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MENEM DISPUSO UN VIRTUAL REGRESO DE LOS EDICTOS POLICIALES EN BUENOS AIRES
Si no hay ley, que sea por decreto

El fantasma de los edictos está reinstalado: la Policía podrá demorar por merodeo, prostitución, ebriedad. Incluso por un escrache. El Presidente invadió por decreto el propio Código Penal, que es el encargado de tipificar delitos. De la Rúa quitó importancia al tema.

Raúl Granillo Ocampo, Carlos Corach y Miguel Angel Toma, en el anuncio.

Por José Natanson

t.gif (862 bytes) Aunque no es función de los decretos legislar, y menos ampliar o cambiar una ley existente, el Presidente Carlos Menem firmó ayer un decreto por el que ordena a la Policía Federal que arreste a cualquier sospechoso en ocho casos. Entre otros, si realiza reuniones tumultuosas contra alguien, en clara alusión a los escraches, si ofrece sexo en la vía pública y si porta un cortafierro. Además de avanzar sobre facultades del Congreso, el Ejecutivo nacional ocupa un área de la ciudad de Buenos Aires, que ya cuenta con su código contravencional propio.
Apenas se conoció la noticia, la Alianza salió rauda a denunciar la reinstauración de los edictos y la violación de la autonomía porteña. Pero la posición cambió radicalmente cuando el propio Fernando de la Rúa intentó quitarle trascendencia al tema, con el argumento de que sólo se trata de hacer cumplir una ley en vigencia, una mención a la Ley Lázara, que en 1991, para limitar los arrestos injustificados, estableció la posibilidad de una demora de diez horas en la comisaría. Más allá de esa interpretación, que fue impugnada por el propio autor de la ley, lo cierto es que el presidente se dio el gusto de reinstalar, en los comienzos del año electoral, uno de los debates que más costos generó en el candidato de la Alianza durante el año pasado: el que giró en torno al Código de Convivencia Urbano.
El anuncio se concretó ayer por la mañana. “El presidente ha ordenado a la Policía que se haga respetar el contenido de los edictos hasta cubrir el vacío que originó el Código de Convivencia Urbano”, anunció el ministro del Interior, Carlos Corach, admitiendo que la reimplantación virtual de los edictos policiales no es una figura retórica. El decreto, que entrará en vigencia apenas se publique en el Boletín Oficial, ordena a la policía “el estricto cumplimiento” de la Ley 23.950 (conocida como Ley Lázara), “debiendo en consecuencia proceder a conducir a la dependencia policial que correspondiere (...) a quien o a quienes incurrieren, entre otras, en alguna de las siguientes conductas” (ver aparte).
Cuando se conoció la decisión de Menem, De la Rúa se encontraba reunido con Carlos “Chacho” Alvarez y con el diputado radical Rafael Pascual en el despacho de la Jefatura de Gobierno. Conversaban sobre la gira por Brasil que iniciarán el próximo lunes.
–Antes de declarar nada quiero ver el texto –dijo el jefe de Gobierno porteño cuando le comunicaron la noticia.
La cautela del candidato de la Alianza no impidió que radicales y frepasistas salieran raudos a impugnar el decreto. El secretario de Gobierno de la ciudad, Enrique Mathov, lo comparó con una intervención federal. El vicepresidente de la Legislatura, el frepasista Aníbal Ibarra, anunció que estaba estudiando la posibilidad de iniciar una “denuncia penal” contra el presidente. También desde el Frepaso, la diputada Graciela Fernández Meijide aseguró que el decreto es “un atropello del menemismo”.
Hasta que a las cinco de la tarde De la Rúa se comunicó con un grupo de dirigentes de confianza y explicó la línea oficial (ver aparte), que hizo estragos en la posición inicial de los dirigentes de la Alianza. Algunos, los más alineados con De la Rúa, se desdijeron de lo que habían afirmado por la mañana. “Lo grave es que usa un decreto con fines electorales, pero no implica vulnerar la autonomía ni nada parecido”, sostuvo Mathov. Sin embargo, el ex diputado Simón Lázara, autor de la ley citada por el decreto, aseguró que se trata de “una brutalidad jurídica” (ver aparte).
La decisión del gobierno nacional de aprovechar el debate sobre el Código de Convivencia para golpear al candidato de la Alianza en su flanco más débil no es nueva. En la edición del domingo 21 de febrero Página/12 publicó un decreto con membrete del Ministerio del Interior. A diferencia del que firmó ayer, el primer borrador no dejaba lugar a dudas: reestablecía los edictos policiales en la Capital Federal. Fernando de la Rúa se había enterado de la existencia del proyecto el día anterior. Según confió un dirigente cercano al jefe de Gobierno porteño, la primera reacción fue restarle trascendencia al asunto. El candidato de la Alianza interpretó el proyecto como una jugada de Menem para distraer la atención del electorado porteño del desastre de los cortes de luz. El lunes siguiente, temprano por la mañana, tanto Corach con el secretario de Seguridad, Miguel Angel Toma, salieron presurosos a negar la existencia del decreto.
Fue el propio presidente el encargado de ratificar la información. “Vamos a reinstaurar los edictos en la ciudad de Buenos Aires caiga quien caiga y pese a quien le pese”, dijo en el marco del discurso que pronunció el miércoles de la semana pasada en Parque Norte, mientras las barras menemistas clamaban por la re-reelección. La confirmación presidencial no impidió que, al día siguiente, Corach volviera a desmentir la posibilidad de restablecer la vieja legislación policial en el territorio que gobierna el candidato de la Alianza. “Lo niego y lo sigo negando”, sostuvo el funcionario.

 

El decreto
El decreto 150 establece taxativamente las figuras “predelictuales” en virtud de las cuales a partir de ahora los porteños podrán ser llevados a una comisaría. El decreto no menciona en ningún momento la palabra “edictos”, pero la mayoría de las figuras guarda una puntillosa coincidencia con aquellas normas policiales:
ron2.gif (93 bytes)   Los que llevaren consigo llaves falsas o ganzúas, cortafríos, palancas, palanquetas y otros elementos de efracción o cualquier otro objeto análogo que permitan fundamentalmente presumir que se destinarán a cometer delitos.
ron2.gif (93 bytes)   Los conductores de vehículos que los facilitaren a sujetos conocidos como ladrones o que sirvieren a éstos a sabiendas.
ron2.gif (93 bytes)   Los que realizaren reuniones tumultuosas en perjuicio del sosiego de la población o en defensa de persona determinada.
ron2.gif (93 bytes)   Los que llevaren consigo cualquier tipo de arma, fuera de los casos y condiciones legalmente autorizados.
ron2.gif (93 bytes)   Los que se encontraren en estado de ebriedad o bajo la acción de alcaloides o narcóticos en lugares públicos o sitios expuestos al público.
ron2.gif (93 bytes)   Los que provocaren o molestaren a los vecinos o transeúntes con palabras o ademanes que implicaren una ofensa a la moral.
ron2.gif (93 bytes)   Las personas de uno u otro sexo que en lugares públicos o sitios expuestos al público incitaren o se ofrecieran al acto sexual, cuando ello provocare una perturbación del orden y la tranquilidad públicos, u ofensa pública al pudor mediante palabras, actos o ademanes obscenos.
ron2.gif (93 bytes)   Los sujetos conocidos como profesionales del delito que se encontraren merodeando en lugares públicos o sitios expuestos al público sin causa justificada.

 


 

DE LA RUA PREFIERE MINIMIZAR EL DECRETO PRESIDENCIAL
“Esto es cartón pintado”

Por J. N.

t.gif (862 bytes) Luego de analizar el texto del decreto durante varias horas, Fernando de la Rúa dialogó con Página/12 sobre los alcances de la norma firmada ayer por el presidente Carlos Menem. A continuación, la interpretación del jefe de Gobierno porteño que obligó a las segundas líneas de la Alianza a dar un giro en su posición inicial.
–¿Cuál es su opinión sobre el decreto?
–Es cartón pintado. Creo que, contrariamente a lo que anunció Menem en un principio, lo que terminó saliendo no es más que un acto de propaganda.
–¿Por qué?
–Porque el texto sólo ordena a la Policía Federal que cumpla la ley 23.950, la ley Lázara, lo que sin duda es algo que tiene que hacer. Lo que hace es reafirmar que hay que hacer cumplir esta normativa.
–¿No implica reinstaurar los edictos en la ciudad de Buenos Aires?
–No. Porque la ley Lázara faculta a la policía a detener a una persona con el objetivo de confirmar su identidad si se encuentra en situación delictiva o contravencional. El decreto enumera una serie de circunstancias en las que podría encontrarse esa persona. Nada más.
–¿Su interpretación es que es un decreto reglamentario de la ley?
–Creo que en realidad se superpone con la ley, y por eso siembra confusión y pareciera que reestablece los edictos.
–¿Atenta contra la autonomía de la ciudad?
–No.
–Entonces para usted el decreto no es malo...
–Sí. Desde el punto de vista de la técnica jurídica es un desastre, porque siembra confusión en la policía. Cuando detiene a alguien, la policía tendrá que decidir si se trata de una contravención o de un delito.
–¿Cuál es su lectura política?
–El Gobierno quiere aprovechar el tema de la seguridad, y por eso lanza este globo que no va a tener ningún efecto concreto.

 


 

SIMON LAZARA, EL AUTOR DE LA LEY INVOCADA POR MENEM
“El decreto es una barbaridad”

t.gif (862 bytes) El ex diputado socialista Simón Lázara es el autor de la ley 23.950, un intento por limitar las facultades de la policía para detener personas con la excusa de la averiguación de antecedentes. Fue esta ley la que utilizó ayer Carlos Menem para reinstalar la discusión sobre los edictos policiales.
–¿El decreto reglamenta la ley?
–No. Lo que hace Menem es modificar (no reglamentar) tres leyes, porque incorpora una serie de circunstancias que no figuran en la ley y en las cuales la policía puede detener personas. Lo que hace el decreto no es reglamentar la ley, sino modificar el Código Penal, el Código de Procedimientos y la Ley Orgánica de la Policía. Es una brutalidad jurídica.
–¿El espíritu del decreto es contrario al de la ley 23.950?
–Por supuesto. Mezcla cuestiones contravencionales con criminales, lo cual es una barbaridad. El Gobierno, con esa capacidad para convertir el oro en barro, transformó una ley garantista en un mamarracho jurídico y autoritario.
–¿Vulnera la autonomía de la ciudad?
–Sí. La Constitución de la Ciudad, en el artículo 13, inciso 9, sostiene que “se erradica de la legislación de la ciudad y no puede establecerse en el futuro ninguna norma que implique expresa o tácitamente peligrosidad sin delito”. En cambio, el decreto incorpora la figura del merodeo, cuando dice que la policía puede detener a “los profesionales del delito que se encontraren merodeando en lugares públicos o sitios expuestos al público”. Esto es detener a alguien por peligrosidad sin delito. ¿Quién decide qué es un “profesional del delito”?
–¿Qué opina de la interpretación de Fernando de la Rúa?
–Creo que está equivocado. Pero es público que quiere un código más duro. Está cediendo a la presión social por el tema de la inseguridad, y la verdad es que el pánico es un mal consejero en materia penal. Si este fuera un país serio este decreto crearía un conflicto institucional gravísimo.

 


 

“Cuando la Policía tiene un marco ambiguo, abusa”

Cuatro juristas desmenuzaron el decreto: las dudas sobre su constitucionalidad y la  legalidad de las detenciones que se hagan.

La ambigüedad y lo contradictorio de la norma le da a la Federal un poder discrecional.
No se sabe a qué jueces serán remitidos los presuntos infractores cuando sean detenidos.

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Por Pedro Lipcovich

t.gif (862 bytes) “Las detenciones que se produzcan por el decreto 150 serán ilegítimas”, sostuvo un profesor de Derecho Constitucional en la UBA, quien afirmó que la disposición “viola la Constitución nacional”. La mayoría de los especialistas consultados por este diario cuestionaron los ocho incisos del decreto: los que conciernen a contravenciones, porque deberían ser materia de la Legislatura porteña; los que conciernen a delitos, porque ya están contemplados en el Código Penal. Tampoco resulta claro a qué jueces remitiría la policía estos detenidos. Y la consecuencia –o la razón de fondo– de tanta confusión estaría en que “cuando la policía tiene un marco ambiguo, complejo y contradictorio, abusa”.
Para Daniel Sabsay, profesor titular de Derecho Constitucional en la UBA, “con este decreto, el Presidente de la Nación se inmiscuye en una materia, las contravenciones y las faltas, que es exclusiva del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El gobierno nacional no tiene competencia territorial al respecto, y así lo indican el artículo 129 de la Constitución nacional, y la ley 24.588”. La persona que fuese detenida sobre la base del decreto 150 “sufriría una detención ilegítima, y así debiera denunciarlo ante el juez”.
En cambio Ricardo Balestra, docente de Derecho Internacional Privado en la UBA, sostuvo que “el decreto no es inconstitucional, ya que la Policía Federal todavía pertenece al gobierno nacional; la medida se vincula con hechos como la muerte de dos chicos en Buenos Aires Vivo, o la violencia en el fútbol, y debe entenderse como una disposición provisoria hasta tanto las autoridades de la ciudad tomen medidas definitivas para asegurar el orden público”.
Rafael Bielsa, consultor internacional en sistemas judiciales, observó que “la ley 24.588 (‘Ley Cafiero’), reconoce a la Ciudad Autónoma la jurisdicción contravencional, a la que concierne el decreto”, que “es un brutal avance del gobierno central sobre la autonomía de la ciudad”.
La condición que hizo posible el decreto 150 se sustenta en dos demoras, que señaló a este diario Humberto Quiroga Lavié, titular de Derecho Constitucional en la Universidad de La Plata e integrante del Consejo de la Magistratura: “No se produjo hasta ahora la transferencia de la Policía Federal a la Ciudad Autónoma, y tampoco se le transfirió la Justicia federal ordinaria, que se ocupa de los delitos cometidos en la ciudad”.
El inciso que permite detener a quienes lleven cortafríos o palanquetas. “Invierte la carga de la prueba: cualquiera que lleve un cortafrío puede verse obligado a demostrar que lo hace con un fin lícito, si la policía ‘sospecha’ lo contrario”, comentó Bielsa.
Horrorizó a los juristas el inciso que permite detener por “merodeo”. Bielsa destacó: “A eso se lo llama ‘derecho penal de autor’ o, más simplemente, por portación de cara”. Para Quiroga Lavié, “el Gobierno parece tipificar por decreto un delito que no estaba en el Código Penal, lo cual contradice el artículo 99, inciso 3, de la Constitución nacional”.
En cuanto a las “reuniones tumultuosas en ofensa de persona determinada”, Bielsa observó que este inciso “parece dirigido específicamente a los escraches” y que “ya en el actual Código de Convivencia se prohíben los ruidos que alteren la tranquilidad”.
Bielsa recordó además que “ese mismo código prohíbe ofrecer servicios sexuales hostigando a los vecinos, pero la policía no ha venido interviniendo, para forzar una decisión que le devolviera su situación anterior, cuando tenían la caja”.
Es que “el actual Código de Convivencia produjo una gran transferencia de ingresos, desde que la policía no pudo seguir sacándoles plata a las prostitutas como en la época de los edictos”, precisó. Ahora, el decreto 150 le permite a la policía detener a quienes “inciten al acto sexual” o efectúen “ademanes obscenos”, pero, observó Quiroga Lavié, “la exhibición obscena ya está penada por el Código Penal”. La razón de fondo de estas confusiones sería que “cuando la policía tiene un marco ambiguo, complejo,contradictorio, abusa: este decreto le otorga un poder importante e impreciso”, resumió Bielsa.
Por lo demás, el decreto no especifica a qué jueces serán remitidos los detenidos: “Hay que suponer que irán a la Justicia correccional pero, entonces, algunas contravenciones serán juzgadas por los magistrados contravencionales y otras, o las mismas, por los correccionales..., salvo que la confusión responda a que la sanción, de hecho, haya de ser aplicada por la policía, como en la época de los edictos”, comentó Bielsa.

 


 

EL ARTICULO QUE PERMITE REPRIMIR LOS ESCRACHES
Una alegría para los ex represores

t.gif (862 bytes) El “escrache”, el modo de protesta y de poner en evidencia a los represores de la dictadura inventado por los hijos de los desaparecidos, tiene su propio lugar en el decreto presidencial. El inciso “c” permite la detención de personas “que realizaren reuniones tumultuosas en perjuicio del sosiego de la población o en ofensa de persona determinada”. Desde la agrupación HIJOS, el repudio fue inmediato: “Tanto el gobierno nacional como el de la ciudad (ya que Menem dio el indulto y los radicales dieron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final) garantizan la impunidad de los genocidas; ahora quieren garantizar que no marquemos las casas de los asesinos”.
El escrache ha sido incorporado por los militantes de los derechos humanos para denunciar públicamente a los militares que torturaron, secuestraron y asesinaron durante la última dictadura militar, y que fueron beneficiados por las leyes de los gobiernos de la democracia. Consiste en una manifestación en la puerta del domicilio del escrachado, en la que se recitan las tareas en las que participaron, para que los vecinos y la sociedad les impongan una “condena social”. El método excedió a HIJOS: otras organizaciones (o damnificados por algún hecho) hacen ahora sus propios escraches. “Este ejercicio cívico activo de denuncia pública ha generado desde su implementación la mayor incomodidad para las autoridades, que preferían una sociedad ‘reconciliada’ en el olvido”, sostuvieron ayer la CORREPI (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional), HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio) y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre.
Daniel Stragá, abogado de la CORREPI, dijo a Página/12 que el decreto presidencial “es una nueva vuelta de rosca en materia represiva, que tiene un doble efecto para el Poder Ejecutivo: por un lado, castigar a De la Rúa; por otro, que es lo que más nos interesa, más allá de que es inconstitucional y plantea cosas absurdas como la generalidad de las figuras (como el merodeador), es la prohibición de los escraches. El refuerzo del aparato represivo del Estado por medio de este decreto tiende a lo que apunta desde hace mucho tiempo el Gobierno: a castigar el escrache, ya que según ellos altera la paz social”.
Mario de la Rosa, integrante de la agrupación, manifestó su indignación: “Menem está pasando por arriba al gobierno de la ciudad, y nos está involucrando a nosotros en primer lugar porque en su decreto no se puede juntar gente y nosotros hacemos los escraches. Pero además van a volver a levantar a gente que está tomando una birra en la calle y a las prostitutas. El escrache lo vamos a hacer igual. O ¿qué?, ¿nos van a prohibir hacer una manifestación?”

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