La
represión de las protestas por la caída del líder kurdo Abdulá Ocalan en manos turcas
empezó a cobrarse sus primeras víctimas. Agentes israelíes mataron a cuatro militantes
en el consulado de Israel en Berlín. El premier Benjamin Netanyahu envió una delegación
para investigar el incidente, que dijo lamentar. La televisión turca mostró
a Ocalan en el avión, después de que le sacaran la venda de los ojos, declarando
Amo a Turquía y al pueblo turco. Al mismo tiempo, llegaban noticias de que
Turquía inició operaciones militares contra los kurdos en el norte de Irak, que fueron
aprobadas implícitamente por la Casa Blanca.
Agentes de seguridad israelíes abrieron fuego ayer contra varias decenas de manifestantes
kurdos que intentaron irrumpir en el consulado israelí en Berlín, después de conocer un
agradecimiento del premier turco Bulent Ecevit al gobierno israelí por la captura de
Ocalan. El balance de la policía alemana fueron tres muertos y 17 heridos, de los cuales
uno ya murió, y otros siguen graves. Además, algunos policías alemanes resultaron
heridos con barras de hierro. El gobierno alemán se declaró conmovido por la
muerte de los tres kurdos, pero el canciller socialista Gerhard Schroeder fue terminante:
No podemos tolerar que se traiga a nuestras calles conflictos que no son los
nuestros, anunció. Más de 450 kurdos fueron detenidos en su país. La de Schroeder
es una inquietud compartida a lo largo de Europa, que durante el día de ayer presenció
desalojos de kurdos de consulados y embajadas, como también del edificio de las Naciones
Unidas en Ginebra o de la sede del Partido Socialista en Marsella. Pero en otras ciudades,
como en la embajada griega londinense, los kurdos mantienen la ocupación y han iniciado
una huelga de hambre a la espera de una solución pacífica.
Testigos presenciales afirmaron que los disparos de los agentes israelíes contra los
manifestantes se sucedieron en dos ráfagas, y sin previo aviso. Todavía no se precisó
si los agentes están acreditados como personal diplomático y en consecuencia gozan de
inmunidad. El gobierno israelí desmintió que hubiese prestado su auxilio en la captura
de Ocalan, pero el diario Haaretz de Tel Aviv consignó versiones de que el Mossad
cooperó con Turquía, país árabe pero no musulmán con el que mantiene buenas
relaciones desde hace 40 años, por medio de escuchas de las comunicaciones de los aviones
en que volaba. Según esta fuente, el Mossad proporciona al gobierno de Ankara
informaciones sobre el exilio kurdo. Preventivamente, Israel cerró sus embajadas y
consulados en Europa, y Kenia las 34 embajadas que posee en todo el mundo. En Washington,
el Departamento de Estado emitió una advertencia mundial a sus ciudadanos que
estén en el extranjero ante una posible reacción kurda.
La televisión turca mostró imágenes de Ocalan esposado y atado a su asiento, filmado en
el avión que lo llevaba de Kenia, donde fue apresado en la embajada griega de Nairobi, a
Turquía. Tras el arresto de Ocalan, que arriesga ser condenado a la pena de muerte, se
multiplicaron los pedidos desde Amnistía Internacional al ministro ruso de
Relaciones Exteriores Igor Ivanov para que su proceso sea equitativo.
Danielle Mitterrand señaló que Turquía tiene un historial espeluznante de
violación de derechos humanos. Los turcos han rechazado las recomendaciones europeas y
repudiado a los observadores internacionales, proclamando la independencia de sus
tribunales.
En Turquía, el apoyo al operativo comando del gobierno fue casi total. El septuagenario
premier socialdemócrata Bulent Ecevit, conocido como el conquistador de
Chipre por haber invadido la isla en 1974, recibió así un masivo apoyo para las
elecciones del 18 de abril. Hürriyet, el principal diario turco, publicó la foto de un
niño muerto en un ataque de la guerrilla con el epígrafe: Duerme, encontramos a tu
asesino. En turco, Asesino de bebés es uno de los apodos familiares de
Ocalan.
La cadena de televisión privada turca NTV anunció ayer que el ejército turco había
lanzado el martes una operación en el norte de Irak contra los rebeldes del Partido de
Trabajadores del Kurdistán (PKK), la agrupaciónseparatista que lidera Ocalan.
Respaldamos el derecho del gobierno turco de defenderse contra los
terroristas, declaró el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, James
Foley. Y agregó, confiadamente, que si las operaciones van más allá de la
frontera, tendrán una duración y dimensión limitadas, y respetarán a los
civiles.
REPRESENTANTES DE UNA ETNIA SIN ESTADO
La guerrilla trágica del PKK
Por J.C.S.
A falta de partidos
nacionalistas moderados, la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)
es el único referente en el imaginario colectivo de millones de campesinos kurdos del
sudeste de Anatolia o emigrantes en las grandes ciudades turcas o de la Unión Europea. El
Estado turco kemalista, forjado en un fuerte centralismo nacionalista tras el
desmembramiento del Imperio Otomano, hace 75 años, se ha negado a reconocer siempre los
derechos culturales de una etnia que agrupa a 12 millones de personas en su propio
territorio y a otras tantas repartidas entre Siria, Irak, Irán o el exilio.
Fiel a sus raíces marxistas-leninistas, el PKK impuso desde su fundación un descarado
culto a la personalidad hacia su líder, Abdulá Ocalan: un kurdo que casi siempre habla
en turco y que en 1984 desencadenó la lucha armada como única respuesta al histórico
problema de la minoría kurda.
Como ocurre en casi todos los pueblos sin Estado, el nacionalismo kurdo ha recurrido a una
identidad legendaria para reconstruir su propia historia imperios mesopotámicos,
cultos a Zoroastro en la base de una lengua y cultura propias. Pero las tribus, los
clanes kurdos, se dieron de bruces con la historia tras la I Guerra Mundial. Las promesas
de las potencias aliadas de recompensar su apoyo guerrillero contra el Imperio Otomano
parecieron haberse cumplido en el Tratado de Sevres, en 1920. Poco después, sin embargo,
la conferencia de Lausana puso fin al sueño de un Estado independiente en la encrucijada
de caminos de Medio Oriente y Asia central, donde aún sigue habiendo demasiados intereses
(petróleo, rutas comerciales) en juego. La Turquía moderna fijó así sus fronteras, que
años más tarde le garantizaron un papel predominante durante la Guerra Fría con su
incorporación a la Alianza Atlántica. Precisamente, al final de este período de
tensión, y en medio de los sucesivos golpes militares que ha vivido Turquía, el
independentismo kurdo quedó encabezado por un grupo ultraizquierdista.
El PKK nació en noviembre de 1978 de las cenizas del llamado Ejército de Liberación
Nacional del Kurdistán. Seis años después, la guerrilla inició su alzamiento armado
contra el Estado turco desde sus bases en Siria y, tras la guerra del Golfo, en el norte
de Irak. El PKK llegó a contar en sus filas con hasta 10.000 hombres armados frente a los
250.000 soldados turcos desplegados en el sudeste de Anatolia.
Tras más de 14 años de conflicto armado, el Kurdistán turco ha sufrido la política de
tierra quemada emprendida por las autoridades de Ankara para aislar a la guerrilla; más
de 3000 pueblos y aldeas fueron destruidos y más de 30.000 personas han muerto en los
enfrentamientos registrados entre el ejército y los hombres de Ocalan.
Hoy el PKK cuenta con un ala política, el Frente de Liberación del Kurdistán, con sede
en Bruselas, y otra militar, el Ejército Popular de Liberación del Kurdistán. Además,
ha impulsado la creación de órganos de defensa de la causa kurda en el exilio, como es
el caso del autoproclamado Parlamento kurdo, invitado por el Parlamento vasco a reunirse
en su sede de Vitoria el próximo mes de julio.
Ocalan es el responsable de un paulatino giro en la estrategia kurda, al hablar de una
posible solución negociada al conflicto. Para impulsar sus planes, la guerrilla dispone
de un importante aparato mediático, cuyo buque insignia es la cadena de televisión por
satélite MED-TV, con sede en Bruselas. El PKK se encuentra prohibido en Francia y
Alemania.
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