|
"Nos vamos medianamente conformes. (La reunión) no fue tan buena como esperábamos, pero fue positiva". Alberto Alvarez Gaiani, presidente de la Unión Industrial, reconoció así --sin ocultar cierta desilusión-- que el encuentro con la Confederación Nacional de la Industria (CNI) brasileña, concretado ayer en Río de Janeiro, concluyó con un avance modesto para las aspiraciones de los empresarios argentinos. Sus pares del país vecino escucharon la propuesta de que limiten voluntariamente sus exportaciones al Mercosur, dijeron que les interesa consolidar el bloque regional, pero evitaron atarse a compromisos concretos. Por su parte, el canciller brasileño, Luiz Felipe Lampreia, enfatizó que si el gobierno argentino toma medidas unilaterales para restringir el comercio, estará decretando "el principio del fin del Mercosur". Con mayor diplomacia, los industriales brasileños ofrecieron a la UIA una nueva reunión, el 11 de marzo en Montevideo, a fin de seguir analizando alternativas para que la devaluación del real no ocasione daños irreparables en los sectores productivos de Argentina, Uruguay y Paraguay. La UIA intentó la vía de la negociación directa con la CNI, luego de que el gobierno se mostrara inflexible a sus reclamos. Sin embargo, antes de la partida a Río de Janeiro, las expectativas en la central fabril por la reunión con sus pares del socio mayor del Mercosur eran moderadas. La propuesta de acordar un tope a las exportaciones hacia la Argentina padecía de la limitación de que sólo alcanzaría a los sectores más concentrados, mientras que las producciones atomizadas en múltiples empresas difícilmente se sumarían a ese "pacto de caballeros". Eso fue lo que ocurrió ayer. El vicepresidente de Volkswagen Brasil, Miguel Jorge, se manifestó dispuesto a reducir las ventas a la Argentina, "porque no nos interesa la quiebra de la industria de ese país". También el presidente de la Asociación Brasileña de Exportadores de Pollos y del grupo Sadia, Luiz Furlán, sostuvo que "hay espacio" para negociar la fijación de cupos voluntarios a las ventas al Mercosur. Sin embargo, esa agremiación empresaria nuclea al 50 por ciento de los productores avícolas, en tanto que los demás ni siquiera participaron de las negociaciones. El mismo panorama se repite en la industria automotriz, sumamente concentrada a nivel de las terminales, pero con un amplio universo de fabricantes de piezas. En la UIA descontaban que se podría hacer poco y nada con los pequeños y medianos empresarios no contenidos en la poderosa CNI, pero esperaban un mayor compromiso por parte de los grandes industriales. "No nos vamos con las manos vacías, a lo mejor nuestra posición era más ambiciosa, pero entendemos que tampoco puede ser una decisión de la CNI", señaló Alvarez Gaiani, en referencia a que cualquier acuerdo quedó postergado hasta una próxima reunión. El encuentro será el 11 de marzo en Montevideo, del que también participarán industriales uruguayos y paraguayos. Hasta entonces, la conducción de la CNI analizará con las distintas ramas industriales su voluntad de contener las ventas al Mercosur. Alvarez Gaiani comentó que los sectores más amenazados por una invasión de productos brasileños a bajo costo son la alimentación, papeleros, textiles, indumentaria y gráficos. En contra de las aspiraciones de la UIA jugará la contundente definición que entregó ayer el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. El canciller Lampreia destacó, luego de reunirse con el secretario de Relaciones Internacionales de la Cancillería, Jorge Campbell, el compromiso del gobierno argentino a "no tomar medidas unilaterales". Pero, si lo hiciera, advirtió el funcionario, "será el principio del fin del Mercosur". De ese modo, el gobierno brasileño fijó el piso de la negociación en el cual podrán ampararse los empresarios de su país.
|