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Por Victoria Ginzberg Guillermo Augusto Engel fue secuestrado el 10 de mayo de 1976 por un grupo de personas de civil que portaban armas largas. Su madre, Carlota Osuno de Engel, fue una de las engañadas por el "mayor Peirano", el agente de inteligencia que durante la dictadura recibía las denuncias de los familiares de desaparecidos dentro de la embajada alemana. Su hija, Débora Engel, pedirá hoy a la Corte Suprema de Justicia que le permita conocer qué ocurrió con su padre. Para ello, los jueces de ese tribunal deberán solicitar que la embajada alemana --o el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país-- remita la documentación que tiene en su poder y que, hasta el momento, les fue negada a los familiares. La presentación que realizará hoy la abogada Stella Maris Ageitos apunta a conocer los documentos o informes relacionados con ciudadanos alemanes o de ascendencia alemana desaparecidos que, se presume, existen en el Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno germano o en su embajada en Buenos Aires. Miembros de la Coalición contra la Impunidad --organización alemana que impulsa en juicio de 41 militares argentinos en ese país-- ya habían pedido estos archivos, pero su solicitud fue denegada. Aunque el Ministerio alemán de Relaciones Exteriores admitió que el "mayor Peirano" era presentado a los familiares de desaparecidos por funcionarios de la embajada como un nexo con el gobierno argentino que podría ayudarlos en su búsqueda, todavía quedan preguntas sin contestar. Por eso Ageitos solicitará que el embajador alemán, Adolf Rietter Von Wagner, informe quiénes fueron los funcionarios responsables de la designación del "mayor Peirano", con qué integrantes del Proceso se contactó la embajada para permitir el acceso de una persona ajena al plantel de la sede diplomática, qué recaudos de seguridad se adoptaron para asegurar la identificación fehaciente del agente de inteligencia argentino y cuáles eran sus funciones y horarios. Uno de los grandes interrogantes de esta historia es quién era en realidad este mayor que se encargó de interrogar a los familiares y nunca dio respuestas sobre el destino de las víctimas. El escrito que recibirán hoy los jueces de la Corte Suprema --es éste el tribunal que entiende en asuntos vinculados a embajadores, cónsules y ministros extranjeros-- se basa en la ley de Habeas Data y recuerda el fallo unánime de la Corte en el caso de Facundo Urteaga, que había pedido acceder a la información que tenía el Estado sobre su hermano. En esa oportunidad los jueces resolvieron que Facundo Urteaga tenía derecho a conocer la verdad sobre el destino de Benito Urteaga. De esta manera, la Corte corrigió la posición que había tomado con Carmen Lapacó, a quien le negó el derecho de saber qué había pasado con su hija desaparecida. El fallo del caso Lapacó fue duramente cuestionado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y les valió un nuevo pedido de juicio político a los jueces del máximo tribunal de la nación. El caso Engel se encuentra presentado en la Fiscalía General de Bremen, en Alemania. Allí se inició una querella por el secuestro, desaparición y posible homicidio de este ciudadano alemán. Pero los abogados de su familia están estudiando la posibilidad de iniciar un juicio por genocidio, similar al que lleva adelante en España el juez Baltasar Garzón. Hoy por la tarde, poco después de que se haga público este pedido, el presidente alemán Roman Herzog se reunirá con los familiares de los desaparecidos de origen germano y con dirigentes de organismos de derechos humanos. Estos le solicitarán que permita que se abran los archivos y que fije una posición sobre los juicios contra militares argentinos que se están llevando a cabo en su país. También le pedirán precisiones sobre el "mayor Peirano", ya que antes de iniciar su visita a Argentina Herzog declaró que iba a recolectar información sobre este tema. Estela Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, aseguró que se buscará "el compromiso verbal" para que el Estado alemán apoye los juicios por los desaparecidos en Argentina y mencionó el ejemplo del Estado italiano, que se constituyó en parte querellante en el proceso que se abrió en ese país.
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