Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Les piden a las FF.AA. claridad sobre delitos que las involucran

Un documento conjunto de los organismos de derechos humanos habla de la  amenaza que significa la presión corporativa.

El abogado Pedroncini quien patrocina a seis Abuelas de Plaza de Mayo, escuchó a Bergés.
El médico y torturador Bergés mostró signos de mala memoria delante del juez Bagnasco.

na08fo01.jpg (11533 bytes)

t.gif (862 bytes)  Los organismos de derechos humanos emitirán la semana próxima una declaración conjunta en la cual les pedirán a las Fuerzas Armadas que se pronuncien sobre el problema de la destrucción u ocultamiento de documentación sobre delitos de lesa humanidad. Página/12 tuvo acceso a una síntesis de las preguntas formuladas por las Abuelas de Plaza de Mayo, el Centro de Estudios Legales y Sociales, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, las Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora), el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y el Servicio de Paz y Justicia. Todos coincidieron en denunciar las “notorias amenazas” que se ciernen sobre las causas que involucran a los uniformados: “las exigencias de impunidad de los imputados, la presión corporativa del pacto de silencio y la ausencia de un Alto Tribunal dotado de la independencia necesaria para hacer justicia con los poderosos”.
Los representantes de las agrupaciones mencionadas consideran que estos procesos corresponden a un “estado de conciencia de la opinión pública nacional e internacional, y, entre ellos, ocupan un espacio central las causas por sustracción de menores”. Tras evaluar que la prisión preventiva que el juez Adolfo Bagnasco ha dictado contra los altos responsables del terrorismo de Estado fue una “respuesta ética para la sociedad”, expresaron que ese fallo demuestra un rechazo a la impunidad y significa “una expresión más de ideales ampliamente compartidos”.
Las preguntas a las Fuerzas Armadas se refieren a cuatro temas: las Actas de la Junta Militar, la documentación sobre operaciones militares antisubversivas, los archivos de desaparecidos del Ministerio del Interior y los documentos de la Operación Cóndor. Y están divididas entre “cuestiones de principio” y “cuestiones de hecho”. Estas últimas abarcan situaciones concretas para las cuales puede considerarse necesaria una comprobación de circunstancias. Estos son algunos de esos interrogantes:
ron2.gif (93 bytes)  ¿Pueden las Fuerzas Armadas de un estado de Derecho destruir o desinteresarse de la conservación de originales o copias certificadas de documentos de la máxima jerarquía política, como son las actas de las resoluciones de altos órganos de gobierno que han integrado y de cuya gestión pueden resultar responsabilidades propias?
ron2.gif (93 bytes)  ¿Dónde están los originales o copias certificadas de las actas de la Junta Militar cuya tenencia reconocían las Fuerzas Armadas y el Ministerio de Defensa en octubre de 1987? ¿Qué medidas se han adoptado luego de las respuestas negativas sobre su existencia –cursadas a los jueces federales Guglielmino y Bagnasco en 1994 y 1998, respectivamente- para determinar su ubicación y/o disponer su reconstrucción?
ron2.gif (93 bytes)  ¿Puede el jefe de Estado Mayor del Ejército (general Francisco Gassino, en junio de 1989) afirmar que su fuerza es ajena a la destrucción de documentación administrativa sobre personas desaparecidas existente en el Ministerio del Interior, si un organismo de inteligencia de su dependencia la microfilmó antes de destruir sus originales, sin dejarse constancia por acta?
ron2.gif (93 bytes)  ¿Puede considerarse ajena a la fuerza Ejército la destrucción del archivo de desaparecidos del Ministerio del Interior, si las órdenes respectivas fueron impartidas siendo militares de alta graduación los entonces presidente de la República, ministro del Interior y jefe del Departamento de Seguridad Interior de ese ministerio?
ron2.gif (93 bytes)  ¿Ha efectuado el Ejército alguna gestión para intentar hallar –si no los tuviere en su propio ámbito– documentos sobre la llamada Operación Cóndor, que según informaciones de pública notoriedad se encuentran archivados en el Departamento de Estado de Estados Unidos y bajo custodia de la Corte Suprema del Paraguay, según el caso?

 


 

DECLARACION DEL MEDICO BERGES ANTE BAGNASCO
Una memoria “inverosímil”

Por Adriana Meyer

t.gif (862 bytes) El médico policial Jorge Bergés tiene problemas con su memoria. Aunque estaba bajo juramento, ayer negó ante el juez Adolfo Bagnasco haber atendido el parto de mujeres detenidas durante la dictadura. “Para el testigo Bergés en nuestro país no hubo ni desaparecidos ni centros clandestinos de detención”, sintetizó con ironía y cierta decepción el abogado Alberto Pedroncini, que representa a las seis Abuelas de Plaza de Mayo querellantes en esta causa. El letrado evalúa la posibilidad de pedir que sea imputado por el delito de sustracción de menores o solicitar un careo con los testigos que contradicen lo manifestado por Bergés. Lo único que reconoció es de quién recibía las órdenes y en ese sentido señaló al comisario retirado Miguel Etchecolatz.
Bergés negó haber conocido a Pablo Díaz, sobreviviente de La Noche de los Lápices, y a Adriana Calvo de Laborde, que son los testigos que lo vieron y hablaron con él en los calabozos del Pozo de Banfield. Sin embargo, según esta ex detenida, Bergés fue quien le cortó el cordón umbilical cuando dio a luz a su hija y le sacó la placenta, tras lo cual la obligó a limpiar el piso y la camilla, ante las risas de unos diez guardias que participaban de la terrible escena.
Según Pedroncini, el policía dijo cosas “absolutamente inverosímiles”. Declaró que atendió detenidos por razones de la “lucha antisubversiva” por orden de la Dirección General de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, a cargo del comisario Etchecolatz, de quien aseguró haber recibido instrucciones escritas. La querella podría pedir que sea citado para “acentuar algunas contradicciones”: en su declaración ante el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas en la causa Camps, Etchecolatz había dicho que la policía bonaerense tenía puestos para prisioneros de guerra, entre los cuales mencionó al Pozo de Banfield y Arana, en donde fue visto Bergés. Además, había asegurado que estos establecimientos eran rotativos para impedir la localización de los detenidos. “Esto está en total contradicción con lo que dice su subordinado”, destacó Pedroncini refiriéndose a una parte de la declaración de Bergés en la que aseguró que los detenidos que él revisó “estaban a disposición del juez correspondiente”.
Bergés llegó puntual al juzgado, vestido con camisa y pantalón claros, luciendo un bigote y cabello canoso, con un corte tipo “melenita”. Llevaba una muleta, aunque sus vecinos de Quilmes nunca lo ven con ella cuando camina alrededor de su casa, cuyo frente todavía tiene escrito la palabra “asesino” como recuerdo de los “escraches” de Hijos. Respondió las preguntas del abogado y del juez con un tono sobrador y titubeó cuando le preguntaron por la cadena de mandos.

 

Arias Duval con Servini

El capitán médico Alberto Arias Duval, conocido como “Tomy” en el centro clandestino que funcionó en la ESMA durante la dictadura, declaró ayer como testigo ante la jueza María Servini de Cubría, en la causa que investiga la apropiación del hijo de los desaparecidos Cecilia Viñas y Hugo Penino. Tal como lo había hecho cuando fue interrogado por el juez Adolfo Bagnasco, Arias Duval reconoció que atendió dos partos entre julio y diciembre de 1978, aunque no precisó la identidad de las parturientas. Aunque la fecha no coincide con el nacimiento del nieto de la abuela de Plaza de Mayo querellante, Cecilia Viñas, la información aportada fue considerada valiosa por una fuente cercana a la investigación. Uno de los participantes de la audiencia se conmocionó cuando el médico militar describió que en la “pequeña maternidad Sardá de Chamorro” había una caja llena de forceps. Durante lo que resta de febrero y marzo, Servini recibirá más testimonios, entre ellos los de los represores Adolfo Donda, Antonio Pernías y Juan Carlos Rolón.

 

PRINCIPAL