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OPINION
DesdeSaccol hasta Lalín

Por Diego Bonadeo

Independientemente de que el fútbol vuelva en estas condiciones de casi absoluta indefensión para la gente, lo que supone, por lo menos, una inmoralidad, que el fútbol vuelva sin Racing marca un precedente más que amargo para quienes son hinchas de Racing y también para quienes no lo somos.
Pero una vez más debe recurrirse a la memoria. Si no sabemos de dónde venimos, mal sabremos dónde estamos y, lo que es peor, quiénes somos. Y esto vale para todo. No solamente para el fútbol. No solamente para Racing.
Después de historias gloriosas, tantas veces contadas, de la Academia de la era que nos contaron como supuestamente “amateur”, Racing ganó sus primeros títulos profesionales en 1949, 1950 y 1951. Pero nadie hasta entonces, ningún equipo de club de la Argentina, había ganado tanto en cantidad y en calidad, como lo que Racing en 1966/67, tanto en torneos locales como internacionales. Todavía se repite y se seguirá repitiendo para el hartazgo y para el goce el zapatazo del Chango Cárdenas en la final intercontinental contra el Celtic en el Centenario uruguayo.
Y en aquel momento de plenitud futbolística ya Racing acusaba coletazos de serios malestares económicos. Es que hace más de treinta años que Racing no sale campeón y hace más de treinta años que Racing no puede sobreponerse a sus problemas de caja grande y caja chica. En el ínterin, para peor, hubo un fugaz tránsito por el descenso.
Si partimos de la base de que Racing no estaba demasiado lejos de la bancarrota a fines de la década del sesenta, el presente “fáctico” –un estadio excelente, un muy buen plantel de futbolistas profesionales, un caudal societario importante, una nada despreciable inserción en Avellaneda, el reconocido estoicismo de una de las hinchadas más importantes del país– parece casi un espejismo.
Si con todo eso se llega a esto, habría que detectar quién pintó los cartones, quién vendió los espejitos y quién encantó las serpientes.
Que en estos meses, semanas, días u horas hayan salido a la luz las rajaduras que durante décadas se intentó emparchar, nunca solucionar, no marca necesariamente responsabilidades o culpabilidades puntuales o excluyentes.
La dirigencia de Racing de los últimos treinta y cinco años ha sido diversa, pero con un –casi sin excepciones– común denominador de aventurerismo que condujo a esta realidad de hoy, que todos sabemos que no es de hoy. Desde Santiago Saccol hasta Daniel Lalín.

 

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