Por Adrián H. Mouján
No voy a seguir
durmiendo con el enemigo. De manera terminante, Ramón Palito Ortega le
anunció a su equipo de campaña que se cansó de ser la Julia Roberts golpeada por el
menemismo y ratificó que no me voy a bajar de la precandidatura. Además el
tucumano cuestionó en un duro documento las operaciones menemistas tendientes a destrozar
a Eduardo Duhalde (y a él mismo) y reafirmó su acuerdo con los bonaerenses para
dividirse entre los dos sectores a los integrantes de la Junta Electoral e impedir que el
oficialismo postergue la interna del peronismo.
Luego de que Carlos Lole Reutemann dijera que aún sigue estudiando lanzar su
precandidatura presidencial (ver página 5), Ortega y su comando de campaña se reunieron
durante más dos horas en el Hotel Castelar para cerrar filas y ultimar los detalles para
evitar que una presión presidencial lo baje de la candidatura. En ese encuentro se
redactó un durísimo documento que destacaba el trabajo realizado por Ortega como
funcionario, y que extendía una factura hacia el Presidente, por lo que el mismo senador
tucumano definió como falta de lealtad.
En respuesta al aval presidencial a la candidatura del senador santafesino, Ortega pidió
alertar a los compañeros que organizan operaciones e impulsan candidaturas de los
medios sin el cumplimiento de razonables pasos previos que sustentan una carrera
presidencial, que no hacen más que obligar a los propios involucrados a danzar un minué
que no siempre los valoriza ante la sociedad.
También señaló que las elecciones internas nos deben permitir a los peronistas
seguir conduciendo los destinos del país. Por ello no pueden ser bastardeadas, ni ser
utilizadas para la destrucción política de ningún compañero. Este párrafo es
una muestra clara del acercamiento, más por necesidad que por afecto, entre Duhalde y
Ortega. Voceros del tucumano negaron que se acuerde una fórmula antes del 11 de abril,
aunque abrieron una hendija: Si las cosas se desencadenan, puede ser.
Según relataron a Página/12 participantes de la reunión, la bronca le impidió a Ortega
separar a Menem de las críticas hacia los principales escuderos del jefe de Estado.
El Presidente ya empezó a asumir las responsabilidades de las maniobras de sus
operadores, dijo Ortega durante el encuentro con su gente. El tucumano, conocedor de
cómo se mueven en el menemismo, apuntó al senador mendocino, Eduardo Bauzá, y al
ministro del Interior, Carlos Corach. Corach es un duro crítico de Ortega, a quien
siempre acusa de esperar todo del Gobierno y ser poco activo para caminar el país.
El martes, en el acto de lanzamiento del ministro de Justicia, Raúl Granillo Ocampo, como
precandidato a jefe de Gobierno, uno de los operadores de Ortega le transmitió a este
diario toda la furia que su jefe no podía expresar en ese momento porque estaba rodeado
de miembros del gabinete. Estuvimos trabajando durante tres años. Demostramos
fidelidad cuando dijimos que nos bajábamos si Menem en el 98 conseguía la re-re.
Ahora con esto del Lole nos están recagando. Corach se puede ir bien a la m....,
gritó el dirigente del orteguismo.
El senador tucumano también le hizo un encargo a su jefe de campaña, Pablo Fontdevila.
En la próxima reunión con (César) Arias mantenemos el mismo reclamo. Cinco para
nosotros y cinco para los duhaldistas, el resto que los repartan entre los que
quieran. Ortega hacía referencia a que mantendrán el acuerdo tácito con Duhalde
para dividirse la Junta Electoral e impedir el acceso de Reutemann y Adolfo Rodríguez Saa
a la misma.
Otro de los asistentes al encuentro señaló: Muchos dirigentes no lo conocen y
evaluaron a Ramón como si fuera un político más. Pero es un hombre que tiene otra
concepción de las cosas. Lo han subestimado. Sintonizando la misma onda que los
bonaerenses, Ortega les reclamó a sus delegados al Consejo nacional que sostengan y
defiendan la fecha del 11 de abril como el día en que los peronistas elegirán a su
candidato. En lo que respecta a la contienda electoral, el orteguismo confirmó que
cerrarán lacampaña con un acto el 3 de abril en River Plate, que presentarán listas
para restarle poder a Duhalde en la provincia de Buenos Aires y que seguirán recorriendo
todo el país.
LOS DUHALDISTAS VEN UNA MANO NEGRA DETRAS DE
LOLE
Esto termina en la re-re
Por Felipe Yapur
El camino del Lole
Reutemann, elegido por el oficialismo, termina en la re-reelección de Carlos Menem,
fue el análisis que hizo el duhaldismo cuando ayer tomó conocimiento del todavía
meditado lanzamiento presidencial del senador Carlos Alberto Reutemann. Pero fue un poco
más y aseguraron que más allá de la decisión que tome el ex corredor de Fórmula Uno,
la imagen de Ramón Ortega como el delfín del Presidente quedó desdibujada y se
debilitó como candidato. Sin embargo, nadie en el ultraduhaldismo niega la
posibilidad de que todas estas maniobras del oficialismo terminen acercando al gobernador
y a Ortega, una situación que, sin duda, es un resultado no buscado por Menem.
Duhalde prefiere por ahora no escuchar las lucubraciones rereeleccionistas que le acercan
sus colaboradores y continúa insistiendo en que Reutemann no confirmará su
precandidatura. La seguridad del bonaerense no se origina en sus colaboradores, él
personalmente habló con cada uno de los gobernadores que se reunieron con el Lole y
obtuvo la información de primera mano. Eso sí, nadie se atreve a confirmar que hubo
presiones sobre los mandatarios provinciales, pero las declaraciones radiales que ayer
hizo Duhalde al sostener que hay gobernadores sin convicción que aceptan apoyar a
otro candidato que aparece en forma imprevista, hace pensar en que existieron. Esto
tiene su razón de ser si se tiene en cuenta que los gobernadores que hablaron con el
Lole, Arturo Lafalla (Mendoza), Jorge Busti (Entre Ríos) y Jorge Obeid (Santa Fe), son
los que el duhaldismo considera como los más cercanos.
Esta seguridad produjo una serie de interpretaciones por parte de los operadores
duhaldistas. Uno de los voceros del bonaerense, que suele utilizar las transacciones
económicas para graficar lo que sucede en el peronismo, aseguró que la aparición del
Lole en la interna es lo más parecido a alguien que jura tener mucho dinero en el
banco, pero para que le crean tiene que mostrar por lo menos un cheque, y esto es lo que
Duhalde le está pidiendo porque está seguro de que no lo tiene. Eso sí, antes él ya
puso el suyo en la mesa.
Pero no es la única lectura, otros operadores, más proclives a los análisis
tradicionales, sostienen que cuando Duhalde confirmó el 11 de abril como el día de las
internas bonaerenses forzó al Presidente a llamar para el mismo día a las elecciones del
PJ nacional y así diluir el rotundo triunfo que pronostican para Duhalde.
Pero lo que no esperaba Menem es que tanto los gobernadores como los dos precandidatos
comenzaran a acordar las reglas que derivarían en las elecciones internas. El
Presidente vio que todo se le iba de las manos y largó la postulación del Lole. A Menem
le gusta jugarse a todo o nada y ésta fue una muestra más de su forma de hacer
política. En realidad, lo que está diciendo es decir que no hay mejor candidato que él
mismo y no le importó sacrificar a Palito, indicó a este diario un alto
funcionario de la Casa de Gobierno de La Plata.
No caben dudas de que el único sacrificado de esta ceremonia que significa la interna
justicialista es Ramón Ortega y ante ello el duhaldismo decidió sentarse a esperar que
los heridos se acerquen a buscar refugio. Si Ortega se une a nosotros, algo que no
descartamos para nada, se puede conformar una fórmula invencible, y a esto hay que
sumarle las buenas relaciones que ambos dirigentes mantienen con Domingo Cavallo y Gustavo
Beliz, anunció uno de los recién llegados a la campaña presidencial del
gobernador bonaerense.
El optimismo que reina en el duhaldismo con todas estas novedades llevó a que
proliferaran los nombres de los posibles compañeros de fórmula presidencial. El que más
sonó fue el de Ortega, pero también se escuchó el de Eduardo Menem: Al senador le
gusta la idea y con esto se acaba la interna porque nadie imagina al Presidente operando
en contra de su propio hermano, confió un integrante del equipo de la campaña
presidencial.
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