"Como líder espiritual, cabeza de la Iglesia Católica, el papa Juan Pablo II es muy libre de considerar que Pinochet debe regresar a Chile, bien sea por razones humanitarias o porque considere que favorece la reconciliación de los chilenos. Si así fuera, lo podía haber manifestado públicamente. Pero una `gestión diplomática', una carta de una `alta autoridad' del Vaticano al gobierno del Reino Unido constituye una injerencia de un Estado no precisamente democrático en una cuestión sometida a dictamen de siete magistrados británicos." (De un editorial de El País, de Madrid.)
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