HIJOS. Línea Fundadora de las Madres coincidió con Bonafini, quien había asegurado que “no se puede usar la muerte para un show”. “Queremos un arte al servicio de la verdad histórica y del pueblo, no un arte publicitario al servicio del espectáculo”, subrayaron. En representación de este grupo, Nora Cortiñas le dijo a Página/12: “Charly es un ídolo, está en nuestras casas, nuestros nietos lo escuchan pero esta vez se equivocó. No creo que tenga malas intenciones, pero no es la forma. Es libre de hacer lo que quiera pero provocaría nuestro enojo”. Estela Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, tampoco duda de la buena voluntad del artista, que por su trayectoria se ha ganado el respeto de los militantes de derechos humanos. “Yo lo invitaría a que me explique qué quiere conseguir con eso”, afirmó. Sin embargo, aseguró que “personalmente a mí y a miles de personas no nos va a gustar revivir el instante más terrible por el que atravesaron nuestro hijos”. Según afirmó, Carlotto preferiría que se rinda “un homenaje a la vida y no a la muerte de los desaparecidos”.
Fuera del ámbito de los organismos, numerosas personalidades vinculadas con los derechos humanos coincidieron con la idea que no se puede hacer un homenaje a los desaparecidos sin el consenso de las Madres. Sin embargo, para muchos otros, en cambio, lo que no se puede es poner límites a la expresión artística. “Más allá de la buena intención o que se quiera concientizar a los jóvenes, no se puede hacer algo si hiere a los familiares. El lo puede entender como homenaje, pero el mensaje también depende de quién lo recibe”, aseguró la ex subsecretaria de Derechos Humanos, Alicia Pierini. Para el diputado frepasista Juan Pablo Cafiero, en cambio, “no se pueden tener opiniones políticas sobre el arte”. “Desde lo personal me puede generar una sensación macabra, pero que no hace más que mostrar lo que pasó en la realidad”, afirmó el legislador. Según Cafiero, así como hubo películas o hay poemas en que se reflejaron los vuelos de la muerte, esta situación puede ser plasmada por cualquier artista. “Otra cosa es ver los resultados”, terminó.
Entre los músicos, escritores, teóricos y cineastas, la propuesta de Charly también fue motivo de polémica. Muchos trataron de conciliar la idea del músico con el respeto y la admiración que sienten por la lucha de Bonafini. Pero algunos fueron más contundentes y tomaron partido: “La idea de Charly me parece horrible. Hebe tiene razón al decirle que no haga un show con la muerte. Yo, además, le diría a Hebe que no haga show. A Charly no puede pedírsele seriedad ideológica, pero si lo veo en la revista Gente abrazado con Menem, si leo que lo va a votar y después lo escucho diciendo que homenajeará a los desaparecidos..., no le creo nada”, consideró el escritor José Pablo Feinmann. Con otras palabras, Federico Zypce –músico y autor de “Nuevo Muerto”, obra conceptual sobre los centros ilegales de detención– también criticó más al músico que a su idea. “No se puede mostrar el horror sin estetizarlo. El arte erotiza las cosas sobre las que habla y éste es un tema que, encima de ser extremadamente delicado, es fácil de estetizar. Lo de Charly es una apuesta fuerte, pero si después de eso canta ‘Say No More’, no tiene sentido. Hebe lo entendió y actuó en consecuencia. Lo de Charly es un mamarracho”, afirmó.
El escritor Abelardo Castillo apoyó a Bonafini. “Sin conocer el problema a fondo a priori, me quedo con la opinión de quien viene trabajando desde adentro de la cuestión de los desaparecidos desde hace casi treinta años”. Para Castillo no hay aquí un debate sobre los límites del arte porque, afirmó, “primero habría que discutir si tirar muñecos desde un helicóptero implica un hecho artístico”. “El único cuidado que se me ocurre tendrán que tomar en este caso es el de no matar a alguien de un muñecazo en la cabeza”, agregó con humor. “Cuando escuché la idea me sonó medio rara, tuve la impresión de que algo estaba mal”, afirmó Alejandro Dolina, cauto. “De buena o mala fe, la costumbre es transformar los actos más jodidos de la humanidad en espectáculo es algo que crece: no hace mucho hubo en Italia un desfile de modas con las ropas de Auschwitz”, afirmó el teórico de la comunicación Aníbal Ford. Para el catedrático, “los muñecos no sólo sirven para activar la memoria histórica, sino que corren el riesgo de distorsionarla o de trasformar el dolor en mercancía aunque se done lo recaudado”.
Charly también tuvo quienes lo apoyaron o creyeron entenderlo. Aunque muchos de los que lo respaldaron remarcaron la necesidad de tener en cuenta la opinión de las Madres de Plaza de Mayo. “Pienso que la idea es buena. Si se hace con seriedad puede ser algo impactante y en este caso elimpacto sirve”, aseguró el filósofo Rubén Dri. No obstante, evaluó, “el juicio de Hebe pesa mucho y hay que tenerlo en cuenta. Ella siente que se va a montar un show para jugar con la muerte, sin embargo pareciera que la idea de Charly es recordar el hecho y confío en que él es capaz de hacerlo bien”. El cineasta Eduardo Milewicz, quien se calificó “un incondicional de Charly”, defendió su trayectoria. “La figura de Charly, durante la dictadura, tuvo para mí el valor de focalizar una zona de la resistencia. En sus manos, la memoria funcionó como contraseña”, precisó el director de La vida Según Muriel. “La misión de Charly en relación al tema desapariciones es muy conocida desde el lugar juglar burlón irrespetuoso y duende necesario. Muy distinto al de Hebe, que representa la verdad concreta. No creo que haya desacuerdos entre ellos, sino desajustes y eso es maravilloso”, continuó Milewicz, autor de una novela llamada Boulevard García.
Para Andrés Giménez, cantante y guitarrista de ANIMAL y Mosqui, integrante del grupo de rock las Manos de Filippi, Charly no debería, necesariamente, convocar a las Madres para hacer su homenaje. Mosqui cree que “estaría bien hacer un acto más directo. En un momento en el que el rock está lleno de letras vacías y hay tanto aletargamiento, hace falta que alguien diga las cosas de frente. Lo que Charly planea es fuerte y el arte tiene que ser algo fuerte. Lo que no sé es si está bien convocar a las Madres para hacerlo”, aseguró. Giménez también dijo que “el problema es hacer el espectáculo de esta manera y además invitar a las Madres”. “No creo que García utilice esto para hacer prensa ni para hacerle mal a nadie. Entiendo a Hebe y creo que hay otras formas más ‘diplomáticas’ de hacer con lo que se busca representar, pero cada uno es libre de hacer lo que quiere”, afirmó el cantante de ANIMAL.
El cineasta Eduardo Mignogna se encolumna entre los que piensan que “el arte tiene límites”. “Cuando no se comprende lo que se hace en arte, se apela a la conciencia ética del que lo realiza. Cuando no entiendo algunas partes del Guernica, recurro a lo que conozco del pensamiento de Pablo Picasso sobre el fascismo. Pero no sé cuál es el pensamiento de García”, dijo el director de El Faro, Mignogna agregó: “Tengo miedo a que dentro de unos años nos diga que mientras uno discutía seriamente sobre este tema Charly se estaba muriendo de risa. Ojalá que no. Y que lo guíen las mejores intenciones”.

 

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