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Por Raúl Kollmann Fue Hezbollah y fue Irán. En medio de un fallo en el que se sostiene que no hay elementos para procesar a Nasrim Mohtari, la Justicia argentina, a través del juez Juan José Galeano, señala por primera vez que los dos atentados, el de la embajada de Israel y el de la AMIA, fueron obra del grupo fundamentalista libanés Hezbollah. Esa organización según dice el fallo en época de los ataques estaba subordinada a las decisiones que tomaban determinadas autoridades iraníes. El texto de Galeano no aporta elementos contundentes que prueben esa conexión ni explica sólidamente por qué los atentados tuvieron origen iraní y no sirio, por ejemplo, o palestino. Es llamativo que Galeano dé por hecho que esa conexión internacional existió en el atentado contra la embajada, algo que la catastrófica investigación de la Corte Suprema todavía no estableció. Por último, el fallo de Galeano también apunta fuertemente al brasileño Wilson Dos Santos (ver aparte), por lo que se pide una investigación de la Justicia del vecino país. Respecto de Mohtari y Dos Santos, la resolución de Galeano es contundente. La mujer vivió en la Argentina entre 1987 y 1992, fue prostituta, tuvo relación con distintas personas de origen iraní, pero no hay elementos que la vinculen con el atentado contra la AMIA, sobre todo porque no hay pruebas de que haya estado en el país en 1994, cuando se produjo el ataque. De todas maneras el magistrado señala que Mohtari fue una prostituta bastante rara y sospechosa: u Tuvo relación con un abogado de un comité radical. u Después se acercó a un senador justicialista. u Tuvo dos o tres pasaportes distintos. u Se vinculó a un taxista que no hablaba castellano y que por lo tanto seguramente no era taxista. u Según una compañera de pensión, Mohtari dijo que los judíos se merecen el atentado, refiriéndose al de la embajada. u Tuvo una reunión extraña con un funcionario iraní en un hotel de Zurich, Suiza. A pesar de que en el texto se exhibe una intensa investigación, Galeano llega a la conclusión de que no tiene elementos de peso contra la mujer y por lo tanto le dicta la falta de mérito, lo que significa que no la procesa, pero que la seguirá investigando. El principal obstáculo dice es que no puede probar que Mohtari estuvo en la Argentina cuando se produjo el atentado contra la AMIA y tácitamente reconoce que no existe control alguno en las fronteras, por lo que es imposible determinar si la mujer estuvo o no en el país. Sin dudas, lo más llamativo del fallo es lo referente a la conexión internacional. Por primera vez, en una resolución, un juez argentino da por hecho que actuó el Hezbollah, bajo la guía de Irán. En una parte de la resolución, sorpresivamente, Galeano introduce el tema y dice que el atentado contra la embajada de Israel fue una venganza por el asesinato del secretario general del Hezbollah, Imán Abbas Musawi. El magistrado se basa en comunicados del grupo, pero llama la atención esta toma de posición cuando todavía la Corte Suprema -.que lleva siete años de demorada pesquisa-. ni siquiera se pronunció sobre los puntos más elementales del ataque contra la embajada. Galeano parte de ese punto para decir que el atentado contra la AMIA fue hecho por la misma conexión internacional. También cita un comunicado del Hezbollah, que supuestamente reivindica el ataque a la AMIA y a un avión de Panamá, y distintos informes de inteligencia que provienen de Estados Unidos, Israel o la SIDE argentina, todas fuentes alineadas internacionalmente con Washington y por lo tanto enfrentadas a Teherán. Es decir, el magistrado no señala la participación de tal o cual persona, nohabla de un suicida ni da elementos judiciales concretos, pero apunta a Hezbollah e Irán a lo largo de siete páginas, aunque al final dice que la información requiere todavía de un adecuado filtrado. Como es obvio, no pide la captura de nadie, por lo que la resolución en ese punto parece más destinada a producir satisfacción política y seguramente provocará irritación en la Corte. En un sentido, el mensaje parece ser una de cal y una de arena. El juez dice que no hay elementos para procesar a Mohtari, pinchando el globo que se infló alrededor de la testigo-estrella que terminó durmiendo en una plaza. Para equilibrar, se sugiere una condena internacional que tendrá indudable repercusión.
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