|
Por Fernando Cibeira y José Natanson Apenas iniciada la reunión del Instituto Programático de la Alianza (IPA), Raúl Alfonsín se aclaró la voz y leyó una carta dirigida a la fórmula presidencial. He decidido renunciar a mi cargo de coordinador del IPA. En la primera línea explicaba el porqué: Una persistente campaña pública pretende presentarme como disputando espacios de protagonismo que no he buscado, leyó. También reveló que había redactado dos cartas más. Una dirigida a Fernando de la Rúa, en su carácter de presidente de la UCR, en la que anunciaba su decisión de abandonar la Comisión de Acción Política en el partido. En la otra anticipó que se abstendrá de presentarse como candidato a delegado al Comité Nacional en las próximas internas, lo que quiere decir que no buscará la jefatura del radicalismo. La sorpresiva decisión tiene dos lecturas. La pública: Alfonsín no quiere aparecer disputando la línea política de la Alianza a la fórmula presidencial. La otra: el gesto demuestra la irritación del ex presidente por algunos rumores sobre la voluntad del delarruismo de apartarlo lo más lejos posible de la campaña. El comienzo de la historia habría que buscarlo en enero. La crisis brasileña sorprendió a De la Rúa y a Carlos Chacho Alvarez de vacaciones y a Alfonsín como la cara visible de la coalición junto a la candidata a gobernadora Graciela Fernández Meijide. El ex presidente se mostró entonces como en sus mejores épocas. Dio dos conferencias de prensa luego de las reuniones del IPA, se encontró con el ministro de Economía, Roque Fernández, y pidió medidas para contrarrestar los efectos de la devaluación del real. Tanta exposición preocupó a los delarruistas, que pensaban que la de Alfonsín era la peor cara que podía mostrar la Alianza ante una crisis. Ayer, el ex presidente reconoció algo de eso: Ustedes conocen el bajo perfil que he pretendido imprimir a la tarea que hemos venido realizando en el IPA con la sola excepción del mes de enero pasado, sostuvo. Por ese entonces se produjo un primer hecho que lastimó al ex presidente. Fue cuando uno de los técnicos más cercanos a De la Rúa, la economista Beatriz Nofal, salió a decir que la Carta a los Argentinos que la Alianza presentó con gran bullicio el año pasado debía ser modificada ante la nueva coyuntura económica. La vuelta de los candidatos normalizó un poco la situación, aunque los protagonistas quedaron sensibilizados. En los últimos días circularon versiones en las que aparecían resistencias del delarruismo a que fuera Alfonsín desde el IPA quien redactara la plataforma electoral que la Alianza presentará en mayo. Y que por eso De la Rúa había armado un equipo paralelo. Otros rumores asignaban al ex presidente un rol distinto al que ocupó antes de la interna, desplazado de la toma de decisiones y buscando alguna forma de hacerse un lugar en el nuevo escenario de poder. A principios de semana, De la Rúa fue al departamento que Alfonsín tiene en Barrio Norte para decirle que no era verdad que estuviera armando un equipo paralelo al del IPA. El ex presidente quedó conforme con la desmentida, pero se sorprendió porque el jefe de gobierno porteño no hiciera público su punto de vista. A última hora de ayer, también utilizando una carta como forma de comunicación, el candidato de la Alianza confirmó que la plataforma electoral se elaborará en el IPA, que ahora quedará bajo la coordinación del radical Rodolfo Terragno y el frepasista Dante Caputo. En sus tres cartas, el ex presidente atribuyó las versiones en su contra a una persistente y perversa campaña pública que incrementaría los riesgos de presentar una imagen desvirtuada de la Alianza. Según comentaban ayer sus amigos, la culpa la tenían sectores del establishment que buscarían reavivar el miedo en la sociedad por las consecuencias de la crisis económica brasileña, en lo que todos evaluaban como una repetición de la estrategia utilizada por el menemismo en la campaña para las elecciones presidenciales del 95. Más allá de las declaraciones públicas, algunos dirigentes radicales que conversaron con Alfonsín en los últimos días lo encontraron bastante irritado por algunos comentarios que llegaron a sus oídos. Por ejemplo, que en uno de los habituales almuerzos que mantienen en el restaurante Bardiner, dos de los principales operadores del radicalismo y del Frepaso hablaban del futuro gobierno de la Alianza menospreciando el rol del ex presidente. Dejalo al viejo que escriba los papeles, que nosotros después ponemos los nombres que queremos, era la frase que repetía Alfonsín y que alguien le sopló. Luego de conversarlo durante el fin de semana con sus colaboradores más cercanos, el economista Mario Brodersohn y su vocero Federico Polak, Alfonsín se decidió por el método epistolar para comunicar su triple renunciamiento. Una vez que leyó la carta en el IPA, mandó a Brodersohn con la novedad a Chacho Alvarez y al senador Antonio Berhongaray al despacho de De la Rúa. En las expresiones públicas, la dirigencia aliancista consideró como un gesto de desprendimiento la actitud de Alfonsín. Incluso, algunos, como el gobernador chaqueño Angel Rozas, pidieron que cambie de decisión. Claro que por lo bajo cada uno hacía su propia evaluación. Los delarruistas a duras penas escondían su alegría. A Alfonsín lo respetamos, pero la verdad es que nos viene bien, consideraba uno de los hombres más cercanos al candidato presidencial. Explicaba que uno de los temores en vistas a la campaña era la presencia en primer plano del ex presidente y su utilización por parte del duhaldismo. Cada vez que habla, Duhalde saca el tema de la hiperinflación, los saqueos y el caos del 89, recordaba. Alfonsín tiró la bomba ayer por la tarde. Inmediatamente después, voló a México para entrevistarse con varias personalidades. En la Alianza remarcaban que el ex presidente se había guardado una cuarta carta en la manga: no renunció al Grupo de los Cinco, que hasta el momento es el único órgano de conducción de la coalición. Además, antes de salir rumbo a Ezeiza, Alfonsín se comunicó con un importante dirigente radical al que le anticipó que participará de todos los actos a los que lo convoquen durante la campaña. Armó un quilombo importante, pero no sacó todos los pies del plato. Lo más importante, su lugar en el G-5, todavía lo tiene. Y la verdad es que nadie puede pensar en serio que el hombre se va a apartar del todo, sostuvo un legislador radical que lo conoce a fondo.
|