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Están bloqueadas. A sólo un día del vencimiento del plazo de la OTAN para llegar a un acuerdo sobre la disputada provincia de Kosovo, el veredicto casi unánime sobre el estado de las negociaciones entre serbios y kosovares-albaneses está llevando a todas las partes a prepararse para la tormenta. Hasta ahora el principal obstáculo ha sido la negativa de Serbia a permitir el despliegue de una fuerza de paz internacional de la OTAN. EL secretario general de la Alianza, Javier Solana, advirtió que su organismo sabe perfectamente qué hacer, si continúa torpedeando las negociaciones. Estados Unidos reforzó las amenazas de Solana al enviar un refuerzo de 54 aviones al Adriático, y advirtió que el ultimátum del sábado es real. El presidente ruso Boris Yeltsin anunció que advirtió a su homólogo Bill Clinton que no toque Kosovo, pero la Casa Blanca desmintió que haya habido conversación alguna. La embajada norteamericana, junto a las de Gran Bretaña y Canadá, participan de un éxodo masivo de Belgrado, que parece pronto a convertirse en el Bagdad balcánico. Algo que parece cada día más inevitable. Las delegaciones de ambas partes todavía rehúsan negociar en la misma habitación, y un representante de los kosovares-albaneses afirmó que el principal obstáculo es que los serbios no quieren permitir el despliegue de una fuerza multinacional en Kosovo. Según la prensa serbia, Belgrado acordó limitar su veda a prohibir la presencia de tropas norteamericanas, una concesión algo vacía que no parece probable que desbloquee las negociaciones. Por lo pronto, el presidente serbio Milan Milutinovic el mismo que amenazó a la OTAN con un Vietnam europeo si intervenía llegó hoy a Rambouillet para intentar un último esfuerzo para lograr un acuerdo. Más le vale. El consenso en la comunidad europea es que Serbia es la culpable del actual impasse en las negociaciones, y el dispositivo militar de la OTAN está principalmente dirigido a las fuerzas serbias en Kosovo. La presencia militar europea en la región ronda los 20.000 soldados y cerca de 300 aviones, y Solana afirmó que si bien no pensaba revelar los detalles de la acción militar, ésta será pronto. Belgrado tampoco tiene respiro en el frente diplomático. El canciller francés Hubert Vedrine subrayó que todos deberán asumir las consecuencias de un fracaso en las negociaciones, las cuales definió como extraordinariamente difíciles. Estados Unidos, desgastado por sus acciones unilaterales en Irak, tiene cuidado de concederles la iniciativa diplomática a los europeos en la desagradable tarea de apretar a los serbios a que lleguen a un acuerdo. Sin embargo, en términos militares, su apoyo y presencia son importantes. Queremos colocarnos en la posición de poder llevar a cabo una operación aérea si ello es necesario, declaró el secretario de Defensa William Cohen, y ayer firmó una orden que refuerza por 51 aviones a los cerca de 250 ya desplegados en la región bajo el mando del general Wesley Clark. El contingente comprende 12 cazas invisibles F-117, 10 EA-6B (especializados en la guerra electrónica) y 29 aparatos para repostar combustible en el aire. Asimismo, no hay dudas de dónde recaen las simpatías de la Casa Blanca. Los kosovares dijo Cohen parecen dispuestos a alcanzar algún tipo de acuerdo, pero él (Milosevic) no. Por lo tanto, vamos a poner en marcha fuerzas suficientes y vamos a prepararnos para emprender una acción. Sin embargo, los kosovares tampoco están dando signos de cooperar, aunque son más discretos y conciliatorios que los serbios en su obstrucción. Uno de los principales puntos del acuerdo que quiere la OTAN es que el separatista Ejército de Liberación de Kosovo (ECK) deponga sus armas. Hasta el momento el ECK no ha dado ninguna señal de acordar con estas demandas.
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