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En Junín de los Andes los hombres se dividían ayer a la tarde entre quienes iban rumbo al cementerio y los que no habían podido abandonar la pelea contra el incendio que arrasó con 12.000 hectáreas de estepa, después de la primera muerte. Se trata de un obrero municipal que peleaba el lunes contra las llamas manejando una retroexcavadora y no pudo escapar del fuego que lo rodeó (ver aparte). Al cruzar de Neuquén a Río Negro, el desastre se hacía más espectacular. Y continuaba en la provincia de Chubut. En toda la Patagonia, doce focos de incendio eran combatidos ayer, precariamente. Uno de ellos provocó un desastre ecológico al consumir 3000 hectáreas de cipreses en el Parque Nacional Nahuel Huapi, a unos 60 kilómetros de Bariloche. Cerca de la ciudad, desde la base del Catedral hacia el este, las llamas quemaban unas 15 hectáreas y hubo que evacuar a la mitad de la villa Los Coihues. Como moscas sobre el cadáver de un dinosaurio, dos helicópteros y un avión hidrante largaban agua sobre la línea de fuego sin control. La secretaria de Recursos Naturales, María Julia Alsogaray, se ocupó ayer de aclarar que el joven muerto no estaba bajo su órbita y por otro lado reconoció: El fuego está descontrolado. El desastre ayer a la mañana era evaluado por el intendente de Parques Nacionales como extremo. Contra los brigadistas que intentan detenerlo, conspiran las condiciones climáticas, el viento persistente y hasta de 60 kilómetros por hora, la sequía, la topografía del terreno y la falta de agua. Las críticas apuntaban, como ya ocurrió en enero, a una sola cabeza: la de la ingeniera Alsogaray. La funcionaria habló ayer para confirmar que no viajaría a la zona en crisis, aunque ordenó volar hacia el lugar en forma urgente a la plana mayor del Plan Nacional de Manejo del Fuego. La actividad se concentraba ayer a última hora en la evacuación total de la villa Los Coihues, a unos 12 kilómetros de Bariloche, en la punta sudeste del lago Gutiérrez. Allí viven unas 60 familias, la mayoría artesanos, que veían desde sus casas el correr de las llamas. El fuego que los amenazaba había comenzado ayer a las ocho de la mañana en la base del cerro Catedral, a unos 300 metros de la playa de estacionamiento. Se había movido en dirección este, y era perseguido por los brigadistas que intentaban cortar el avance en un cañadón al que había ingresado, partiendo hacia una de las villas más hermosas del sur. La mayor pérdida para el rico ecosistema del Nahuel Huapi fue la que ocasionó el incendio desatado en la zona conocida como Los Moscos, y que se extendió hacia el circuito de la Cascada los Alerces, hacia el sudeste. Según informó Ricardo Govetto, intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, el cálculo estimativo de la superficie afectada es superior a 3000 hectáreas. No se pudo evaluar con precisión debido al humo y la cantidad de frentes que presenta, sostuvo Govetto. Aunque ahora está parcialmente controlado o sea, con brigadistas deteniendo el fuego pero pudiendo avanzar sobre él, el incendio reviste carácter de tragedia ecológica, le dijo a Página/12 Raúl González Guerra, del Servicio Provincial de Lucha contra los Incendios Forestales. La ingeniera Alsogaray manifestó ayer que lo ocurrido en la zona de cipreses es una verdadera tragedia nacional para el patrimonio forestal argentino. La funcionaria admitió que el fuego está descontrolado y en una zona muy inaccesible de las montañas. Y a la hora de precisar quién tendría la responsabilidad política, insistió en desligarse de cualquier culpa: Tratamos de trabajar con brigadistas entrenados, pero cuando se produce un incendio en un municipio todo el mundo quiere ayudar y no hay cómo decirle que no a la gente que tiene una reacción humana que hay que comprender. En tanto, Guerra explicó que aún en las áreas boscosas arrasadas habrá fuego durante días porque los cipreses tienen raíces de entre sesenta y cien años que conservan el calor a unos cien grados, de manera que no hay forma de apagarlos totalmente. Por otra parte, la gravedad del incendio radica en que la única forma de reproducir un ciprés es que uno quede en pie y el viento lleve su semilla hacia un sitio fértil. El aspectoescénico va a afectar al turismo, señaló Guerra. El gris posterior al incendio está lejos de la postal. En el circuito de la cascada trabajan con tres helicópteros y dos aviones. Debieron ser evacuados los turistas que reposaban en los campamentos Los Maristas, Los Rápidos y Querencia. El fuego se desató en doce puntos de las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. En la zona Coquelén, de la represa Piedra del Aguila, 150 kilómetros al norte de Bariloche, se consumieron 2700 hectáreas de estepa. En El Caleufú fueron arrasadas 300 hectáreas más, cerca del sector La Rinconada. También continuaba el fuego en el cerro La Horqueta y en la Estancia El Chacayal, del sur neuquino, producto del fuego que causó la muerte del obrero Juan Miguel Negrete, de 25 años. Era preocupante para los brigadistas el fuego que está ingresando por el valle del Manso, desde Chile, y que según la poca información existente, es una lengua que sólo de largo tiene 1500 hectáreas.
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