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En el matrimonio YPF-Repsol los españoles quieren ser dominadores

Sin asumir una posición hostil, Repsol rechazó el pacto de no agresión propuesto por la conducción de YPF. La compañía española, principal accionista de la petrolera, no abandona su política de copamiento.

Alfonso Cortina, presidente de Repsol. Invirtió 2000 millones de dólares por el 14,99 por ciento de YPF.
Compartirá la conducción de YPF con su presidente, Roberto Monti. No aprobó su gestión de 1998.

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Por Raúl Dellatorre

t.gif (862 bytes) La petrolera española Repsol seguirá en la búsqueda del control de YPF, aunque evitando un enfrentamiento con la actual conducción de la ex empresa estatal. La intención se podría plasmar en la asamblea anual YPF que se llevará a cabo a fines de abril, si logra un acuerdo con un número considerable de accionistas para modificar los estatutos. Alfonso Cortina, presidente de la firma ibérica, informó ayer que su empresa no se inhibirá de adquirir una mayor participación en YPF, rechazando la propuesta en tal sentido que le había presentado Roberto Monti, titular de la ex empresa estatal. Pese al choque de intereses, el clima del encuentro fue cordial, y en su transcurso se acordó además la conformación de una conducción compartida para avanzar en “un proyecto de integración” de las actividades de YPF y Repsol, según informaron voceros de esta última a Página/12.
La decisión de la empresa española, rechazando la firma de un acuerdo de “no adquisición” de un mayor número de acciones durante 30 meses, fue informada por Alfonso Cortina, presidente de Repsol, durante la reunión de directorio de YPF realizada ayer. Repsol pasó a ser el mayor accionista individual de la ex petrolera estatal en enero, cuando compró en poco más de 2000 millones de dólares el 14,99 por ciento del paquete accionario que puso en venta el Estado. Ello le otorgó dos asientos en el directorio –un titular y un suplente– y la dejó a un paso del control de la firma, al que se calcula que podría acceder con sólo superar la proporción del 20 por ciento del capital, dada la atomizada distribución del resto del paquete.
Repsol, que fue el único oferente en el concurso de enero, es el más firme candidato a quedarse con el 5,2 por ciento adicional de acciones que el Estado pondría a la venta en los próximos meses. Pero en ese caso, los estatutos de YPF la obligarían a hacer oferta por el ciento por ciento del paquete, facultando a todos los demás accionistas a reclamar el mejor precio pagado por la española en sus adquisiciones y en efectivo. Para evitar llegar a ese extremo, los españoles deberían conseguir la modificación de los estatutos en ese punto, con el voto del 66 por ciento de los accionistas, propósito al que el Ministerio de Economía ya le ofreció su apoyo.
Esta alternativa fue cuestionada por Monti, que veía peligrar su conducción. Esgrimiendo una postura en defensa de los pequeños (pero mayoritarios) accionistas, el titular de YPF criticó primero la posición de Economía, y tras la adjudicación de las acciones a Repsol, le propuso un pacto de “no adquisición”, para bloquear la posibilidad de absorción de YPF por la firma española. Como era previsible, Repsol rechazó el convite.
Cortina hizo el mayor esfuerzo por evitar que el encuentro de Directorio de ayer se convirtiera en una ruptura de relaciones. La interpretación previa de los analistas era que, con el rechazo de la oferta de Monti, el paso inmediato sería una oferta hostil a los pequeños accionistas y una ofensiva de los españoles para desbancar a Monti. Pero la sangre no llegó al río.
“No es ésa la intención de Repsol”, dijo un vocero de la compañía consultado por este diario sobre la alternativa de una oferta hostil. “Al contrario, la reunión se desarrolló en términos muy positivos, permitiendo acordar la conformación de un equipo de trabajo con ejecutivos de ambas firmas, para buscar fórmulas de cooperación y un proyecto de integración de las actividades de YPF y Repsol”, informó. Ese equipo común será encabezado por Cortina y Monti y, en la práctica, significa que a partir de ahora la conducción de la ex petrolera estatal será compartida por ambos.
No obstante el buen clima de la reunión, Cortina se abstuvo de aprobar la gestión del ejercicio 1998 de la conducción encabezada por Monti, excusándose por haber asumido como director recién hace un mes. Sin embargo, para adoptar la decisión de comprar el 14,99 por ciento del paquete, se supone que Repsol debe haber analizado a fondo el manejo deYPF y Cortina debe tener una opinión formada sobre el desempeño de la conducción. El directivo español, por otra parte, requirió durante el encuentro precisos detalles sobre la propuesta emisión de títulos de deuda por 1000 millones de dólares previstos por YPF para 1999, así como sobre su aplicación.
Algunos analistas del sector interpretaron estos gestos de Cortina como una demostración de que Monti “tiene su suerte echada”. Esto es, que no permanecerá por demasiado tiempo en el cargo. La estrategia de los españoles sería, según esta lectura, mantenerlo en el cargo en la actual etapa de transición, buscando anticipar los pasos hacia la integración de las dos compañías en tanto se concreta el traspaso del control accionario de YPF.

 

Monti detrás de trincheras
YPF informó ayer que “no tiene intención de intercambiar información confidencial relacionada con la sociedad en general, o explorar una combinación de negocios con Repsol, en este momento”. La toma de distancia fue la respuesta de la conducción de Roberto Monti al rechazo de parte de la empresa española a su pedido de que se inhiba de seguir avanzando en el control de la petrolera local.
El holding español Repsol se ha fijado como una de sus metas estratégicas el crecimiento de sus actividades en América latina. Los actuales pasos que está dando Repsol en la conquista de YPF hacen recordar el reciente intento de Endesa, el holding eléctrico también español, por alcanzar el control de la chilena Enersis –finalmente frustrado–, donde detenta el principal paquete minoritario. Y parecen responder a una misma táctica.
Para comprar el ciento por ciento de la compañía chilena (ya poseía el 32 por ciento), Endesa necesitaba que el 75 por ciento de los accionistas aprobara un cambio de estatutos. Quedó a un paso, obteniendo el 73,8 por ciento, con lo cual se le abortó la operación.
Ahora Repsol deberá recorrer el mismo espinoso camino. Si supera la proporción del 15 por ciento del paquete –ya tiene el 14,99–, estaría obligada a ofertarle al total de accionistas un valor similar al mejor precio que haya pagado por las participaciones ya adquiridas, y abonar en efectivo. Para eludir tal obligación, Repsol necesita una modificación de estatutos que le permita pagar con títulos o acciones de otras empresas, o de la propia firma. Para ello, necesitará el voto favorable del 66 por ciento de los accionistas.

 


 

LEVE DEFLACION EN FEBRERO
Bajar es más complicado

t.gif (862 bytes) En medio de un verano económicamente frío, febrero tuvo sus vientitos de deflación. Tanto a nivel mayorista como minorista, el nivel general de precios bajó dos décimas de punto, según los respectivos índices que prepara el INdEC. Pero en una perspectiva más larga, se advierte la marcada divergencia entre esos indicadores, para desconsuelo de los consumidores.
En los últimos doce meses, el IPC (vulgo costo de vida) subió medio punto, mientras que los precios al por mayor cayeron un 6,5 por ciento. Más allá de la diferente composición de estos índices, sus senderos claramente bifurcados muestran la rigidez de los precios al menudeo, que se resisten a bajar pese al abaratamiento de las materias primas. Casos como el de las naftas, el pan o el café ilustran el mal funcionamiento de los mercados.
Es interesante observar, dentro del índice mayorista, que la caída de valores no distinguió prácticamente entre productos nacionales e importados. En todo caso, la persistencia de la deflación, ligada a la crisis internacional y a la recesión local, está conduciendo a repensar la estrategia de endeudamiento de las empresas que, ante tasas de interés que subieron en lugar de bajar, están comprendiendo que en estos tiempos es demasiado caro deber plata.

 

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