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El fiscal Carlos Stornelli, que investiga el tráfico ilegal de armas a Croacia y Ecuador, pidió que se investigue el presunto enriquecimiento ilícito del canciller Guido Di Tella, el ministro de Trabajo, Erman González, y el jefe del Ejército, Martín Balza. El requerimiento apunta a que el juez federal Jorge Urso amplíe la pesquisa en dirección de uno de los aspectos menos profundizados de la causa: el destino del dinero recaudado en el escándalo de la venta de armamentos. La medida había sido reclamada en diciembre por el abogado denunciante en el caso, Ricardo Monner Sans. En la presentación, Stornelli solicitó que se libre oficio a la Inspección General de Justicia para saber si los imputados tienen acciones en sociedades comerciales y que se reúna información sobre la posible titularidad de cuentas bancarias en Argentina y en el exterior. El pedido de investigación por supuesto enriquecimiento abarca a cerca de 50 sospechosos del caso, entre los que están el ex ministro de Defensa Oscar Camilión, el ex vicecanciller y actual embajador en la ONU Fernando Petrella y Nicolás Granillo Ocampo, ex directivo de Fabricaciones Militares y hermano del ministro de Justicia. Según el Código de Procedimiento, la investigación por enriquecimiento ilícito invierte la carga de la prueba, por lo que son los imputados quienes deben probar su inocencia. El dictamen ingresó en el despacho de Urso en momentos en que la Corte Suprema de Justicia analiza la posibilidad de que tomar para sí la causa por contrabando de armamento iniciada por el juez en lo penal económico Marcelo Aguinski, cumpliendo de esta manera con un confeso deseo del Gobierno. Si lo hace, es posible que el máximo tribunal también pida tramitar los otros dos expedientes sobre el escándalo, el del juez en lo penal económico Julio Speroni, que investiga el contrabando de 200 toneladas de pólvora a Croacia y la causa de Urso, que es la que más preocupa al Gobierno. El titular del Ejército, Martín Balza, consideró infamante el pedido de Stornelli, y presentó de inmediato en el juzgado copias de sus declaraciones juradas de bienes personales y ganancias. Ya en diciembre pasado, un día antes de la denuncia de Monner Sans, Balza había entregado espontáneamente su declaración de bienes a Urso. Ayer el abogado del militar, José Scelzi, explicó que su defendido se comprometió a proveer al tribunal de cuantas evidencias haya en su poder sobre el austero patrimonio personal que tiene, que es producto de un origen indiscutiblemente lícito. Scelzi también dejó en el despacho del juez un escrito, en cuya redacción trabajó el propio Balza, que critica la denuncia fiscal por no incluir lo que a su criterio es el presupuesto básico para pedir una investigación de este tipo: la estimación del patrimonio del imputado. Cuando en febrero pasado Monner Sans ratificó su pedido de investigación del presunto enriquecimiento de los funcionarios, subrayó que la tarea de investigar a qué bolsillos fueron a parar eventualmente dineros del país era responsabilidad del juzgado, ya que, como se comprenderá, (el denunciante) no tiene personalmente medios para detectar cómo y por quiénes se produjo la apropiación del patrimonio argentino. Desde hace cinco meses Stornelli espera que Urso cite a declarar a Balza y su ex segundo como acusados por los delitos de asociación ilícita, malversación de efectos y falsedad ideológica de instrumento público. También debe decidir si llama al canciller Di Tella a indagatoria, imputado por convalidar con su firma la falsedad ideológica de los decretos presidenciales que ampararon la venta de armas. Ante la demora del juez, en diciembre pasado la Cámara Federal le ordenó agilizar las investigaciones para determinar la responsabilidad de González, Di Tella y Balza en el escándalo de las armas. En el listado elevado por Stornelli también figuran los nombres del ex subjefe del Ejército Raúl Gómez Sabbaini, los coroneles Edberto GonzálezDe la Vega y Manuel Cornejo Torino, y del secretario general de la fuerza Juan Ernesto Bossi.
EL FISCAL APELO LA ABSOLUCION DE
GUGLIELMINETTI Por Susana Viau
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