Tal vez
ningún pueblo clamó tanto desde la posguerra por una intervención norteamericana en su
territorio como los albano-kosovares. No quisimos hacer de Rambo y por eso fuimos a
Rambouillet, se excusó ayer con un juego de palabras involuntario la secretaria de
Estado norteamericana Madeleine Albright ante el Senado de su país. Nadie quedó
satisfecho con la reunión de Rambouillet, donde los gobiernos occidentales pretendieron
que los albaneses étnicos de la provincia de Kosovo llegaran a un acuerdo definitivo y a
largo plazo con los serbios yugoslavos que le quitaron la autonomía a la provincia en
1989. Menos que nadie la OTAN, que ayer advirtió que la concentración de fuerzas serbias
en la provincia puede ser el signo de un golpe militar definitivo y de que el gobierno de
Belgrado se prepara a una solución final contra los opositores. Los
negociadores albano-kosovares volvieron ayer a Kosovo con la decisión de formar un
gobierno provisional encabezado por el Ejército de Liberación de Kosovo
(UCK) hasta la celebración de elecciones libres en la provincia, previstas para dentro de
nueve meses.
Aunque los gobiernos occidentales prefirieron señalar que el acuerdo conducía a la paz,
los desacuerdos en el porvenir, tanto a nivel interno como en la esfera internacional, son
inconfundibles. Las conversaciones, supuestamente definitorias y acompañadas de la
amenaza explícita de la OTAN de bombardeos contra objetivos en Yugoslavia si los serbios
no firmaban un acuerdo de paz, quedaron inconclusas. Ambas partes recibieron más tiempo
para consultas, antes de la reanudación de las conversaciones el 15 de marzo.
Se prepare o no a dar el zarpazo final en Kosovo, es indudable que el presidente yugoslavo
Slobodan Milosevic ha sido el ganador en las conversaciones de Rambouillet. El viceprimer
ministro yugoslavo Vuk Draskovic dijo que aceptaría una fuerza internacional en Kosovo,
siempre que no fuera de la OTAN. Si las tropas vienen bajo bandera de la ONU,
podemos decir a nuestra gente: nosotros somos miembros de la ONU, en esa bandera hay parte
de nuestra soberanía, explicó Draskovic. La posibilidad efectiva de la presencia
de fuerzas de la ONU en Kosovo es remota. China, miembro permanente del Consejo de
Seguridad, anunció ayer que hoy vetará la permanencia de las tropas de la ONU en la
vecina Macedonia. Por las cuestiones del Tibet y de Taiwan, China es enemiga tradicional
de las intervenciones de fuerzas internacionales en lo que considera que son
cuestiones internas.
Ni los albano-kosovares ni Estados Unidos piensan que pueda tener éxito como observadora
y garante una fuerza militar que no tenga tropas norteamericanas. No existen
posibilidades de que los albano-kosovares firmen un acuerdo si Estados Unidos no participa
en su instrumentación, dijo ayer categóricamente Madeleine Albright ante el
Senado. No dejó de enfatizar su preocupación por la concentración de tropas yugoslavas
en las fronteras de Kosovo. Parece que estuvieran preparándose para una ofensiva de
primavera. Les dejaremos en claro que es un gravísimo error, anunció.
Las delegaciones albano-kosovares extremistas y moderadas que participaron en las
conversaciones de Rambouillet decidieron formar un gobierno provisorio hasta la
celebración de elecciones democráticas en la provincia en nueve meses. Pero ayer por la
noche, en un endurecimiento de su posición, Adam Demaci, responsable político del UCK,
negó legitimidad a ese gobierno hasta que no se consulte directamente al estado mayor del
ejército separatista.
BOMBARDEARON POSICIONES CERCA DE BAGDAD
El Gran Satán dobla la apuesta
Por
primera vez desde los bombardeos de la operación Zorro del Desierto en
diciembre pasado, Estados Unidos bombardeó ayer dos emplazamientos de la defensa
antiaérea de Irak a unos 50 kilómetros al sur de Bagdad. Los blancos se encuentran
dentro de la zona de exclusión aérea impuesta en el sur iraquí por Estados Unidos en
1991 para proteger a la población chiita mayoritaria en el país pero minoritaria
en el régimen, que en los últimos días fue reprimida por las fuerzas de seguridad
al levantarse contra el asesinato de uno de sus principales líderes religiosos. El
Pentágono dijo ayer que los ataques habían sido en respuesta a disparos de baterías
antiaéreas contra los aparatos estadounidenses que controlan la exclusión aérea, que el
régimen de Saddam Hussein informó que no respetaría más desde diciembre.
Aviones estadounidenses F-15 y F/A-18 bombardearon dos emplazamientos SAM en Al
Iskandariya, según el mando militar norteamericano. Un portavoz, el sargento John Baker,
indicó que es la primera vez que aparatos aliados atacan tan al norte de la zona de
exclusión en el sur desde Zorro del Desierto, entre el 16 y el 19 de diciembre últimos.
Desde entonces, se registraron numerosos incidentes aéreos en las zonas de exclusión en
el sur y en el norte del país entre aviones estadounidenses y británicos y la defensa
antiaérea iraquí, que según el Pentágono habrían dañado o destruido el 20 por ciento
de la capacidad antiaérea de Saddam Hussein. Sólo en la zona de exclusión en el sur del
país, la aviación aliada atacó más de 30 blancos de la defensa antiaérea iraquí en
respuesta a violaciones del dispositivo de Saddam.
Irak calificó ayer de grave escalada los bombardeos de ayer, y reafirmó que
no reconoce ni reconocerá las seudozonas de exclusión aérea, que son
injustas. Poco antes un portavoz militar iraquí había confirmado que aviones
estadounidenses o británicos habían bombardeado ayer sitios cercanos a Bagdad,
provocando varios muertos y heridos. El vocero sostuvo también que la
aviación y la defensa antiaérea de Irak reaccionaron y obligaron a los aviones
enemigos a dar media vuelta después de haber bombardeado emplazamientos civiles.
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