OPINION
Israel tiene su Vietnam
Por Mario Sznajder * |
La
muerte del general Ezer Gerstein puso más énfasis aún en algo que, desde la
instalación de la franja de seguridad en 1982, siempre vuelve con fuerza en un período
preelectoral. El sur del Líbano es actualmente el único frente de batalla del ejército
israelí y el número de bajas es muy alto. A las muertes hay que sumarles los heridos y
el desgaste material. En este sentido la oposición laborista tiene un buen punto de
ataque: en dos años de gobierno de Netanyahu, la situación empeoró sensiblemente.
Frente al problema planteado por el Hezbollah, la solución pasa por hacer un acuerdo con
Siria, que es en definitiva de donde procede la potencia de la guerrilla pro iraní, para
retirarse del Líbano. El acuerdo es posible pero el precio a pagar es muy alto. La otra
solución que se propone es el repliegue unilateral, pero esta medida no puede ser tomada
hasta que exista una gobierno electo suficientemente estable en Israel.
Lo que es evidente es que buena parte del proceso electoral israelí está en manos del
Hezbollah. Y la reacción de Netanyahu, prometiendo una respuesta dura y cortándola 24
horas después, es la única que le puede dar réditos pensando en una lógica de corto
plazo. Si la ofensiva israelí se prolongaba, nadie sabía qué consecuencias podía
tener. Detener el ataque significaba detener las pérdidas.
Claro que esto también puede convertirse en un boomerang contra el premier. En marzo de
1996, el tiro por la culata había sido de Shimon Peres, quien lanzó la operación
fallida Uvas de la Cólera en época electoral y no sólo no ganó votos
derechistas sino que perdió parte del voto árabe. Pensando en el 17 de mayo, Netanyahu
sabe que los árabes jamás lo elegirían; pero la insuficiente dureza
manifestada contra el Hezbollah puede enfrentarlo con su base derechista de apoyo.
El tema es que, más allá del proceso electoral, el Hezbollah es uno de los principales
problemas de Israel, y además siempre repercute en la cuestión palestina. La secuencia
de violencia es doble a un ataque del Hezbollah, crece la tensión en la población
palestina y la guerrilla pro iraní tiene una fuerte relación ideológica y
material con organizaciones palestinas como Jihad Islámica y Hamas. Por eso el gobierno
israelí cerró recientemente las fronteras con la Autoridad Palestina en la celebración
de la fiesta judía de Purim. Los ataques de Hezbollah, aún los que no son
significativos, funcionan siempre a nivel simbólico y minan aún más el mito ya
destruido de la invencibilidad de Israel.
* Profesor de Ciencia Política de la Universidad Hebrea de Jerusalén. |
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