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OPINION
Quince días de peligro

Por Claudio Uriarte

Quince días de peligro

Quince días muy peligrosos están por delante en Kosovo, la provincia serbia de mayoría étnica albanesa que lucha por su independencia. Después de resolver no resolver nada en la frustrada conferencia de Rambouillet, ambas partes –los albaneses kosovares y el gobierno serbio– se embarcaron en una apuesta parecida a una ruleta rusa: tratar de mejorar sus posiciones en el terreno para luego negociar mejor. El balazo que los kosovares tienen que temerse en la cabeza es un intento de “solución final” del Ejército serbio, que en los últimos días ha reforzado inquietantemente sus posiciones en la provincia; el que pueden temer los serbios viene del lado de la OTAN que, sin embargo, dio muestras de debilidad al incumplir en Rambouillet dos veces sucesivas su amenaza de bombardear posiciones serbias si no se llegaba a un acuerdo.
Es que, en cierto modo, la OTAN quedó prisionera de una trampa retórica que ella misma se había tendido, al presuponer que la intransigencia vendría sólo del lado de los hombres de Slobodan Milosevic, presidente de los restos de la Federación Yugoslava (Serbia y Montenegro). A último momento, la delegación albanesa-kosovar, integrada por el partido “legalista” del “presidente” Ibrahim Rugova y delegados del independentista Ejército de Liberación de Kosovo (EKL), pidió plazo hasta el 15 de marzo para someter un eventual acuerdo a la consulta de sus bases. Después –la semana pasada– escalaron su apuesta, al constituir una maqueta de “Poder Ejecutivo” albanés-kosovar. La vecina Albania se sumó a la aventura al “reconocer” al “nuevo gobierno”. En la polarización, prevalecieron las posiciones más radicales e independentistas, que aparentemente dan por sentado que la OTAN les va a hacer de Fuerza Aérea. Milosevic, entretanto, apuesta a una de las líneas maestras de Rambouillet –el reconocimiento de la soberanía serbia sobre Kosovo– para justificar un eventual embate represivo.
Es fácil despreciar este conflicto como las rencillas de un rencoroso conventillo en un rincón perdido de Europa del Sur. Pero se trata de un conventillo peligroso, cuyos enfrentamientos podrían tragarse rápidamente a varios países de los Balcanes, empezando por una Albania en bancarrota, donde el único poder real es el de la mafia. Rusia, pese al maltrecho estado de sus ejércitos, tampoco puede dejarse de lado en su apoyo a Serbia. La intervención de la OTAN preveía congelar el conflicto, pero en lugar de eso es la OTAN la que ha quedado congelada en estos 15 peligrosos días.

 

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