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El escritor y periodista español Manuel Vicent, que competía con el seudónimo de Capitán Ahab, ganó ayer con su novela Son de mar la segunda versión del Premio Iberoamericano convocado por la editorial Alfaguara, dotado de 175.000 dólares. Son de mar cuenta una historia de amor crepuscular cuyo escenario es el mar Mediterráneo, a finales del verano. La novela no sólo destaca la serie de pequeños incidentes cotidianos que van carcomiendo la felicidad de los protagonistas, sino que queda enmarcada en un tiempo mitológico, recuperado del imaginario griego, dijeron los miembros del jurado a la hora de fundamentar la decisión. El seudónimo del ganador es un homenaje al capitán Ahab, el personaje central de la famosa novela Moby Dick, de Herman Merville, obsesionado por dar caza a la ballena blanca. El anuncio fue realizado, por intermedio de una teleconferencia simultáneamente en Madrid, Bogotá, México DF, Buenos Aires y Miami, por el presidente del jurado, el escritor español Eduardo Mendoza. En el acto donde se consagró Son de mar que desde Buenos Aires era monitoreado por el jefe de la filial local de Alfaguara, Fernando Estévez, y por el titular del Instituto Cultural de España, ICI, José Tono Martínez, el primero en hablar (desde Madrid) fue Jesús de Polanco, presidente del grupo Prisa. Ese grupo que incluye estaciones de televisión por cable y por aire, revistas, la editorial y el diario El País apostó a convocar al premio, convertido por el monto de su recompensa en uno de los más importantes del mundo iberoamericano, como un modo de acentuar su presencia en el mundo de la cultura. No distingo la literatura del periodismo, porque tengo la misma actitud al escribir un artículo que el capítulo de una novela... El periodismo es la expresión del siglo XX, dijo a su vez el galardonado, en una conferencia telefónica poco después de ser informado de su triunfo. La mitología es una forma de poesía y de locura y la locura unida a la poesía da para mucho, afirmó el escritor, viejo conocido de los lectores de Página/12, que desde hace años publica sus columnas y artículos. En un momento del diálogo colectivo con periodistas de los países mencionados, explicó que el detonante de su novela fue una especie de relato que se contaban los marineros de mi tierra, un pequeño pueblo del Mediterráneo. El Mediterráneo, abundó, no es como el Atlántico, que siempre avisa de los peligros. El Mediterráneo es un mar caprichoso, que puede ser dulce como un madre, o suave como una novia, y de pronto engullirte como un monstruo. La prosa de Vicent se caracteriza por una gran precisión y elegancia descriptiva, enriquecida por un uso insólito de las metáforas, que recuerda la narrativa del último Juan Goytisolo, influenciado por la historia literaria de la península y por la tradición morisca. Como periodista, sus crónicas son difíciles de igualar en lengua castellana. Todavía se recuerdan sus impresiones plasmadas en dos notas muy largas sobre la Buenos Aires de finales de los 90, publicadas el año pasado por un semanario español. En su primera versión, el año pasado, el premio fue compartido por el novelista nicaragüense Sergio Ramírez por su obra Margarita, está linda la mar y por el cubano Eliseo Alberto, por su Caracol Beach. Previo al anuncio del ganador, Estévez contó que la selección del jurado se desarrolló luego de la lectura de 709 manuscritos unos 100 más que en 1998, 513 de los cuales eran americanos (entre ellos 143 argentinos) y 196 españoles. A la instancia final llegaron diez novelas. Vicent columnista habitual del diario El País nació en 1936 en Villavieja, un pueblo de la provincia de Castellón, al este de España, se licenció en Derecho y en Filosofía por la Universidad de Valencia y luego cursó estudios de Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid. Durante la transición de la larga dictadura de Francisco Franco a la democracia colaboró en las revistas Hermano Lobo, Triunfo y Madrid. Es autor de las novelas No pongas tus sucias manos sobre Mozart, La balada de Caín (querecibió el Premio Nadal), Contra Paraíso y Tranvía a la Malvarrosa, de la que además se hizo una versión cinematográfica. La entrega del premio a los 175.000 dólares se agrega una escultura conmemorativa del artista español Martín Chirino será el próximo sábado 20 de marzo. En mayo, Alfaguara publicará en todo el mundo de habla hispana la novela premiada. El nivel de las novelas fue muy alto, por lo que nos resultó muy difícil decidir entre los finalistas, dijo el jurado Seatiel Alatriste, director de Alfaguara en México. Además de destacar la gran calidad de las novelas presentadas, el jurado señaló la variedad de estilos y temáticas, hasta tal punto que es prácticamente imposible precisar una determinada tendencia. Lo que yo percibí es una diversidad de tendencias, es un conjunto heterogéneo de mucha calidad. No me atrevo a decir que haya una tendencia clara, quizá que se alejan de la experimentación y siguen cauces clásicos, además hay una gran presencia de la historia, afirmó el escritor chileno Jorge Edwards, miembro del jurado. Sin embargo, se negó a revelar los nombres de los otros finalistas.
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