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Después de cinco días sin luz y sin ver cumplida la seguidilla de promesas de Edesur, los porteños desataron su furia contra la empresa. A diferencia de las primeras protestas espontáneas, las de ayer sumaron una cuota de violencia: en la esquina de Rincón y Pavón fue incendiado un jeep y la quema de basura y hasta de colchones se agregó como elemento principal de varios de los cortes de calles. La sede central de la empresa, en Pavón 140, amaneció prudentemente cerrada. Desde temprano se montó una temeraria custodia policial. Frente a la empresa hubo vecinos indignados durante todo el día. Caída la tarde, incluso, hubo una manifestación a la que se sumaron algunos partidos opositores. Pero también hubo algún intento de correr a los militantes, en salvaguarda de la pureza del reclamo vecinal. Nos están tomando el pelo dice indignado Carlos Fernández, gerente del Foto Club Buenos Aires, el jueves a las 15 dieron asueto a todo el personal de Edesur y a la tarde seguían las luces de todos los pisos del edificio prendidas a pleno. El único negocio iluminado de la zona era un kiosco, con la suerte de estar pegado a Edesur. La manifestación de la tarde incluyó fogatas, golpes de cacerolas y pilas de basura arrojadas contra las cerradas persianas de la empresa. También incluyó esta vez un sesgo más político: a los vecinos de la zona se sumaron algunas banderas de partidos. Aquí están, éstos son, los resultados de la privatización, coreaban los militantes. Una vecina exhibía un cartel escrito a mano: Ahora estamos ciegos en un país de sordos. Segba no era nada lindo, pero nunca tuvimos un corte así se quejaba el gerente del Foto Club, cuyas pérdidas calcula en 50.000 pesos; las privatizaciones pueden ser buenas, pero en este caso se hicieron mal: sobre todo por la falta de control de los entes reguladores. Con Segba pagábamos 700 pesos por bimestre; ahora 1400 por mes, y dicen que hay estabilidad desde 1991, pero han aumentado todos los servicios; los sueldos no, por supuesto. Más temprano, el epicentro de la indignación había estado en Pavón y Rincón. Dos mujeres nos pidieron cubiertas y como no teníamos fueron a una gomería. Prendieron fuego y empezaron a golpear autos, contó Jorge Ferrar, de 85 años, del taller mecánico de esa esquina. Eran las 12.30 y se había iniciado allí la protesta. Enseguida se juntó más gente. A mí me habían avisado a la mañana, así que vine un rato y estuve viendo, comentaba Delia Pallero, de Rincón 1428. No salía de su angustia por el calor, la falta de agua, y los 50 pecesitos que se le murieron porque, a falta de electricidad, no anduvo el aireador que les daba oxígeno. Cuando el fuego de las cubiertas estaba a punto de extinguirse, dos hombres llevaron un jeep estacionado en la calle hasta las llamas, que se reavivaron. Por acá no pasás, decían los vecinos a los automovilistas que insistían en cruzar Pavón. Después de unos 30 minutos, los bomberos apagaron el fuego y la protesta se extinguió. Pero la bronca de los vecinos de San Cristóbal se potenciaba con el transcurso de las horas. Estoy envenenado, dijo Bernardino Trejo, mientras miraba pasar la gente que no entraba a su kiosco. Yo siempre fui amante de las privatizaciones pero así no, habría que hacer contratos moderados, donde se tenga en cuenta a los usuarios, explicó. A su lado, un abuelo tomaba un helado a medio derretir que le había invitado Trejo, antes de tirarlo a la basura. Durante el día, pequeños focos de vecinos cortaron las calles en varias zonas de la ciudad. Golpes de cacerolas, velas y linternas encendidas y todo tipo de gritos contra Edesur y el gobierno nacional fueron los medios que encontraron los porteños para exigir que se los escuchara. Los puntos elegidos fueron la avenida Entre Ríos, en Congreso; la esquina de Urquiza y San Juan, en Boedo, y en Sáenz Peña al 200, cerca de la sede de Edesur.En Pueyrredón y Rivadavia, el Partido Humanista organizó una reunión para distribuir un instructivo con los pasos a seguir para exigir a Edesur el inmediato resarcimiento de los perjuicios ocasionados por el apagón. Lo que hizo Edesur es terrible, afirmaba Manuel Luque, dueño de una casa de lotería cercana a Rivadavia y Rincón, otro clásico de la protesta de la semana. Hasta ahora uno pensaba que estaba todo bien con la luz, pero pasó esto y uno tiene miedo de que pase lo mismo con todas las empresas privatizadas. Las vías de Metrovías, por ejemplo, tienen mil años. ¿Qué pasa si tiene un problema de esta magnitud? En su silla de ruedas, Franco esperaba que llegara su hermano para poder subir a su departamento, en el cuarto piso de Rivadavia 2284. Todo lo bueno que podría haber tenido Edesur, en estos días se fue a la basura, decía.
LA COMUNA SUSPENDIO LOS RECITALES POR EL
APAGON Los shows
que ayer iban a dar Los Auténticos Decadentes y La Mona Jiménez y esta noche Divididos y
Los Caballeros de la Quema, en el marco del ciclo de conciertos Buenos Aires Vivo III, se
suspendieron a causa de los cortes. La medida la tomó la Secretaría de Cultura del
gobierno porteño después de que la promesa de Edesur de normalizar el servicio ayer
quedara nada más que en eso. La zona donde tienen lugar este año los shows el
extremo sur de Puerto Madero es una de las más perjudicadas por el caos eléctrico.
Con la cancelación tratamos de privilegiar la seguridad del público y de los
vecinos, señaló a Página/12 Darío Lopérfido, secretario de Cultura. Son
shows a los que concurre mucha gente y, con las calles a oscuras, la deconcentración
puede implicar un riesgo.
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