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EN RUSIA, LOS CIEN AÑOS DE NABOKOV SON UN PROBLEMA
El adversario es Pushkin

Mientras en Estados Unidos se apresuraron a celebrar el siglo del natalicio del autor de “Lolita”, en su país, del que estuvo exiliado
durante décadas, están en veremos. Para el gobierno, la prioridad en las conmemoraciones la tiene el bicentenario del poeta Alexandr Pushkin

Vladmir Nabokov cazando mariposas, su hobby.

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Por Rodrigo Fernandes desde Moscú

t.gif (862 bytes) La personalidad y la literatura del infatigable cazador de mariposas Vladimir Nabokov resurgirán este año en Rusia, al cumplirse 100 años de su nacimiento, el 23 de abril de 1899, en San Petersburgo. Su casa natal será el punto de encuentro de los actos que conmemoran el nacimiento de un autor cuya obra estuvo desterrada (siempre buscó paraísos que pudieran sustituir el de su infancia) hasta principios de los años ‘80. Hoy, recuperado por editoriales, universidades y programas escolares, Nabokov vuelve a ser un punto de referencia para la cultura rusa. El escritor ruso-norteamericano tiene, sin embargo, un gran rival: el poeta Alexandr Pushkin, en su bicentenario.
El centenario del nacimiento de Nabokov se topa en Rusia con dos problemas. El primero es general a todas las esferas de la vida en este inmenso país: la profunda crisis financiera, que hace que el dinero falte incluso para las cosas más elementales, el segundo es que coincide con el bicentenario del nacimiento del gran poeta Alexandr Pushkin, que en la conciencia rusa es el escritor más grande. “Nuestra prioridad, indudablemente, es Pushkin”, fue el comentario del Ministerio de Cultura ruso a la pregunta de si se preparaba algún programa especial a nivel nacional para el centenario de Nabokov. Por el momento, en el calendario de marzo no hay nada. “Quizá más adelante”, dijo el funcionario, que ni siquiera sabía en qué mes caía el aniversario de Nabokov. Aunque no figura en el programa obligatorio, Nabokov es uno de los escritores más recomendados a los escolares rusos (la novela Invitación a la ejecución es de las más leída por ellos). El último manual escolar de literatura rusa (del año 1996) tiene un gran artículo sobre su vida y obra. Antes, los artículos eran más pequeños y mucho antes no existían.
Ajena a los problemas de los funcionarios, la Fundación Nabokov, con sede en su ciudad natal, celebrará un festival sobre la obra del escritor, que culminará con una gran velada en uno de los principales teatros de la ciudad, probablemente en el de ópera y ballet Mariinski (ex Kirov). Además, está previsto un festival de cine dedicado al escritor y un seminario internacional bajo el título de “Pushkin y Nabokov”. El autor de Lolita fue gran traductor al inglés de la obra del famoso vate ruso. Los actos que durante este año se sucederán en San Petersburgo siguen a los celebrados el pasado setiembre en la Universidad de Cornell, el centro estadounidense donde enseñó el autor de Ada o el ardor. La Universidad de Cornell celebró durante cuatro días el Festival del Centenario de Nabokov, que consistió en un ciclo de películas, exposiciones, debates y lecturas. De esta manera, Cornell quería adelantarse a todas las celebraciones del centenario del escritor. Nabokov fue profesor en el departamento de ruso de esa universidad entre 1948 y 1959, tal vez su período más prolífico, y durante el cual no sólo se dedicó a coleccionar mariposas, sino que también escribió Lolita. Su hijo, Dmitri Nabokov, y el guionista Stephen Schiff acudieron entonces a la universidad norteamericana para una pasada especial de la versión de Lolita de Adrian Lyne, antes de su accidentado estreno comercial en Estados Unidos. Protagonizada por Jeremy Irons, Melanie Griffith y la quinceañera debutante Dominique Swain, la película es la segunda versión en cine del clásico del autor ruso, y no fue estrenada en la Argentina. El mismo Nabokov escribió el guión de la primera adaptación de la novela a la pantalla grande, dirigida por Stanley Kubrick. Peter Sellers, James Mason y Sue Lyon (como Lolita) encabezaron el elenco.
El Museo de Nabokov en San Petersburgo fue inaugurado el año pasado con la vista puesta en el centenario. Ubicado en la calle Bolshaya Morskaya, 47, en él se celebrarán dos exposiciones: una sobre la casa misma, y otra, sobre su vida y obra. Además, la Fundación organizará también en el mes deabril las Lecturas nabokovianas, una serie de conferencias y seminarios anuales que pretenden recuperar definitivamente al escritor a su tierra natal. El autor (1899-1977) nació precisamente en esa casa, y durante 17 años vivió allí, hasta que él y su familia tuvieron que huir de la revolución bolchevique. Primero a Crimea, con el Ejército Blanco, donde su padre, Vladimir Dmitrievich Nabokov, uno de los fundadores del Partido Constitucional Democrático, fue ministro de Justicia del gobierno en el exilio, y después a Europa.
La tercera exposición del museo es sobre las haciendas de los Nabokov. Aunque siempre se ha hablado de la extraterritorialidad de Nabokov, el escritor plasmó en su autobiografía, Habla, memoria, el paraíso perdido de su infancia. Con el exilio cambió de lengua –escribió en ruso, alemán, francés e inglés, aunque fundamentalmente hizo 10 novelas en ruso y 8 en inglés– y no hizo otra cosa que inventarse una y otra vez nuevos e imposibles paraísos. La familia Nabokov tenía tres fincas en los alrededores de San Petersburgo –Batovo, Rozhdestveno y Vira–, donde generalmente iban en verano. Están descritas en sus novelas autobiográficas Otras riberas (escrita en ruso) y Habla, memoria (en inglés).
La mansión de la primera hacienda se quemó en los años veinte; la última, durante la Segunda Guerra Mundial. La hermosa casa de Rozhdestveno –que le fue regalada en 1915 a Vladimir por su tío, Vasili Rukavishnikov, diplomático de gran fortuna, heredero de minas de oro siberianas, pero sin hijos– se había conservado hasta que en 1995 estalló un incendio.
Ahora, con grandes esfuerzos, se ha restaurado el edificio, pero no sus interiores. La Fundación planea crear allí un museo literario. También se está en negociaciones con el hijo de Nabokov para la restauración de la hacienda de la localidad rusa de Vira para convertirla en un centro cultural. Aunque el problema es conseguir financiación para estos proyectos.
Los rusos tuvieron que esperar la llegada de Mijail Gorbachov y la perestroika para poder leer en su idioma las obras de Nabokov. Sus primeras publicaciones en la URSS datan de finales de los ‘80, tres años después de la muerte del escritor (que escribió su primera novela, en ruso, en 1926, y la última, en inglés, en 1974) en Suiza. En Rusia, la situación cambió, y hoy no sólo es un novelista muy editado –en 1990 aparecieron sus Obras escogidas en cinco tomos, y ahora están publicándose sus Obras completas–, sino que se estudia su dimensión y su inclasificable lugar dentro de la historia de la literatura, donde su brillante artificio logró superar las barreras del tiempo y de las traducciones.

 

Los problemas de “Lolita”
Aunque Lolita es su novela más conocida, en el momento de su publicación en inglés fue prohibida, generándose una polémica que subsiste. La obsesión de un profesor cuarentón –Humbert Humbert– por una nena de 12 (Dolores Haze) sigue provocando confusiones y arranques de moralina, como quedó claro en las aprehensiones que despertó una nueva versión cinematográfica de la historia. Nabokov gustaba responder a quienes lo tildaban de “obsceno y libertino” desafiando a encontrarle algún pasaje pornográfico. “Lolita no conlleva moraleja alguna”, escribió. “Para mí, una obra de ficción existe en la medida en que me proporciona lo que lisa y llanamente llamaré delectación estética, esto, es, el sentido de hallarme, de alguna manera y en algún lugar, en relaciones con otros estados del ser, en los que el arte (la curiosidad, la ternura, la bondad, el éxtasis) es la norma. No hay muchos libros así.” De la novela quedó el término “lolita” para definir a las adolescentes apresuradas por ser mujeres.

 

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