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El padrillo presidencial presta servicios gratuitos en Tucumán

Fujimori le regaló a Menem un caballo pura sangre. El Presidente lo prestó para que sirva yeguas de raza en Tucumán. Los tucumanos y el caballo, agradecidos.

Es un inmigrante con sus papeles en regla y que no tuvo ningún problema con migraciones ni con otras autoridades.
Para que una yegua sea servida por un caballo de paso como él hay que pagar mil pesos. Pero Menem lo cede gratis.

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Por Felipe Yapur

t.gif (862 bytes) No es un animal cualquiera, con su típico paso de ambladura rota en cuatro tiempos, el caballo se desplaza por el corral algo ansioso ante las miradas orgullosas de los gauchos tucumanos. No, no es una imagen campestre de algún cuento costumbrista. Se trata simplemente de un caballo de paso de la mejor raza peruana con nombre y papeles, es decir que no es un ilegal en tierra argentina, y que desde hace un mes trabaja para mejorar la especie. Ya hay 15 jóvenes yeguas que llevan en sus entrañas el heredero de un padrillo de pedigree. Pero eso no es un tema que le preocupe. Los que lo conocen dicen, con una sonrisa pícara en el rostro, que se parece al propietario. "BGV El Criollo", como lo bautizaron, es la delicia de los criadores tucumanos que desde hace un mes cuentan con su servicio diario y se emocionan cuando el fax de la asociación de criadores de caballos peruanos no deja de recibir solicitudes de "servicio". Claro, quién no querrá tener el orgullo de contar que el caballo del presidente Carlos Menem es el padre de sus potrillos.

El Criollo llegó a tierras tucumanas hace un mes, y desde entonces no paró de trabajar. Vive normalmente en La Rioja, aunque sus papeles indican que el país de origen es el Perú. Llegó de las tierras incaicas en 1994 vía aérea y aunque no lo hizo en primera clase, pocos son los que tienen el lujo de transportarse en la bodega del Tango 01. Sí, lo trajo Carlos Menem, por entonces presidente en busca de su reelección, y fue uno de los tantos regalos que recibió de su colega, otro reelegido, Alberto Fujimori.

Fue en noviembre de 1994 cuando el Presidente recibió el caballo y dos alpacas de manos de Fujimori. Cargó los animales en la bodega del avión presidencial. Los camélidos y Criollo partieron raudamente a La Rioja. el caballo quedó al cuidado de Raúl Chacón, un criador de caballos peruanos muy amigo de Menem. Allí paseó su estampa y característico paso hasta que un día el médico tucumano y presidente de la asociación de criadores de caballos peruanos de esa provincia, Laín Torres, lo vio y no dudó en pedirle a su amigo Chacón que intercediera para que el Presidente les permitiera usar el padrillo para mejorar la raza. El criador accedió al pedido y poco después Menem dio el okey, la única condición que puso es que Torres se encargue personalmente del cuidado del animal, y lo más importante de todo, el Presidente lo cedió en calidad de préstamo, totalmente gratuito. Obviamente, los criadores tucumanos, felices porque saben que el servicio de Criollo puede costarle 1000 pesos por yegua.

Cuando finalmente Criollo llegó a Tucumán, una extensa lista de solicitudes de pedidos para servicio de yeguas lo estaba esperando. Este caballo, de un excelente y codiciado pedigree, tiene dos características fundamentales, el típico paso y su inagotable fortaleza para el trabajo y, por supuesto, también para "el servicio". Es por ello que nadie quiere dejar pasar la oportunidad de tener en su criadero un descendiente del importante animal de Menem. Y Crillo está haciendo honor a la fama de su raza, desde que llegó preñó a 15 yeguas y, si se tiene en cuenta que sólo en Tucumán hay unas 1000 yeguas peruanas, la tarea puede ser larga y hasta cansadora. Y, para evitar cualquier problema, los tucumanos designaron un equipo de veterinarios que monitorean cada "subida" porque no es cuestión de que el animal se "manque" y no termine con la faena.

Hoy es posible ver en las rutas tucumanas las camionetas arrastrando trailers con yeguas en su interior. Y como la demanda es mucha y el animal es uno solo, los criadores están poniendo algunas trabas. Se está produciendo una especie de control de calidad, si los papeles de la yegua no son muy claros o la bestia, un poco "feíta", no pasará la prueba y sus propietarios se quedarán con las ganas de tener un buen descendiente que, en definitiva, es dinero. Los criadores se ahorran, gracias a la buena voluntad del Presidente, unos mil pesos por servicio. Lo que pocos se animan a contar es que un hijo de Criollo, con el tiempo, puede costar unos 20.000 pesos. Con razón dicen los criadores tucumanos que tener al animal de Menem "es como tocar el cielo con las manos".

Pero Criollo no es el único equino que posee el Presidente. En noviembre de 1993, poco después de la operación de carótida, le regalaron cuatro caballos de carrera que resultaron un fracaso total. El último se lo dio Claudia Bello y fue en noviembre del '98 en Córdoba, mientras participaba junto a Menem de la campaña electoral de José Manuel De la Sota. Movió cielo y tierra y le regaló un descendiente en sexta generación del caballo pinto del general Juan Perón. Seguramente ya aparecerá alguien en busca de cría de este otro animal.

 

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