La cantante de Fugges ganó cinco, incluyendo el de mejor álbum del año. Madonna, con cuatro, y Celine Dion, con dos, la siguieron.
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Por Esteban Pintos La cobertura televisiva de la cuadragésimo primera edición de los premios Grammy fue realmente abundante: a la transmisión de la ceremonia -realizada por la cadena CBS y emitida aquí por TNT se sumó este año el seguimiento del antes y después del show que llevó adelante el canal E! Entertainment y que fue retransmitido en su idioma original, el inglés por su señal para Latinoamérica. En total, más de nueve horas de música, entrevistas, discursos, gestos, desfile de moda y todo el glamour que una puesta en escena como ésta puede brindar. En la tarde-noche de Los Angeles, Lauryn Hill resultó la beneficiaria del título de gran ganador/a que corresponde anualmente a quien atrapa mayor cantidad de premios Grammy, los dicho sea una vez más Oscar de la música. La actriz y cantante afronorteamericana de 23 años, casada con un hijo de Bob Marley y todavía integrante del tríoThe Fugges, batió un record histórico para una artista mujer y se llevó 5 estatuillas (incluida la correspondiente a álbum del año) por su primer trabajo solista The Miseducation of Lauryn Hill. En los rubros correspondientes a la música latina (ver aparte) triunfaron, entre otros, Ricky Martin, Gilberto Gil, Arturo Sandoval y la banda mexicana Maná. En la denominada noche de las señoras (Ladies night), dada la cantidad de mujeres nominadas en las más importantes categorías, resultaron también premiadas Madonna (4 Grammys, incluido mejor álbum pop), la canadiense Celine Dion (dos, por su archidifundida canción My heart will go on, de la banda de sonido de Titanic), la cantante country Shania Twain (con dos), Alannis Morissette (otros dos) y Sherryl Crow, con uno. Todas tuvieron al menos un premio con que conformarse, excepto la escocesa Shirley Manson, cantante de Garbage, la otra señora que competía. La gélida diva de la banda tecno-rock igual llamó la atención con su extravagante vestido, hecho a imagen y semejanza del arte de tapa de su último disco Version 2.0, y se permitió el único gesto descortés de toda la noche en escena, cuando se negó aparatosamente a que Billy Corgan (de los Smashing Pumpkins) la rodeara con el brazo mientras presentaban un premio. Hubo, sin embargo, hombres triunfadores también. Por ejemplo, los vanguardistas neoyorquinos Beastie Boys, Brian Setzer y su orquesta, y el director Pierre Boulez, todos con dos premios. También tuvieron su Grammy otros pesos pesado como Eric Clapton, Stevie Wonder, los ex Led Zeppelin Jimmy Page & Robert Plant, Pat Metheny, el peculiar dúo Elvis Costello & Burt Bacharach, Aerosmith y Metallica. Lo mismo que los actores Will Smith, Christopher Reeve y el dúo Mel Brooks & Carl Reiner. La ceremonia se inició con una pomposa coreografía oriental para la canción Nothing really mathers, interpretada por Madonna, quien tuvo en esta edición lo que muchos llamaron una revancha: en dieciséis años de exitosa carrera, sólo había ganado un Grammy y por un rubro considerado menor (el de video larga duración en 1989). Esta vez, la ahora bautizada material mom (mamá material) sumó cuatro premios a su frondosa cosecha personal. Después, pasaron por el escenario del Shrine Auditorium, el cantante de U2 Bono como parte de un numeroso coro gospel orientado por el músico Kirk Franklin, el tenor Luciano Pavarotti, Ricky Martin, Celine Dion a dúo con Andrea Bocelli, Aerosmith, un vibrante duelo de guitarras bluseras a cargo de Eric Clapton y B. B. King, Sheryl Crow, Shania Twain, Alannis Morissette, la orquesta de jazz del Lincoln Center junto a Herbie Hancock, Wynston Marsalis y Natalie Cole (rindiendo homenaje a Duke Ellington) y un segmento dedicado a homenajear las bandas de sonido de dos de las más populares películas del siglo (Titanic y La guerra de las galaxias), interpretadas por una orquesta dirigida por James Horner y John Williams. Coherentemente, el cierre correspondió a quien se había llevado todos los aplausos y la mayor cantidad de premios:Lauryn Hill, la nueva reina de la música negra, interpretó To Zion, una canción dedicada a su hijo, el nieto que Bob Marley no pudo conocer.
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