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La invasión brasileña avanza en forma selectiva sobre la industria

Toallas, sábanas, rollos de fotos y jabones son las importaciones que tuvieron un crecimiento explosivo. En cambio, disminuyeron vehículos y laminados en caliente. Datos para calmar a la UIA.

Alieto Guadagni, secretario de Industria y Comercio, y Félix Peña, subsecretario de Comercio Exterior.

Por Pablo Ferreira

t.gif (862 bytes) “No hay una irrupción de importaciones brasileñas”, aseguró ayer el secretario de Industria y Comercio, Alieto Guadagni. No obstante, el funcionario reconoció una dualidad en el comportamiento del intercambio con el vecino país. Si bien el 60 por ciento de las compras está cayendo –explicó– “hay prácticamente un 40 por ciento que viene subiendo fuertemente”. La misma tendencia se reflejó en los primeros 15 días de febrero. Las importaciones totales desde Brasil cayeron el 25 por ciento respecto del mismo período de febrero de 1998, pero algunos productos sufrieron alzas significativas, como las sábanas y toallas, cuyos embarques saltaron un 70 por ciento.
Guadagni, además, anunció que desde el 2 de marzo entrarán en vigencia las licencias previas a las importaciones. Las mismas serán aplicadas a los embarques que se produzcan a partir del 9 del próximo mes. Por otra parte, el titular de Industria estimó en conferencia de prensa que la producción manufacturera, por efecto de la crisis brasileña, cayó en enero “más del 5 por ciento”. El Centro de Estudios para la Producción, dependiente de esta secretaría, constató que todos los rubros relevados relacionados con la producción industrial reflejaron caídas en el último mes. Asimismo, el secretario salió al cruce de la terminales automotrices que reclamaron esta semana la prórroga del régimen automotor vigente, cuyas cláusulas protectivas vencen a fin de año. Al respecto no dio margen a la ilusión. “El Gobierno acordó con Brasil poner en vigencia el nuevo régimen automotriz desde el 2000”, dijo secamente Guadagni ante una consulta.
Ubicado en una incómoda posición entre los reclamos de los industriales y la negativa de Roque Fernández a hacerse eco de sus demandas, el titular de Industria intentó ayer satisfacer –al menos estadísticamente– a los dos. En cambio, se manifestó duro ante los que critican al Gobierno falta de acción y de previsión ante una crisis anunciada como la de Brasil. “No sólo el Gobierno no fue sorprendido sino que hizo grandes esfuerzos previos para garantizar la solvencia fiscal, fortalecer el sistema financiero. Y, por si fuera poco, tomó ya en 1996 un seguro de liquidez con bancos extranjeros de 7500 millones de dólares”, defendió.
Las estadísticas sobre la invasión de productos brasileños en algunos rubros resultan muy llamativas. Durante enero casi el 40 por ciento de las importaciones ingresadas desde Brasil crecieron en promedio el 51 por ciento. De ese conjunto, las importaciones de películas fotográficas y jabones se multiplicaron por cinco. En tanto las de vehículos para más de diez personas, calzado deportivo, hilados de algodón y aceros laminados lo hicieron entre tres y cuatro veces respecto de enero de 1998. En la vereda opuestas se situaron los rubros vinculados con la industria automotriz: motores diésel, -82 por ciento; vehículos, -74%; chasis de vehículos, -63%; los laminados en calientes (-74%) y, entre otros significativos, las maquinarias agrícolas (-58%).
Respecto de la producción industrial, que sumó a su caída de 5 puntos en el último trimestre de 1998, las estadísticas oficiales muestran serios retrocesos. Además de la caída del 45,4 por ciento de la producción automotriz, las ventas al mercado interno de aceros, aluminio y cemento se retrajeron un 25,2, 10,1 y 1,8 por ciento, respectivamente. Por su lado, el consumo industrial de energía eléctrica disminuyó el 3,9 por ciento. Guadagni reconoció lo que ya hace tres meses sostenía la mayoría de los especialistas, que la economía “ha entrado en recesión”.
Por su parte, el subsecretario de Industria, Miguel Cuervo, resaltó a Página/12 la importancia de las medidas de reducción de subsidios por parte de Brasil acordadas en la reunión de presidentes del viernes pasado. Estimó que el impacto negativo sobre el tipo de cambio que tendrán los productores brasileños de bienes de consumo e insumos intermedios rondaráel 25 por ciento. Se trata de los subsidios al financiamiento de sus exportaciones en su etapa de fabricación (prefinanciación) y de ventas (postfinanciación) a lo que deben sumarse los beneficios fiscales otorgados por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso.

 

Guadagni, el optimista
La “brasildependencia” no es un fenómeno que preocupe a la Secretaría de Industria. El peso de Brasil sobre el total de las exportaciones, según los propios datos oficiales, aumentó en los últimos cinco años del 22 al 30 por ciento. Sin embargo, Guadagni objeta el calificativo apuntando al hecho de que durante ese mismo quinquenio las exportaciones fuera de Brasil también aumentaron fuertemente. Estas ventas crecieron entre 1994 y 1998 casi un 80 por ciento superando el ritmo de crecimiento en las exportaciones de países como Corea, Chile, Italia, Malasia y Estados Unidos. Además, Industria destaca que no todos los productos embarcados a Brasil padecen de esa limitación. La mitad (por su valor) de las exportaciones a ese país, que involucra al 80 por ciento de los 900 productos vendidos, presenta un grado de dependencia de sólo el 18 por ciento. La otra mitad (unos 180 productos), en cambio, tiene una dependencia promedio del 88 por ciento.

Trigo argentino a Brasil
En la última semana Brasil reapareció como comprador de trigo argentino, tras un mes de ausencia, despejando así el fantasma de un desvío de pedidos hacia Estados Unidos. Los despachos que tranquilizaron a los exportadores fueron de 50 mil toneladas que partieron de los puertos del sur de Buenos Aires, y otras 55 mil toneladas con carga a marzo y abril, que zarparon de los puertos del río Paraná con destino a molinos del vecino país. “En el primer caso, el precio de la operación fue de 98 dólares por tonelada, coincidente con los niveles pagados en las últimas jornadas, y de 100 a 104 dólares para los embarques de la otra transacción”, precisó el analista agropecuario Alejandro Ramírez. Y agregó: “Con esas compras, Brasil lleva adquirido 1,75 millones de toneladas de trigo argentino, lejos de sus necesidades de importación, que alcanzan a 6,5 millones”.

 

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