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ENTREVISTA A ROGELIO FRIGERIO. PIDE A LOS INDUSTRIALES MAS COMPETITIVIDAD
“No nos preocupa una invasión brasileña”

Reafirma contra todos los pronósticos que la economía crecerá 3%, y critica a FIEL porque “exagera” la caída de la producción.

Rogelio Frigerio (nieto), secretario de Programación Económica y Regional. “No hay que cerrarse”, afirmó.
“Los cálculos preliminares indican que se podrían perder exportaciones por 1000 millones de dólares”, señaló.

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Por David Cufré

t.gif (862 bytes) La posibilidad de una invasión de productos brasileños a bajo costo sigue sin inquietar al equipo económico. De todos modos, si eso ocurriera, la respuesta nunca será “cerrar nuestras fronteras”. La preocupación mayor de los Roque boys es mantener equilibradas las cuentas fiscales y seguir enviando señales al exterior de que no sacará los pies del plato “del modelo”. En ese sentido, insisten con la propuesta de dolarizar la economía. También se mantienen inflexibles en pronosticar que la economía crecerá este año un 3 por ciento, a pesar de la opinión en contrario de la mayoría de los consultores. El secretario de Programación Económica, Rogelio Frigerio, disparó en este reportaje con Página/12 contra algunos de esos analistas, y reafirmó que si Brasil mejora su competitividad por la devaluación del real, “lo que debemos hacer es mejorar la nuestra”.
–¿En cuánto estima el Gobierno que caerán las exportaciones a Brasil?
–Los cálculos preliminares indican que se podrían perder 1000 millones de dólares, o un poco más. Por el lado de las importaciones, estamos viendo que a Brasil le cuesta mucho exportar más. Además, la Argentina viene de un proceso de desaceleración del crecimiento, con la consiguiente caída en las importaciones. Desde el Gobierno estamos más preocupados en ver adónde colocaremos nuestra producción, antes que en la posible invasión de productos brasileños, que hasta el día de hoy no se ha dado.
–Después del Tequila y de la crisis del sudeste asiático, en un primer momento las importaciones desde esos países tampoco se dispararon. Sin embargo, cuando esas economías lograron estabilizarse, el crecimiento fue importante. ¿No habría que esperar lo mismo ahora con Brasil?
–A nosotros nos conviene que la economía brasileña se reactive. Necesitamos que compren nuestros productos. Cuanto más comercio haya, mejor. Si hay algún sector que por una distorsión de los precios relativos, producto de la devaluación, está en peligro de desaparecer, puede apelar a mecanismos legales para compensar esa situación.
–¿Qué pasará si esta situación coyuntural se transforma en algo permanente, por la diferencia en los tipos de cambio entre Brasil y la Argentina?
–Frente a un tipo de cambio real que mejore la competitividad de Brasil, lo que debemos hacer es mejorar nuestra competitividad. Eso quiere decir, mejorar las condiciones del mercado laboral, mantener la solvencia fiscal, y que el sector público se financie en el exterior, para descomprimir el crédito en el mercado interno. Ese es el camino correcto, y no cerrar nuestras fronteras.
–¿La devaluación del real desnudó el problema de fondo de la escasa competitividad de las exportaciones industriales?
–Creo que deberíamos ser más competitivos. De hecho, las últimas medidas del Gobierno apuntan en esa dirección. Hay que destinar todos los recursos posibles a la eliminación de los impuestos al trabajo. Con la reforma tributaria, conseguimos que paguen impuestos sectores que antes estaban exentos, y eso nos permitió hacer una primera reducción de los aportes patronales. También creemos que es necesario trabajar en la competitividad de las economías regionales. En ese sentido, el nuevo proyecto de coparticipación elimina impuestos distorsivos, como ingresos brutos y sellos. Algunas alternativas para que las provincias no pierdan recursos son crear un impuesto a las ventas minoristas o aplicar una alícuota suplementaria al IVA, pero todavía no lo hemos definido.
–La primera estimación oficial fue que este año la economía crecería un 5,8 por ciento. Después se corrigió a 3 por ciento. ¿La crisis del real no obliga a una nueva revisión?
–Lo que estamos visualizando es que diciembre fue el valle del nivel de actividad, y que ahora estamos retomando la senda del crecimiento. Todavía no tenemos los datos finales, pero es muy probable que el Indicador Mensual Industrial de enero sea positivo, comparando los datos desestacionalizados con diciembre.
–¿Y con respecto a enero del ‘98?
–Ahí estamos comparando contra uno de los semestres de crecimiento más importantes de toda la década. En ese caso, el resultado sigue siendo negativo. Pero lo importante para ver la tendencia es analizar qué pasó en relación a diciembre. Y lo que se ve es que estamos saliendo del valle. Por eso mantenemos la hipótesis de crecimiento del 3 por ciento. No estamos obligados a modificar las estimaciones semanalmente, como hacen algunas consultoras. Vamos a esperar a que termine el primer trimestre, y en función de ello vamos a hacer nuevas proyecciones.
–El último informe de Fiel sobre la actividad industrial muestra una importante caída del 8 por ciento con respecto a enero del ‘98. ¿Eso no contradice la visión de que comenzó la recuperación?
–Los datos de Fiel siempre son un poco exagerados, pero evidentemente contra enero estamos abajo.
–La contracción de la demanda brasileña golpeará especialmente a la industria, y sobre todo a las pymes, que tienen una alta dependencia de las ventas a ese país.
–Hay sectores muy puntuales que van a sufrir más. Evidentemente la industria automotriz, que tenía problemas con las exportaciones incluso antes de la devaluación del real. Algunas economías regionales también pueden ser afectadas. Por ejemplo, aquellas zonas productoras de arroz, ajo, aceituna, cebolla y el sector frutihortícola.

 

Para Fiel hay recesión
La última medición de Fiel de la actividad industrial mostró una profundización de la recesión. En enero, la producción derrapó 8 por ciento respecto de igual mes de 1998, y 6 puntos en comparación con diciembre. “Los datos de Fiel siempre son un poco exagerados”, respondió Rogelio Frigerio, a la vez que sostuvo que después de la caída que se produjo en la segunda mitad del último año, la economía comienza a recuperarse.
Abel Viglione, economista jefe de Fiel, destacó que la industria ya atravesaba un fuerte deterioro en el segundo semestre del ‘98, y que los datos de enero evidencian que persiste la tendencia. “La producción de bienes intermedios –hierro, acero, petroquímicos, químicos, plásticos y cemento– comenzó a caer en mayo del ‘98”, señaló el economista, al describir cuál es el panorama general de la industria. En ese sentido, agregó que a raíz de la crisis rusa –a mediados de agosto–, se vio golpeada la producción de bienes de capital.
“En el cuarto trimestre aparece un efecto de pérdida de confianza de los consumidores, por lo que descendió la producción de bienes de consumo durables, especialmente de la industria automotriz”, indicó Viglione. “Los únicos que se salvaron –graficó– fueron los bienes de consumo no durables.” Sin embargo, el especialista en temas industriales advirtió que la devaluación del real afectará la elaboración de productos lácteos, que podría sufrir una caída del 6 por ciento en los próximos meses a raíz de una baja de las exportaciones a Brasil. “La recesión es muy fuerte”, concluyó el economista.
Las expectativas de los empresarios, de acuerdo con una encuesta de Fiel, son mayoritariamente pesimistas. El 49 por ciento de los consultados respondió que espera un empeoramiento de la situación en los próximos meses, frente al 47 por ciento que dijo que será normal y apenas el 4 por ciento que la calificó de “alentadora”.

“Fortalece nuestra moneda”
–¿El lanzamiento del proyecto de dolarización no genera dudas sobre la solvencia de la convertibilidad?
–Al contrario, la propuesta de dolarizar la economía es una demostración de la fortaleza de nuestra moneda. Creemos que lo que se puede conseguir con la dolarización es despejar las pocas dudas que todavía quedan en el exterior sobre la convertibilidad.
–¿Esas pocas dudas justifican el hecho de abandonar la moneda y resignar para siempre la posibilidad de hacer política monetaria?
–Con esta propuesta, Carlos Menem se adelanta a los acontecimientos que creo que son naturales. En el marco de la globalización y la volatilidad de los mercados, lo natural es que Argentina dolarice su economía.
–¿Por qué no se planteó primero la alternativa de trabajar para una moneda común del Mercosur?
–No descartamos tener en el futuro una moneda común en el Mercosur. Simplemente, hoy en día, por la situación del país, por el plan de convertibilidad, entendemos que es posible trabajar ya en un acuerdo monetario bilateral con Estados Unidos. Eso, además, va a tener repercusiones importantes e inmediatas en la calidad de vida de la gente, a partir de la segura caída de las tasas de interés. Por esta razón el Presidente nos encomendó avanzar en el tema, en el que Economía venía trabajando desde hace algún tiempo.

 

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