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Un fallido intento de fuga en la cárcel de Villa Devoto derivó en una violenta represión que llegó a poner en peligro la vida de decenas de mujeres y niños que realizaban en esos momentos la visita diaria. El Servicio Penitenciario Federal (SPF) confirmó que tres internos que estaban usufructuando (sic) una visita ordinaria junto a familiares, incluidos menores de edad, intentaron evadirse escalando el muro perimetral del patio en el que se encontraban. Según el comunicado leído por Germán Papich, jefe de prensa del SPF, la evasión fue frustrada por la inmediatez de la actuación penitenciaria. Varios testigos aseguraron que uno de los tres reclusos fue herido de un balazo en la pierna cuando ya estaba reducido, tirado en el piso, versión que fue desmentida por voceros del SPF. Anoche, la situación había vuelto a la normalidad. El problema comenzó a las 16.15 de ayer, cuando faltaba poco para que finalizara la visita de los miércoles destinada exclusivamente a mujeres y niños, que se cumple entre las 14 y las 17. Tres internos, que en ningún momento fueron identificados, lograron escalar un alambrado interno de varios metros de altura, pero fueron detenidos mucho antes de que pudieran trepar por el muro externo y ganar la calle. La situación se complicó porque los guardias comenzaron a disparar sus armas, mientras las mujeres y los niños reunidos en el patio de la planta uno del Pabellón número dos, cercano al paredón que da sobre la calle Bermúdez, corrían y gritaban por temor a resultar heridos. El titular de la comisaría 45ª de la Policía Federal, Roberto Raglewski, admitió que dentro del penal se escucharon varias detonaciones, pero aseguró que se trató de disparos con balas de goma para amedrentar a los revoltosos. Fueron sólo tres los internos que intentaron escapar, pero al producirse los disparos varios reclusos insultaron a los guardias y les recriminaron que usaran sus armas sin tomar en cuenta la presencia de la visita. Dos guardiacárceles fueron retenidos por los presos, por unos pocos minutos, con la finalidad de forzar el cese del fuego. El comisario Raglewski anunció que la normalización se produjo cerca de las 18.30. Algunos familiares salieron de la cárcel tras la accidentada visita, mientras otros optaron por permanecer dentro del penal para garantizar que no haya represión posterior. Los presos de otros pabellones que ayer no tuvieron visita formularon reclamos a través de las rejas para llamar la atención de la prensa. Hay requisas todos los días y nos roban las cosas, dijeron varios reclusos asomados a una ventana enrejada ubicada sobre la calle Nogoyá. En los alrededores del penal, decenas de familiares se reunieron para pedirles tranquilidad a los internos. Nora (58), que tiene un hijo detenido, lloraba mientras gritaba: Por favor, no hagas nada, ya pasó todo. No hagas nada porque te van a pegar. Martha, Nancy y Margarita, cuyos maridos están presos, estuvieron en la visita y aseguraron que los guardias tiraban para cualquier lado y al pibe que se quiso escapar lo hirieron cuando estaba en el piso. Y Margarita tenía su pronóstico para la noche: Por lógica, tiene que haber represión.
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