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Por Cristian Alarcón Cuarenta y tres diputados porteños dieron ayer el sí a la prohibición total del comercio sexual en las calles de Buenos Aires para prostitutas y clientes, tal como los sectores más conservadores de la ciudad y el jefe de Gobierno, Fernando de la Rúa, venían pidiendo hace ya un año. La medida dejó una carnicería discursiva entre los legisladores de la propia Alianza y los del justicialismo, que se acusaron durante toda la sesión de traiciones, bajezas, delaciones, incongruencias, equívocos anteriores y hasta simple falta de luces. El nuevo artículo 71 del Código de Convivencia de la ciudad castiga ofrecer o demandar para sí u otras personas servicios sexuales en los espacios públicos con penas que van desde la multa a los trabajos de utilidad pública. Generó sólo cuatro votos en contra. Y fueron once quienes se abstuvieron, entre los que hubo radicales y frepasistas. ¡Más fuerte!, pedía entre el público una mujer para oír los votos que iban siendo cantados por cada legislador a medida que aparecía en una lista. Pero la voz de la mayoría de los sí de la Alianza siguió tan baja como la presión que se respiraba ayer en el recinto de la calle Sarmiento. La reforma de ayer incluyó el cambio de doce artículos y la creación de tres, pero fue sólo el texto del 71 el que suscitó la polémica. Hacía dos semanas que los jefes de la Alianza, tanto De la Rúa como Chacho Alvarez habían bajado la directiva de sacarse el problema de encima antes de que la campaña electoral queme las manos. Los aliancistas vieron en el artículo 71 un flanco demasiado débil para recibir las piñas del Gobierno nacional, que vinculó siempre el problema de la seguridad a la prostitución. Para colmo de males, el menemismo les clavó en las palmas el miércoles el decreto por el que se devuelve el poder que la policía perdió con la derogación de los edictos. La prohibición total se hacía inminente. Así fue que de los 43 votos a favor, 25 fueron de la Alianza. Por un lado, 17 de los 18 radicales, por el otro, 8 de los 19 frepasistas. Los cuatro que votaron en contra fueron los frepasistas Eduardo Jozami, Dora Barrancos, Cristina Zacardi y el radical Facundo Suárez Lastra. Se abstuvieron los seis socialistas, las justicialistas Juliana Marino y Liliana Sánchez, Martha Oyhanarte de la UCR recordó que en el régimen nazi las medidas represivas comenzaron a subir gradualmente y María Elena Naddeo, de quien todos esperaban un voto en contra. Al frente de los que impulsaron la reforma, Aníbal Ibarra avaló su voto con un intento de autocrítica. No evaluamos la necesidad de contar con el respaldo de las organizaciones sociales para sostener el artículo 71, dijo. Pero también fue escéptico con la nueva prohibición: Este problema va a seguir existiendo. No pensemos que por una norma se solucionará el oficio más viejo del mundo. Un análisis similar al que hizo ante Página/12 la titular del bloque radical, Gabriela González Gass (ver aparte). El escenario futuro para las prostitutas y las travestis, según Ibarra, no perdió las garantías fundamentales, porque si las detienen serán llevadas ante un juez y no a la comisaría. Entre los que sorprendieron al avalar el cambio estuvo Liliana Chiernajovsky, quien está al frente del Foro de los Derechos de la Mujer. Ayer a la tarde, las feministas que lo integran intentaban convencerla de no dar el paso. Al argumentar su voto, la legisladora se manifestó filosóficamente en contra del espíritu de la prohibición, pero justificó su voto en su lealtad con el bloque. Enfrente, el radical Facundo Suárez Lastra gritó: Lo único que estamos haciendo es tirar a estas mujeres en manos de organizaciones mafiosas. Se refería al impulso que significará el nuevo artículo para quienes manejan el mercado del sexo, los proxenetas que tras saunas o departamentos explotan a las trabajadoras sexuales. Si quieren combatir la corrupción que usen el Código Penal. A los fiscales y a la Policía no les pido demasiada inteligencia, que lean los avisos de los diarios, largó. Luegose dedicó a leer una cable de la agencia Associated Press en el que se informó que los legisladores votarían la prohibición como resultado de la presión de sectores políticos de derecha. Por su parte, Eugenio Zaffaroni argumentó en contra del artículo sin hablar de la prostitución. Dijo que se llegó a la prohibición y la discusión del tema por una trampa del menemismo. Acusó al Gobierno de permitir el tráfico de armas y de preparar el aparataje que impida la protesta. Luego, a la hora de votar, no estuvo. ¡Señores! ¡Está por votarse una ley talibanesca!, bramó la frepasista Dora Barrancos, acusando en pleno a los que votarían en positivo del envilecimiento de las actitudes políticas. Esto está lleno de chicanas baratas, pensamientos precarios, torvos. Es grave que las personalidades hayan sido prendas de pujas en el mercado político de esta ciudad, dijo. Ayer, una de las intrigas de la tarde fue la decisión de la frepasista Delia Bisutti, quien hasta último momento no expresó su decisión, que terminó siendo el sí. Barrancos reivindicó el feminismo militante y recordó el postulado según el cual estar contra la prostitución porque explota no significa atropellar las elecciones de las personas. Enseguida se preguntó por el sentimiento de los varones que votarían sí. Que me digan, que levanten la mano los diputados, ¿quién aquí no ha demandado sexo alguna vez en su vida?, preguntó. Y sólo del bloque de Nueva Dirigencia se elevó un brazo por sobre las canas de un legislador. Los demás reían.
FACUNDO SUAREZ LASTRA, EN CONTRA Por C.A. En
lo jurídico, la propuesta es inconsistente, vulnera principios constitucionales,
establece un tipo contravencional cuando el Código Penal dice que la prostitución en la
Argentina no es delito, sino el proxenetismo. Facundo Suárez Lastra, el único
radical que terminó votando en contra de la reforma del artículo 71, explicó ayer a
Página/12 sus motivaciones para no cambiar su posición.
GABRIELA GONZALES GASS, POR EL SI
Para mí no es un retroceso porque todo el Código de Convivencia es garantista
defendió su voto favorable a la prohibición total de sexo callejero en la ciudad
la diputada Gabriela González Gass, presidenta del bloque radical. Lo que se trata
es evitar no es sólo que en algunos barrios prospere la incomodidad de los vecinos sino
una opinión equivocada de lo que es el Código y hasta dejar un espacio para un mecanismo
autoritario de enfrentar esta problemática. Como futuro gobierno debemos demostrar que
somos progresistas y garantistas, pero eficaces en la resolución de los conflictos de la
gente de la ciudad.
LAS TRAVESTIS NO PUDIERON ENTRAR A LA
LEGISLATURA Por C.A.
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