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Por Hilda Cabrera ![]() El poder autoritario ha sido un tema central en otras versiones de La Runfla: en Formidables enemigos, por ejemplo, espectáculo basado en El gigante Amapolas de Juan Bautista Alberdi, y en Fuenteovejúnica, inspirada en Fuenteovejuna, de Lope de Vega, donde todo un pueblo se rebela ante los abusos de la autoridad. En principio, tiene que haber un sentido de verdad en lo que se expone, algo que a veces se logra exacerbando la actuación, puntualiza Alvarellos a Página/12. La historia debe ser muy contada, y la voz debe subrayar, para que pueda llegar a todos. En Fuenteovejúnica había incluso un duende narrador conduciendo una historia que, tal como era mostrada, parecía repetirse a través del tiempo, sencillamente porque los hombres no aprenden. Los recursos y elementos de Por Poder... son en parte los mismos que utilizan la murga y el nuevo circo, géneros de los que el teatro de calle se diferencia, básicamente porque crea y desarrolla un conflicto dramático. Juegos malabares y acrobacia, máscaras, muñecos gigantes, lanzallamas, silbatos, andamios, instrumentos musicales y zancos, todo esto es incorporado en función de la acción dramática, apunta Alvarellos, quien en 1984 integró el elenco del Teatro de La Libertad (dirigido por Enrique Dacal), que sorprendió a los transeúntes con una puesta de Juan Moreira, en Defensa y Humberto I. Las funciones fueron varias veces interrumpidas por policías que no entendían por dónde iba la propuesta. Por Poder... es una producción del grupo (a un costo de 20 mil pesos), que se realiza con el esfuerzo de todos y una ayuda mínima del Instituto Nacional de Teatro, precisa Alvarellos, preocupado por destacar en la obra el quiebre de los personajes, mostrar su costado ridículo, poniendo en boca de alguno de ellos frases del tipo un buen general debe ser la mamá de sus soldados. La búsqueda de un final no apocalíptico fue otra preocupación de La Runfla. El cierre debía contener un motivo cercano a todos, artistas y público. Por eso, en lugar del Cazador de Mariposas (de ilusiones), que atraviesa el Macbett de Ionesco y sobrevive a la hecatombe y al cinismo del poder, aparecerá una madre cantándole una nana a su hijo. La obra, en la que ocho intérpretes se multiplican componiendo varios personajes, lleva ambientación y vestuario de Stella Rocha. Participan músicos (en teclado, sintetizador, guitarra eléctrica y batería) y asesores, también en tirolesa y rape. El predio estará rodeado de andamios, sobre los que se desarrolla la acción, y el público seráconducido al centro del espacio escénico. Sólo en un momento el público es invitado a participar del aquelarre que preparan las brujas: se lo convida a beber y sostener una vela, aclara Alvarellos, expectante frente al estreno de su versión del Macbett, que, en opinión de Kott, podría ser el más cruel de los teatros de marionetas.
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