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UN MUERTO EN NEUQUEN Y DESASTRE ECOLOGICO CERCA DE BARILOCHE
Nadie puede parar el fuego


El infierno se instaló en la Patagonia, donde ayer se luchaba precariamente contra doce focos de incendio. Un joven obrero que luchaba contra las llamas murió calcinado en Junín de los Andes. En el Parque Nahuel Huapi se consumen 3000 hectáreas de cipreses. Evacuaron un barrio en Bariloche.

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En el Parque Nahuel Huapi se está produciendo un desastre ecológico sin precedentes.

t.gif (862 bytes)  En Junín de los Andes los hombres se dividían ayer a la tarde entre quienes iban rumbo al cementerio y los que no habían podido abandonar la pelea contra el incendio que arrasó con 12.000 hectáreas de estepa, después de la primera muerte. Se trata de un obrero municipal que peleaba el lunes contra las llamas manejando una retroexcavadora y no pudo escapar del fuego que lo rodeó (ver aparte). Al cruzar de Neuquén a Río Negro, el desastre se hacía más espectacular. Y continuaba en la provincia de Chubut. En toda la Patagonia, doce focos de incendio eran combatidos ayer, precariamente. Uno de ellos provocó un desastre ecológico al consumir 3000 hectáreas de cipreses en el Parque Nacional Nahuel Huapi, a unos 60 kilómetros de Bariloche. Cerca de la ciudad, desde la base del Catedral hacia el este, las llamas quemaban unas 15 hectáreas y hubo que evacuar a la mitad de la villa Los Coihues. Como moscas sobre el cadáver de un dinosaurio, dos helicópteros y un avión hidrante largaban agua sobre la línea de fuego sin control. La secretaria de Recursos Naturales, María Julia Alsogaray, se ocupó ayer de aclarar que el joven muerto no estaba bajo su órbita y por otro lado reconoció: “El fuego está descontrolado”.
El desastre ayer a la mañana era evaluado por el intendente de Parques Nacionales como “extremo”. Contra los brigadistas que intentan detenerlo, conspiran “las condiciones climáticas, el viento persistente y hasta de 60 kilómetros por hora, la sequía, la topografía del terreno y la falta de agua”. Las críticas apuntaban, como ya ocurrió en enero, a una sola cabeza: la de la ingeniera Alsogaray. La funcionaria habló ayer para confirmar que no viajaría a la zona en crisis, aunque ordenó volar hacia el lugar en forma urgente a la plana mayor del Plan Nacional de Manejo del Fuego. La actividad se concentraba ayer a última hora en la evacuación total de la villa Los Coihues, a unos 12 kilómetros de Bariloche, en la punta sudeste del lago Gutiérrez. Allí viven unas 60 familias, la mayoría artesanos, que veían desde sus casas el correr de las llamas. El fuego que los amenazaba había comenzado ayer a las ocho de la mañana en la base del cerro Catedral, a unos 300 metros de la playa de estacionamiento. Se había movido en dirección este, y era perseguido por los brigadistas que intentaban cortar el avance en un cañadón al que había ingresado, partiendo hacia una de las villas más hermosas del sur.
La mayor pérdida para el rico ecosistema del Nahuel Huapi fue la que ocasionó el incendio desatado en la zona conocida como Los Moscos, y que se extendió hacia el circuito de la Cascada los Alerces, hacia el sudeste. Según informó Ricardo Govetto, intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, el cálculo estimativo de la superficie afectada es superior a 3000 hectáreas. “No se pudo evaluar con precisión debido al humo y la cantidad de frentes que presenta”, sostuvo Govetto. “Aunque ahora está parcialmente controlado –o sea, con brigadistas deteniendo el fuego pero pudiendo avanzar sobre él–, el incendio reviste carácter de tragedia ecológica”, le dijo a Página/12 Raúl González Guerra, del Servicio Provincial de Lucha contra los Incendios Forestales.
La ingeniera Alsogaray manifestó ayer que lo ocurrido en la zona de cipreses es “una verdadera tragedia nacional” para el patrimonio forestal argentino. La funcionaria admitió que “el fuego está descontrolado” y en una zona “muy inaccesible” de las montañas. Y a la hora de precisar quién tendría la responsabilidad política, insistió en desligarse de cualquier culpa: “Tratamos de trabajar con brigadistas entrenados, pero cuando se produce un incendio en un municipio todo el mundo quiere ayudar y no hay cómo decirle que no a la gente que tiene una reacción humana que hay que comprender”.
En tanto, Guerra explicó que aún en las áreas boscosas arrasadas habrá fuego durante días “porque los cipreses tienen raíces de entre sesenta y cien años que conservan el calor a unos cien grados, de manera que no hay forma de apagarlos totalmente”. Por otra parte, la gravedad del incendio radica en que la única forma de reproducir un ciprés es que uno quede en pie y el viento lleve su semilla hacia un sitio fértil. “El aspectoescénico va a afectar al turismo”, señaló Guerra. El gris posterior al incendio está lejos de la postal. En el circuito de la cascada trabajan con tres helicópteros y dos aviones. Debieron ser evacuados los turistas que reposaban en los campamentos Los Maristas, Los Rápidos y Querencia.
El fuego se desató en doce puntos de las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. En la zona Coquelén, de la represa Piedra del Aguila, 150 kilómetros al norte de Bariloche, se consumieron 2700 hectáreas de estepa. En El Caleufú fueron arrasadas 300 hectáreas más, cerca del sector La Rinconada. También continuaba el fuego en el cerro La Horqueta y en la Estancia El Chacayal, del sur neuquino, producto del fuego que causó la muerte del obrero Juan Miguel Negrete, de 25 años. Era preocupante para los brigadistas el fuego que está ingresando por el valle del Manso, desde Chile, y que según la poca información existente, es una lengua que sólo de largo tiene 1500 hectáreas.

 

PRIMERA VICTIMA DE LOS INCENDIOS
Encerrado por las llamas


t.gif (862 bytes) La fatalidad estuvo presente desde el comienzo. La quema de basura que un vecino de Junín de los Andes comenzó pasado el mediodía del lunes en el basural del pueblo, a unos tres kilómetros del casco urbano, se convirtió en uno de los incendios más grandes de la estepa patagónica. Anoche las llamas ya habían consumido, según informó la policía neuquina a este diario, unas 12 mil hectáreas. A las cuatro de la tarde Julio Miguel Negrete, un joven de 25 años que iba a ser padre en quince días, se encontró junto a otros dos trabajadores del municipio local, rodeado por el fuego y encerrado en la cabina de una retroexcavadora. Intentaban con la máquina cavar un fosa que frenara el avance del incendio. No sabían de la velocidad con que se desplazaba el fuego. Negrete murió y sus compañeros sufrieron quemaduras de gravedad.
El padre de la primera víctima de los incendios patagónicos, el suboficial del Ejército Héctor Negrete, criticó la forma en que se lucha contra los incendios. “La gente los enfrenta con una pala y una botella de agua”, dijo. “Hace poco esto era todo verde. Hoy es todo amarillo, todo incendio, todo quemado. Si no hacen algo en poco tiempo, va a ser zona muerta”, sostuvo. La tragedia de los habitantes de Junín que ayer a la tarde enterraron el cuerpo de Juan no termina allí. Los expertos informaron que las cenizas a las que fue reducida la estepa eliminan la alimentación de los animales, con lo cual la calidad de la lana, que en el mercado internacional ya sufre la competencia de los australianos, bajará y repercutirá en la economía local.
La virulencia del fuego, absolutamente descontrolado, hizo que pronto cruzase el río Chimehuin, a 1500 metros del basurero municipal. Luego avanzó sobre algunas estancias, como Cerro los Pinos, y tomó parte de la estancia Chacayal, a la vera de la ruta 234. Ese camino es el que une Junín con Neuquén o Bariloche. Permaneció cortado hasta las seis de la tarde, cuando la policía controlaba el paso lento de los autos, rodeados de pastizales chamuscados.


Las promesas de 1996

En 1996, el fuego arrasó 20.000 hectáreas en las provincias de Chubut y Río Negro. El 19 de enero comenzó un incendio en el cerro Catedral, a 20 kilómetros de Bariloche, que pudo controlarse recién una semana más tarde y terminó con casi 12.000 hectáreas, siete casas, una hostería y parte del hotel Catedral de la villa homónima, ubicada en la base del centro de esquí, de donde fueron evacuadas 600 personas. El mismo 19 de enero, el presidente Carlos Menem aseguró: “En el futuro trataremos de tomar medidas más eficaces” para prevenir los incendios.
En esa oportunidad, María Julia se hizo presente en la provincia afectada para inaugurar un hotel y un catamarán privado, rodeada de 100 efectivos de seguridad. Menem alejó del caso –aunque no del cargo– a su protegida, y la reemplazó por el brigadier Andrés Antonietti (en ese entonces secretario de Seguridad y Protección de la Comunidad), quien reconoció que no tenía idea de cómo apagar incendios.
El fuego fue finalmente vencido gracias a las lluvias y a la acción de los voluntarios y organizaciones locales; le costó al gobierno 2.686.500 pesos. En julio de 1995 la Auditoría General de la Nación había advertido, sin éxito, sobre la necesidad de crear una campaña para prevenir los incendios que pudieran provocarse durante ese verano; esto implicaba un gasto de sólo 1 millón de pesos. Expertos en el tema habían propuesto ya en abril de 1993 un proyecto de Plan Nacional de Manejo del Fuego que fue aprobado recién en noviembre de 1996, pasados los grandes incendios; al año siguiente se mostró la ineficacia del plan, ya que volvió a producirse la misma cantidad de incendios.


También en Chubut

El fuego llegó también a Chubut. Tres puntos de incendio consumían ayer 500 hectáreas en la zona cordillerana de esa provincia. El titular de la Dirección de Protección de Bosques y Fomento Forestal de la provincia, Fernando Epele, aseguró que existen “tres focos de incendio que no pudieron ser controlados”, pero aclaró que no representan peligro para las poblaciones de la región. El incendio más importante, que alcanzó 250 hectáreas, se desató en la ladera este cordillerana, cerca del lago Fontana. El segundo foco se produjo en la localidad de El Maitén. Allí el viento favoreció la propagación de las llamas, que alcanzaron la estancia de los hermanos Carlo y Luciano Benetton, donde crían ovejas para la fabricación de prendas. A pesar de que la estancia de los Benetton es la más perjudicada de la zona, el fuego sólo consumió pasturas y no puso en riesgo ninguna vivienda ni el casco del establecimiento. Y, según informó la policía, no hay peligro allí porque el fuego se dirigía hacia el sur, a la zona de Cuyamen, a unos 100 kilómetros al sudoeste de San Carlos de Bariloche. El tercer sector incendiado es la localidad de Trevelin, en la ladera norte de Sierra Colorada. Allí desde el domingo los brigadistas intentan apagar las llamas sin resultado. Por eso Epele reclamó “mayor asistencia para poder ser efectivos en el control del fuego”.


 

 

 

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