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CRUZANDO LA CORDILLERA PARA HONRAR A PABLO NERUDA
“Una experiencia inolvidable”

Un grupo de escritores y periodistas, entre ellos uno de Página/12, reprodujo el viaje que hace medio siglo trajo al poeta a la Argentina.

Hermandad: “Su poesía aspiraba a que el mundo fuera una gran mesa donde hubiera silla para todos. Pablo propiciaba la democracia del almuerzo”.

Neruda sufría una persecución del dictador chileno González Videla.
Recorrió a caballo 18 kilómetros de montaña, a 1400 metros de altura.

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Por Elio Brat desde Ilpella, Chile

t.gif (862 bytes) Medio centenar de personas, en su mayoría poetas, escritores y periodistas, cruzaron anteayer la Cordillera de los Andes reviviendo el paso, hace 50 años, a que fue obligado el poeta chileno Pablo Neruda por la persecución política que sufrió del gobierno del “traidor dictador Gabriel González Videla”. La columna humana recorrió a pie unos 18 kilómetros de cordillera –desde el hito limítrofe de Ilpella, a 1400 metros de altura, hasta el lago Queñy– sorteando la llamada “selva valdiviana” entre miles de coihues y raulíes. Para la mayoría de los participantes “fue una experiencia fascinante” y piensan repetirlo el año que viene, con mayor cantidad de gente.
La caravana partió del lado chileno desde el mismo pueblito de Futrono, donde Neruda se escondió antes de partir hacia la Argentina hace medio siglo, exactamente el 24 de febrero de 1949. Bordeando el hermosísimo lago Ranco, la columna se detuvo en las Termas de Chihuío –donde al parecer Neruda se detuvo para bañarse y descansar–, lugar donde también se recordó la Masacre de Chihuío a manos de otro dictador, Augusto Pinochet Ugarte, cuando en setiembre de 1973 se asesinó a decenas de campesinos rurales, en su mayoría indígenas mapuches.
El paso por la cordillera se realizó en algo más de tres horas de caminata. Participaron los jefes políticos del par de ciudades hermanadas en la huida de Pablo Neruda, la intendenta de San Martín de los Andes, Luz María Sapag, y Octavio Cazaux González, alcalde de Futrono. “Fue una experiencia inolvidable, porque nuestra marcha fue como entrar en la historia de nuestros dos pueblos”, dijo a Página/12 el profesor futronense Ramón Quichiyao Figueroa, quien organizó el Primer Encuentro de Poetas denominado “Un camino en la selva, un paso a la libertad”.
En ese marco, este diario dialogó con quien fuera uno de los amigos más íntimos de Neftalí Ricardo Reyes Basualto –más conocido por su seudónimo Pablo Neruda– y su biógrafo más completo, el ex senador chileno por el Partido Comunista Volodia Teitelboim. “Yo lo que rescato más de este encuentro, que se debe realizar todos los años entre Futrono y San Martín ‘de los Libres’, es la presencia de tantos argentinos en Chile, porque ese es el legado de Neruda para que nos hermanemos de una vez y para siempre, porque alguna vez dijo en su poesía que él aspiraba a que el mundo fuera una gran mesa donde hubiera una silla para todos. Pablo propiciaba la democracia del almuerzo.”
Teitelboim, quien hasta hace muy poco fue secretario general del PC chileno y actualmente forma parte del directorio de la Fundación Pablo Neruda, cuando este diario le consultó sobre la actualidad de su país no dudó en afirmar que “creo que el pueblo chileno necesita ser más nerudiano, más mistraliano, terminando con estos hombres que frente a la humanidad son calificados de monstruos y en Chile algunos quieren colocarlos en el altar de la divinidad”. Respecto de la expectativa que tiene acerca de la situación judicial que se resolverá en estos días sobre el dictador chileno, Teitelboim dijo a este diario que “Pinochet ya fue condenado. No sólo por el pueblo chileno sino por el mundo entero. Lo demás, ya veremos”.

 

La larga travesía
En el discurso de agradecimiento pronunciado en Estocolmo, Suecia, al recibir el Premio Nobel de Literatura 1971, Pablo Neruda concretó una extensa mención de su huida por los Andes argentino-chilenos, en febrero de 1949. Hablando en nombre de todos los premiados en esa oportunidad, dijo lo siguiente: “Mi discurso será una larga travesía, un viaje mío por regiones lejanas y antípodas, no por eso menos semejantes al paisaje y a las soledades del norte... Hablo del extremo sur de mi país”.
“ ... Por allí, por extensiones de mi patria adonde me condujeron acontecimientos ya olvidados en sí mismos, tuve que atravesar los Andes buscando la frontera de mi país con Argentina. Grandes bosques que cubren como un túnel las regiones inaccesibles, y como nuestro camino era oculto y vedado, aceptábamos tan sólo los signos más débiles de la orientación.”
“No había huellas, no existían senderos, y con mis cuatro compañeros a caballo buscábamos en ondulante cabalgata –eliminando los obstáculos de poderosos árboles, imposibles ríos, roqueríos inmensos, desoladas nieves, adivinando más bien el derrotero de mi propia libertad.” “Los que me acompañaban conocían la orientación, la posibilidad entre los grandes follajes, pero para saberse más seguros montados en sus caballos marcaban de un machetazo aquí y allá las cortezas de los grandes árboles, dejando huellas que los guiarían en el regreso, cuando me dejaran solo con mi destino.”

 

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