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Por Javier Lorca y Marina Caporale La Facultad de Medicina de la UBA empezó esta semana a cobrar para inscribir a sus 28 mil estudiantes. La iniciativa del decano Salomón Schächter se encontró con la oposición de las federaciones estudiantiles y con la aceptación de la mayoría de los alumnos en muchos casos, desinformación mediante, que optaron por pagar para anotarse con un nuevo sistema informático, aun cuando sigue vigente la antigua opción gratuita. Las federaciones universitarias de Argentina y de Buenos Aires (FUA y FUBA) anunciaron a Página/12 que presentarán ante el Consejo Superior de la universidad porteña un proyecto para reglamentar qué trámites e instancias pueden, o no, ser aranceladas por las diversas facultades. Si la UBA es pública y gratuita, no puede ser que haya que pagar para anotarse en una materia. Eso es un arancel encubierto, protestó el secretario general de la FUA, Raúl Sánchez (Alianza). Las autoridades de Medicina instalaron un nuevo sistema de inscripción arancelado e hicieron una campaña de publicidad tendenciosa: no les informan a los alumnos que pueden anotarse gratis, denunció Sánchez. Basta dar un paso dentro del hall central de la facultad para encontrarse con un enorme cartel: A efectos de obviar inconvenientes, se recomienda a los alumnos adquirir los formularios correspondientes con la mayor anticipación posible, dice. Pese a los afiches pintados por varias agrupaciones estudiantiles (que aseguran que no es obligatorio comprar los formularios), el letrero oficial se lleva la atención de los alumnos. Sólo unos pocos saben que, en el primer piso y después de una hora de cola, pueden tramitar una inscripción gratuita. Yo no sabía que no es obligatorio pagar. Vine apurada y compré el formulario directamente. Después vi el cartel de la Izquierda Unida que decía que hay una inscripción gratuita, contó Nancy, alumna de Obstetricia. La gente paga porque piensa que con la inscripción manual va a tener problemas explicó Diego Cukier, del centro de estudiantes. En las ventanillas les mienten. Dicen que a los que no pagan los investigan para verificar si tienen problemas económicos, dijo. Prefiero pagar para evitarme trastornos, comentó una chica frente a una ventanilla ubicada en el subsuelo. Adelante de ella, Ileana coincidió: Me dijeron que es más seguro pagar, porque si no te tienen hasta el último día sin saber si entraste. La facultad hasta se preocupó por abrir ventanillas de pago exacto junto a las que dan vuelto. Parece más un banco que la universidad pública, ironizó Sánchez. Desde el lunes y hasta mañana, está en venta el juego de formularios que los alumnos deben adquirir, previo pago de entre 5 y 8 pesos. Las planillas son legibles por una lectora óptica que acelerará el antiguo trámite de inscripción y permitirá a los estudiantes anotarse en ocho materias y treinta exámenes. La decisión de cobrar la inscripción para costear el sistema fue tomada por el decano Schächter, ad referendum del consejo directivo. De todos modos, para cuando vuelva a sesionar el consejo, habrá cerrado la inscripción. Y los alumnos ya habrán pagado. A mí me parece muy caro. Encima, las autoridades jamás rinden cuentas y nunca se sabe dónde va a parar la plata, protestó el alumno Pablo Grana, dispuesto a arriesgarse con la opción gratuita. Los que eligen el sistema manual tienen que hacer cola frente a un aula, donde toman sus datos y les dan un cupón. La semana que viene tendrán un solo día para canjearlo por un formulario; llenarlo y entregarlo. En cambio, los que eligen pagar tienen diez ventanillas a su disposición. Reciben la planilla directamente y tendrán tres días para entregarla. El sistema gratuito tiene todas las trabas posibles. Se lo planteamos al secretario académico y confesó que lo hicieron a propósito. Para evitar que anotarse manualmente sea más fácil que pagar y que nadie quiera comprar el formulario, se quejó Juliana Filkenstein, de Medicina. Generaron untrámite muy engorroso, cuando antes la inscripción era mucho más simple, agregó Efraín Benzaquen (Alianza), presidente del centro estudiantil. Desde la FUA y la FUBA se impulsará un proyecto para que dentro de la UBA haya reglas claras acerca de qué se puede cobrar a los alumnos y qué no, para que esto deje de quedar en manos de cada facultad. Hay que definir pautas claras dentro a partir del Estatuto Universitario, que establece que la educación será pública y gratuita dijo Sánchez. A través de los consejeros estudiantiles de la Alianza, vamos a presentar un proyecto para que el Consejo Superior legisle qué trámites se pueden cobrar y cuáles no. La inscripción a materias y exámenes, y los cursos de verano, no deberían cobrarse. Pero sí pueden cobrarse algunos trámites administrativos personales. La diversidad de criterios que cobija la UBA quedó expuesta por los diferentes sistemas de inscripción introducidos últimamente. En algunos casos, el costo de las innovaciones tecnológicas fue cargado a los estudiantes y, en otros, no. En las facultades de Agronomía y de Ciencias Económicas los estudiantes pueden anotarse vía Internet en forma gratuita. Y en Farmacia y Bioquímica se distribuye sin costo una tarjeta magnética para que todos puedan evitar trámites y colas.
QUEJAS DE LOS ALUMNOS DE LA FACULTAD DE
AGRONOMIA Por Cecilia Sosa
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