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En la jornada de cierre del IV Congreso del Partido de los Socialistas Europeos (PSE), que definió la estrategia para las elecciones del 13 de junio, fue el turno de temas más concretos. Si el lunes el premier francés Lionel Jospin había establecido las pautas programáticas generales de la socialdemocracia europea que gobierna 11 de los 13 países de la Unión Europea, ayer el premier británico Tony Blair se concentró en el problema concreto del empleo, aunque no olvidó elogiar lo que en Gran Bretaña se conoce como la Tercera Vía. El lanzamiento del euro es sólo una base, dijo Blair, y remarcó que las políticas destinadas a estimular la demanda ya no son suficientes para generar trabajo y riqueza. Asumiendo la postura más liberal dentro del foro, el premier británico dijo que Europa debe promover la flexibilidad en vez de introducir leyes de protección social excesivamente rígidas. Luego de presentar un balance positivo de su gobierno, en el que dice haber creado 400.000 empleos desde mayo de 1997, Blair aseguró que su política representa la tercera vía entre el viejo socialismo y la derecha. Luego, el premier laborista lanzó su postura desafiante frente a líderes, como Jospin o el premier italiano Massimo DAlema, que se ubican más a la izquierda. Los partidos de izquierda no deben ser sólo los partidos de la justicia social, e invitó a modernizar el modelo social europeo tomando el ejemplo de Estados Unidos, donde la tasa de desempleo es más baja y el crecimiento más alto. Las mil personas presentes entre los 500 delegados partidarios y otros tantos invitados aplaudieron a Blair con tanto fervor como lo hicieron el lunes con Jospin. Ambos representan las dos caras opuestas de la Europa rojo-rosa. Si Blair, con el llamado nuevo laborismo, parece dispuesto a tomar incluso los temas más antipáticos del neoliberalismo como la flexibilización laboral para construir la nueva izquierda, su colega francés permanece mucho más cercano al ideario del socialismo, donde militó toda su vida. Eso no implica, sin embargo, que el premier laborista haya renunciado a pertenecer a la corriente triunfante en Europa. En referencia a las trabas que históricamente existieron en Gran Bretaña para unirse al euro, Blair señaló que queremos participar en la nueva Europa porque no podemos derrochar la victoria de la izquierda. Los alemanes también se suman a la vertiente pragmática que representa Blair. Tocando estrictamente el tema económico, el ministro de Finanzas germano, Oskar Lafontaine, remarcó que Europa tiene que aprender algo del relajamiento de las políticas fiscales y monetarias tomadas en el pasado por Estados Unidos. Lafontaine pretende bajar las tasas de interés, lo que lo deja en abierta lucha con el Banco Central Europeo, que se opone a la medida. El IV congreso de los socialistas europeos debía establecer el programa de actividades para los próximos tres años, pero todo quedó en la prioridad de ganar las elecciones para el Parlamento Europeo que se realizarán el 13 de junio. Para ello, el foro aprobó dos documentos: el Manifiesto Electoral y el Pacto para el Empleo. El primero se dedica a temas generales, como la lucha contra la discriminación y el racismo, la defensa del medio ambiente y la creación de una Carta Europea de Derechos para fortalecer los derechos fundamentales de los ciudadanos, incluido el acceso a los servicios públicos. En cuanto al problema más urgente que aparece en el horizonte del Viejo Continente, el Pacto para el Empleo, presentado por el premier portugués Antonio Guterres, propone la puesta en marcha de un sistema de formación permanente, el incremento de la igualdad de oportunidades y la combinación de una mayor adaptabilidad con una mayor responsabilidad social de las empresas.
CUBA ABRIO Y CERRO UN PROCESO CONTRA
DISIDENTES Cuba
concluyó ayer su juicio contra los cuatro disidentes en el tiempo record de
doce horas. La fiscalía pidió al tribunal, que tiene diez meses para expedirse, una
condena a seis a cuatro años de prisión para los acusados por sedición. El
gobierno afirmó que la fiscal Edelmira Pedriz había probado las vinculaciones de los
disidentes con la política de agresión de los Estados Unidos,
particularmente en la violación de las leyes referidas a la inversión extranjera
en concordancia con el fortalecimiento del bloqueo económico de la isla. Aunque la
sentencia parece segura, el gobierno de Fidel Castro dio un signo conciliatorio cuando
liberó a cuatro personas arrestadas por la policía cubana para evitar manifestaciones
pacíficas en apoyo de los acusados. El Departamento de Estado norteamericano condenó el
proceso.
Chile se come las uñas esperando el fallo Mientras
los Law Lords británicos continúan deliberando sobre la suerte del ex dictador Augusto
Pinochet, en Chile el ambiente se hace cada vez más frenético. Los obispos chilenos se
apresuraron a negar que la carta papal que pedía clemencia por Pinochet pretendiera
influir en el fallo de los Lores, sino que fue hecha de forma reservada a los
magistrados. Por su parte, el canciller José Miguel Insulza negó que hubiera ex agentes
de la dictadura en su ministerio, en tanto que desestimó que la desclasificación de los
documentos norteamericanos sobre Pinochet altere de cualquier manera el fallo. En
cualquier caso, el deseo parece ser que el proceso termine de una vez, y el titular de la
Corte Suprema, Roberto Dávila, criticó exasperado a sus pares británicos por su
tardanza en emitir el fallo.
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