Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


La Runfla estrena “P.P.P.P. (Por Poder Pesa Poder)”
La crueldad, bien entendida

El grupo de teatro callejero –responsable de “Formidables  enemigos” y “Fuenteovejúnica” –presenta el sábado, en Parque Avellaneda, una versión de “Macbett (o el mal político)”, del rumano Eugene Ionesco.

Idea: Los recursos son similares a los de la murga y el nuevo circo, géneros de los que el tea-tro de calle se diferencia, porque desarrolla un conflicto dramático.

na29fo01.jpg (10120 bytes)

La Runfla o la versión de la versión: en este caso adapta la adaptación de Ionesco de Shakespeare.
“Es el mal político el que triunfa. ¿No es esto acaso lo que nos enseñan siglos de historia?”, escribió Ionesco.


Por Hilda Cabrera

t.gif (862 bytes) ¿Cómo hablar sobre el poder autoritario desde la estética del teatro en la calle, que en sí mismo implica una “actitud energética” mayor que el trabajo en sala? Héctor Alvarellos, actor y director fundador del Grupo de Teatro Callejero La Runfla (del lunfardo, gente de una misma especie unida por un objetivo común) se preguntó más de una vez cómo lograrlo. La respuesta a esta inquietud está en sus últimos trabajos, y tal vez más explícitamente en P.P.P.P. (Por Poder Pesa Poder), versión libre de Macbett (o el mal político), del rumano Eugene Ionesco, que La Runfla estrena este viernes en el Parque Avellaneda, de Directorio y Lacarra. Como escribió Alain Satge, Ionesco relee en esta obra al Macbeth de William Shakespeare desde la estética de Alfred Jarry (el de Ubú Rey) y los estudios de Jan Kott, pero básicamente desde sus propias obsesiones, “mostrando cómo la sed de poder altera y corrompe el funcionamiento del lenguaje”. “Pretendo haber restituido a Shakespeare su verdadero pensamiento .-dijo sobre esta obra Ionesco–, su verdadera visión del mecanismo al cual Jan Kott dio el nombre de ‘gran escalera de la historia’: es el mal, el mal político el que triunfa. ¿No es esto acaso lo que nos enseñan siglos de historia?”
El poder autoritario ha sido un tema central en otras versiones de La Runfla: en Formidables enemigos, por ejemplo, espectáculo basado en El gigante Amapolas de Juan Bautista Alberdi, y en Fuenteovejúnica, inspirada en Fuenteovejuna, de Lope de Vega, donde todo un pueblo se rebela ante los abusos de la autoridad. En principio, “tiene que haber un sentido de verdad en lo que se expone, algo que a veces se logra exacerbando la actuación”, puntualiza Alvarellos a Página/12. “La historia debe ser muy contada, y la voz debe subrayar, para que pueda llegar a todos.” En Fuenteovejúnica había incluso un “duende narrador” conduciendo una historia que, tal como era mostrada, parecía repetirse a través del tiempo, sencillamente “porque los hombres no aprenden”.
Los recursos y elementos de Por Poder... son en parte los mismos que utilizan la murga y el nuevo circo, géneros de los que el teatro de calle se diferencia, básicamente porque crea y desarrolla un conflicto dramático. Juegos malabares y acrobacia, máscaras, muñecos gigantes, lanzallamas, silbatos, andamios, instrumentos musicales y zancos, todo esto es incorporado “en función de la acción dramática”, apunta Alvarellos, quien en 1984 integró el elenco del Teatro de La Libertad (dirigido por Enrique Dacal), que sorprendió a los transeúntes con una puesta de Juan Moreira, en Defensa y Humberto I. Las funciones fueron varias veces interrumpidas por policías que no entendían por dónde iba la propuesta.
Por Poder... es una producción del grupo (a un costo de 20 mil pesos), “que se realiza con el esfuerzo de todos y una ayuda mínima del Instituto Nacional de Teatro”, precisa Alvarellos, preocupado por destacar en la obra “el quiebre de los personajes”, mostrar su costado ridículo, poniendo en boca de alguno de ellos frases del tipo “un buen general debe ser la mamá de sus soldados”. La búsqueda de un final no apocalíptico fue otra preocupación de La Runfla. El cierre debía contener un motivo cercano a todos, artistas y público. Por eso, en lugar del Cazador de Mariposas (de ilusiones), que atraviesa el Macbett de Ionesco y sobrevive a la hecatombe y al cinismo del poder, aparecerá una madre cantándole una “nana” a su hijo.
La obra, en la que ocho intérpretes se multiplican componiendo varios personajes, lleva ambientación y vestuario de Stella Rocha. Participan músicos (en teclado, sintetizador, guitarra eléctrica y batería) y asesores, también en “tirolesa” y “rape”. El predio estará rodeado de andamios, sobre los que se desarrolla la acción, y el público seráconducido al centro del espacio escénico. “Sólo en un momento el público es invitado a participar del aquelarre que preparan las brujas: se lo convida a beber y sostener una vela”, aclara Alvarellos, expectante frente al estreno de su versión del Macbett, que, en opinión de Kott, “podría ser el más cruel de los teatros de marionetas”.

 

Un género casi sin autores
La escasez de dramaturgos que escriban pensando en los grupos de teatro callejeros ha convertido a los directores en consumados adaptadores. Alvarellos fundó La Runfla en 1991 (y al año siguiente, un espacio cultural, La Casita de La Selva, junto a la actriz Gabriela Alonso), pero antes había creado otra compañía (Teatro La Obra) e integrado como actor numerosos elencos de montajes en salas y en la calle, entre éstos el de La Libertad, uno de los grupos que a comienzos de la década del 80, instalada la democracia, conformó el Movimiento de Teatro Popular (MoTePo). El gran dilema para el artista callejero es cómo seducir a un público que generalmente no va al teatro, y que en no pocos casos “cree que teatro es un edificio o lo que ve en televisión”. El efecto sorprendente (el que logran los lanzallamas, por ejemplo) es siempre un aliado, justamente porque “la comunicación en la calle está siempre interferida”. Si bien la visita a la Argentina de reconocidos teóricos y directores que trabajan en la calle y espacios no convencionales, como Eugenio Barba, director del Odin Teatret, influyeron también en el trabajo de Alvarellos, éste cree necesario hallar técnicas y formas más cercanas a la realidad argentina: “La calle es un escenario con particularidades propias en cada país y lugar. Es un escenario vivo, y por lo tanto modificable”, afirma. En este sentido, La Runfla no trabaja sola, y ha participado junto a otros grupos en varios eventos, entre otros Le robaron el río a Buenos Aires (con Diablomundo, Catalinas Sur y Los Calandracas), en febrero de 1995, y al año siguiente en Utópicos y malentretenidos.

 

PRINCIPAL