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“Al peronismo no lo va a salvar nadie del jet set”

Jorge Obeid está “jugado” con la candidatura de Reutemann.  Reconoce “los logros de Menem” pero advierte que “el peronismo  tiene que recomponer su alianza con la clase trabajadora”.

Jorge Obeid, gobernador de la provincia de Santa Fe que apuesta sus fichas a Reutemann.
“Nadie le da su adhesión porque fue un ídolo deportivo sino por sus cualidades humanas y políticas.”

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Por Pablo Feldman

t.gif (862 bytes) “Siento desprecio por el jet set”, dice Jorge Obeid, “jugado en el proyecto Reutemann Presidente”. El gobernador de Santa Fe reconoce “la gran trasformación realizada por Menem”, y la vez cree que “es una etapa terminada”, dice tener “respeto y cariño por Duhalde”, pero sostiene que “el peronismo no gana con cualquier candidato”, lo que en concreto se traduce en su apoyo a Carlos Alberto Reutemann. Ex militante de la Juventud Peronista de los ‘70, su lenguaje recupera como el de pocos políticos actuales conceptos y frases de esa etapa y tópicos tradicionales del peronismo. Por ejemplo, reivindica la trilogía “justa, libre y soberana”, aunque acepta que el 2000 nos encontrará “unidos, para dejar de estar dominados”. Este es su diálogo con Página/12.
–¿El peronismo puede ganar las elecciones?
–Creo que sí.
–¿Con cualquier candidato?
–No, porque si bien el peronismo tiene un piso muy aceptable, será fundamental captar sectores independientes, que es un porcentaje que generalmente nos falta para definir una elección, y para ello va a ser muy importante la imagen del candidato.
–¿Usted cree que Reutemann es el mejor candidato?
–Sí yo creo que sí. La reaparición de Reutemann como posible candidato presidencial viene a llenar un vacío entre los militantes del PJ, y entre la gente no peronista, y da la posibilidad de sumar muchas más adhesiones de las que se podía suponer antes de que esto ocurriera.
–Usted es un militante, incluso de los años en los que había que esconderse, o exiliarse y Reutemann representa casi lo contrario; en esa época corría en Fórmula uno...
–El país es otro, los valores que la sociedad les exige a sus candidatos son otros también, y Reutemann los encarna: decencia, honestidad, trabajo, austeridad. Desde 1991 en que fue gobernador ha enriquecido su imagen política. Y si la gente le da su adhesión no es porque fue un ídolo deportivo hace veinte años, sino porque ve en sus cualidades humanas y políticas la posibilidad de un buen presidente.
–Algunos históricos dicen que ahora hay que luchar para que vuelva el peronismo. ¿Cómo le suena esto a usted?
–Yo creo que el peronismo va dando respuestas de acuerdo a las etapas en las que se vive. El peronismo en el gobierno del año ‘89, frente a un país que se disgregaba, ante una sociedad que se desarmaba y se caía a pedazos, tuvo que dar respuestas muy duras, tuvo que transformar buena parte del Estado y de la sociedad, y en esto Menem jugó un papel importantísimo porque fue quien condujo y llevó este proceso de transformación y recomposición del Estado y el tejido social. Creo que ahora se abre una etapa en la que va a jugar un papel fundamental el tema social, la participación de la gente y las conductas austeras y decentes. Y creo que la imagen de Reutemann sintetiza todo esto para la gente. Y también llegó el momento de recomponer la alianza con los trabajadores. Creo que la gente está cansada también de muchos personajes que se incorporaron con el menemismo en la década del 80...
–¿Acompañar “los cambios” que hace Menem le resulta difícil, por decir uno: la dolarización de la economía?
–Yo sigo pensando, como lo haré toda mi vida, que las tres banderas del peronismo tienen absoluta vigencia, y para mí eso es un tema innegociable: la independencia económica, la soberanía política y la justicia social. Tienen y van a ser las banderas de toda la vida del peronismo.
–Bueno pero algunas están arriadas, por ejemplo la de la justicia social...
–Yo insisto, hubo que pasar por una etapa en la cual fue necesario recomponer un Estado que era inexistente. El Estado que nos dejó Alfonsín no controlaba nada. Si desaparece el Estado se produce la concentración del poder, fundamentalmente el económico, en manos de unos pocos y lapobreza de muchos. El que garantiza la redistribución de lo que se produce es el Estado. Porque creo en la justicia social, en esto de que hablan las banderas del justicialismo, creo que es fundamental un Estado fuerte, manejado con patriotismo, y que garantice el equilibrio en la redistribución del ingreso a los que menos tienen. El Estado peronista de los años ‘53, de esto nos hemos jactado todos los peronistas. Eran las banderas que teníamos en las luchas juveniles de los años 70. Ese Estado peronista era un Estado que había garantizado que el 50 por ciento de la redistribución del ingreso iba para el capital y el otro para el trabajo.
–¿Se puede volver?
–Yo creo que sí, que se puede volver perfectamente. Es difícil porque vivimos un mundo globalizado.
–No creo que eso les guste a los empresarios que están cebados con la rentabilidad que obtienen en Argentina, dos o tres veces más que en cualquier otro lugar.
–Pero lo van a entender como una cosa inevitable. O hacen un aporte en el campo social a través de achicar sus utilidades o caso contrario van a tener que gastar en impuestos para garantizar represión o seguridad más de lo que tendrían que gastar para atender los problemas de la gente.
–Es por eso que usted se resistía a mandar la policía a los cortes de rutas en el cordón industrial aun cuando el ministro del Interior Carlos Corach había dado instrucciones precisas de reprimir?
–Yo siempre me manejé con el criterio de que la policía está para perseguir delincuentes y no para resolver conflictos sociales. Yo mismo viví en otras épocas de mi vida el triste papel de la policía y las fuerzas armadas reprimiendo los conflictos sociales y tomando partido a favor de los poderosos y reprimiendo a los débiles. Y no quiero de ninguna manera que eso vuelva a ocurrir. Por eso nos hemos cuidado en un equilibrio muy difícil de que la policía participe en algún conflicto de este tipo. Hay quienes se aprovechan de las necesidades de la gente para generar conflictos. En ese caso nuestra tarea es separar la paja del trigo y caerles con la policía a aquellos que pretendan llevar adelante enfrentamientos sin molestar a los que están haciendo un justo reclamo.
–¿Qué es lo que menos le gusta del gobierno del presidente Menem?
–Yo creo que es muy difícil juzgar gobiernos en forma parcial. El de Menem ha producido un verdadero cambio en este país y todo lo que va a venir a partir de ahora se va a poder hacer porque Menem transformó el país, porque no se puede repartir lo que no se tiene, porque no se puede administrar un Estado que no se tiene y ahora estamos hablando de repartir, transferir y administrar el Estado. Y todo esto se puede hacer porque existió la etapa de Menem.
–Usted habla “del que venga”, ¿quiere decir que Menem se terminó?
–Se terminó esta etapa, vendrá otro candidato, otro presidente y otra etapa distinta. Yo creo que en esta nueva etapa no podemos hacernos los distraídos frente a millones de personas sin trabajo, a cientos de miles que viven en la marginalidad. Yo creo que la condición fundamental de un dirigente político es no dejarse aislar, y parecería que hay un plan perverso de aislamiento porque ocurre en todos los niveles. Uno asume en un determinado lugar y enseguida le ponen un escritorio, alfombra, aire acondicionado, tres secretarias en tres niveles distintos.
–Y hay muchos que le agarran el gustito enseguida...
–Hay funcionarios que para saber si es verano o invierno tienen que abrir la ventanilla del auto porque como están con aire acondicionado no saben qué temperatura hay afuera. Yo he luchado siempre en mi vida —no he cambiado en absoluto por ser el gobernador de la provincia–, sigo caminando las calles, recorriéndolas y hablando con la gente. Creo que eso es fundamental porque ve el verdadero país. No creo que Menem sea el culpable de esto, al contrario, a partir de ahora tenemos herramientas para poder cambiar. Este es un país cuyas estructuras sociales son injustas, que han concentrado una cantidad tremenda de poder económico queson el famoso jet set que se dedica a tirar manteca al techo. Los “ricos y famosos” que a mí personalmente me causan un profundo desprecio, porque, como diría Serrat, “entre esos tipos y yo hay algo personal”.
–Pero muchos de esos “ricos y famosos” que a usted le causan “profundo desprecio” son asiduos visitantes de Olivos o la Casa de Gobierno?
–Pero los ricos y famosos aparecen cuando se vive en abundancia, después cuando vienen los momentos difíciles desaparecen todos.
–Habrá que ver cuántos de esos van a ir a Anillaco.
–Yo eso lo viví en el peronismo tantas veces. Por eso digo que el peronismo debe recomponer sus alianzas, la alianza histórica del peronismo es con los humildes, con los trabajadores. Esa es la alianza que armaron Perón, Evita y es la que debemos mantener. Al peronismo, cuando las papas quemen, no lo va a venir a salvar los personajes del jet set. Al peronismo lo van a salvar los humildes, los trabajadores, los descamisados.
–¿Dónde va a estar después de 10 de diciembre?
–No lo sé todavía.
–En algún momento se lo pensaba como candidato a vice de Duhalde.
–Yo estoy jugado al proyecto “Reutemann Presidente”. Pero siento por Duhalde un profundo respeto y cariño. Yo no me voy a olvidar nunca que cuando tuve que disputar la gobernación de Santa Fe fue el único dirigente nacional que vino a acompañarnos al Lole y a mí en la campaña, y eso uno no lo olvida.
–El dos mil cómo nos va a encontrar, ¿unidos o dominados?
–Unidos.
–Y dominados.
–Unidos, para dejar de estar dominados. Porque creo esto de la alianza del Mercosur, que es la patria grande soñada por Perón, es un elemento nuevo, que va a revitalizar a toda a América latina.

 

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