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Mientras los funcionarios del Fondo Monetario siguen tratando de calmar los ánimos entre los inversores, ayer el dólar cerró a 2,15 reales, el techo máximo desde la devaluación de mediados de enero. Michel Camdessus, director gerente del FMI, aseguró a los periodistas que en los próximos días tendrán buenas noticias de Brasil, dando por entendido que ya estaba acordado el nuevo programa económico entre el gobierno brasileño y las autoridades del organismo. Y Stanley Fischer, el número dos de la institución, dijo que afortunadamente, el contagio de la devaluación brasileña en América latina y el resto del mundo parece estar controlado. Pero lo cierto es que el real volvió a devaluarse otro 5 por ciento. Aunque ayer la Bolsa de San Pablo subió un 3,2 por ciento en relación con el cierre del viernes, las presiones sobre el mercado cambiario volvieron a sentirse con fuerza. A media tarde el dólar rozó los 2,17 reales, para luego retroceder a 2,15, con lo cual la devaluación acumulada desde el 13 de enero, cuando el gobierno brasileño decidió abandonar la banda cambiaria, es de casi el 44 por ciento. Esta nueva vuelta de tuerca en la devaluación profundiza los problemas de competitividad que se presentan a la Argentina en el comercio bilateral con el socio mayor. Sin embargo, Carlos Menem insistió durante la inauguración de la sesiones ordinarias del Congreso que no se tomarán medidas proteccionistas. Ante los problemas de Brasil no es correcto ni justo responder con medidas contra Brasil, sino ofreciendo nuestra comprensión y tendiendo la mano al socio, al amigo y al hermano, afirmó. Según los analistas, la escasez de dólares y el vencimiento de los contratos de compra a futuro firmados en enero contribuyeron a presionar al alza la cotización de la moneda norteamericana en Brasil. Se desconoce si el Banco Central llegó a utilizar reservas para contener la disparada del dólar, tal como lo hizo la semana pasada. De hecho, sólo el viernes último el Central vendió 84 millones de dólares, con lo que las reservas cayeron a 35.603 millones de dólares. Por eso, muchos creen que es imprescindible para sostener el real que se anuncien cuanto antes las pautas del programa económico acordado con el Fondo Monetario y se aceleren los desembolsos de la ayuda financiera por parte del organismo. Ayer, Camdessus se deshizo en elogios al gobierno de Fernando Henrique Cardoso y anticipó que el nuevo acuerdo con el FMI estaba casi concluido. Nosotros hemos avanzado mucho y el programa será sólido, afirmó. El miércoles próximo, Arminio Fraga, el ex empleado del financista George Soros, será ratificado por el Senado al frente de la autoridad monetaria. Y el gobierno espera que ésta pueda ser una señal positiva para bajar la cotización del dólar. El propio Fraga ha dicho que la actual paridad cambiaria está fuera de la realidad y que la divisa norteamericana debería caer a un nivel entre 1,65 y 1,80 real por dólar. El funcionario se comprometió a sostener un índice de inflación mensual de sólo 0,6 por ciento a partir del último trimestre de este año y reducirlo a menos del 10 por ciento anual en el 2000. La tasa de interés actual es del 39 por ciento anual y, aunque Fraga ha rehusado dar indicios sobre sus próximo pasos en este aspecto, los analistas apuestan a que anunciará un nuevo aumento de las tasas para frenar las presiones sobre el real. Incluso, el FMI habría sugerido autorizar la apertura de plazos fijos en dólares, una fórmula sugerida en su momento por Cavallo, para aplacar la fuga de divisas del sistema financiero. Pero el principal ajuste vendrá por el lado fiscal. En las negociaciones realizadas en Washington el equipo económico de Cardoso ya se comprometió a que el superávit fiscal primario (antes del pago de intereses de la deuda) deberá ser este año de 3,5 por ciento del PBI, lo que exigirá nuevos recortes en el Presupuesto. En este sentido, ya se multiplican las críticas sobre las consecuencias sociales que tal ajuste traería. De acuerdo con una investigación publicada por el diario brasileño O Globo, unos 765 mil brasileños pobres serían directamente perjudicados por los recortes degastos en programas sociales que efectuará el gobierno de Cardoso para cumplir con el Fondo. Según el diario, técnicos gubernamentales admiten que el gobierno tendrá que reducir en más de 3 mil millones de reales (casi 1500 millones de dólares) el presupuesto de los programas de asistencia social en 1999. Por esta misma cuestión el presidente del Senado, Antonio Carlos Magalhaes, del derechista Partido del Frente Liberal, aliado al gobierno, amenazó con que el Congreso no aprobará el acuerdo que el gobierno negocia con el FMI si este organismo insiste en condicionar la liberación de recursos para Brasil a cortes en el área social.
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