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El Hezbollah ha lanzado en el sur del Líbano la ofensiva más grande en mucho tiempo. A menos de una semana de haber matado al jefe del Cuerpo de Paracaidistas israelí, general Eytan Balahsan, la guerrilla pro iraní ahora asesinó al general israelí Erez Gerstein, máximo responsable de las fuerzas hebreas en el sur del Líbano, territorio tomado por Israel en 1982 aduciendo razones de seguridad. Desde Ammán, donde se entrevistó con el flamante rey jordano Abdalá II (ver aparte), el premier israelí Benjamin Netanyahu declaró que no toleraremos los ataques contra nuestro territorio. Las fuerzas israelíes respondieron atacando el cuartel general del Hezbollah en la ciudad de Baalbek y la infraestructura del grupo en otros puntos del Líbano. El comandante en jefe del Ejército, general Shaul Mofaz, aseguró que la ofensiva continuará por aire, tierra y mar. Erez Gerstein era el oficial de enlace de las fuerzas hebreas con el Ejército del Sur del Líbano (ESL), el aliado israelí en la región. Las dos bombas de control remoto, que explotaron al paso del convoy que lo transportaba, también mató a otros dos militares y a un periodista de Radio Israel. En el correr del día, fuentes israelíes dijeron que dos cohetes de tipo Katyusha cayeron sobre su territorio, pero el Hezbollah lo desmintió. La respuesta de los israelíes fue fuerte y variada: lanzaron 170 disparos de obuses en una hora y, según Mofaz, la Fuerza Aérea bombardeó posiciones del Hezbollah en Beirut, Tiro y la región de Iqlim al Tuffah, además de bases del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Las tropas israelíes también abrieron fuego contra una multitud congregada cerca de la aldea de Arnoun, ubicada fuera de la zona de seguridad, al pie del castillo de Beaufort, uno de los enclaves más importantes de las fuerzas hebreas. Luego de la anexión por parte de Israel de esta localidad, estudiantes libaneses habían cortado el jueves los alambres de púa que la cercaban y llegaron a plantar la bandera del Líbano a sólo 500 metros de la entrada del pueblo. La acción fue celebrada en varios países islámicos. De hecho, Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos, dos de los países más moderados dentro del mundo musulmán, festejaron ayer la acción heroica de los jóvenes del Líbano y reclamaron la retirada inmediata israelí del país árabe. Más allá de este hecho, la muerte de Gerstein pone en relieve la potencia del Hezbollah para atacar a las tropas israelíes en el sur del Líbano. El balance militar de 1997 había sido desastroso para Israel en este sentido: 39 militares muertos a manos del Hezbollah y 73 en un choque entre helicópteros que estaban patrullando la región. Allí comenzó a notarse el escaso éxito de la operación Uvas de la Cólera, lanzada un año antes, cuando Shimon Peres aún era premier, para acabar con la guerrilla pro iraní. Las cosas tampoco fueron mejor el año pasado, al punto que fuentes militares israelíes llegaron a decir que la guerra con el Hezbollah no se puede ganar. En sólo tres meses de este año, la organización apoyada por Irán y Siria mató a 23 militares hebreos, algunos de los cuales, como Gerstein, eran oficiales superiores. A pesar de que el gobierno israelí haya aceptado la resolución 425 de la ONU que desde 1978 exige una retirada inmediata del Líbano, no estamos dispuestos a dejar a su suerte a las localidades del norte de Israel ni a nuestros soldados, por lo que hemos decidido golpear a Hezbollah con una fuerza cada vez mayor, dijo ayer Netanyahu. En el norte hay una guerra dura, en la que perdemos vidas humanas, pero se trata de una guerra por la seguridad de los habitantes del norte de Israel, sentenció por su parte el general Mofaz.
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