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Brasil vivió un día de calma en medio de la furia. El anuncio de la conclusión de las negociaciones con el FMI para la revisión del programa de ajuste, respaldo de una ayuda financiera por 41.500 millones de dólares aprobada el 2 de diciembre, aquietó el mercado. El dólar cerró por debajo de los 2 reales (1,98 para la venta), pero el Banco Central no pudo evitar pagar el costo de la mejora del 4 por ciento de su signo monetario: nuevamente salió a quemar reservas para contener la demanda de divisas. El nuevo acuerdo será revisado durante el fin de semana en Brasilia y Washington. El mismo permitirá liberar los fondos acordados por el propio FMI (un tramo de 4500 millones de dólares), el BID (3400 millones) y el Banco Mundial (1010 millones). Estos dos últimos serán aprobados por las respectivas instituciones el lunes, en tanto que los recursos aportados por el FMI estarían disponibles a fin de este mes. El Banco Central sólo podrá disponer de los recursos prestados por el Fondo para respaldar sus reservas internacionales, ya que el resto de los aportes tiene fines sociales específicos. Los aportes del BID se destinarán a programas de alivio a la pobreza y un plan de créditos a pymes, mientras que los fondos del BM se aplicarán a la reforma del sistema de seguridad social y el reforzamiento de la red de protección de los pobres. Arminio Fraga, flamante titular del Banco Central, había adelantado que el gobierno ya puede utilizar los recursos internacionales para atender la demanda interna de divisas, ya que el nuevo acuerdo con el FMI eliminó la cláusula que le imponía un piso de 20 mil millones de reservas genuinas como límite para intervenir en el mercado, según dijo. Esta semana, el Banco Central perdió reservas todos los días. Ayer informó que el jueves había cedido otros 229 millones al mercado. En su debut como presidente del BC, luego de que el Congreso confirmara su designación, Fraga anunció un aumento de la tasa de interés de referencia (piso del mercado para los préstamos al sector privado) del 39 al 45 por ciento anual. Los analistas presumen que este factor puede haber incidido para el descenso del valor del dólar en la jornada (el jueves había cerrado a 2,08 reales), ya que varios bancos privados salieron al mercado como vendedores de divisas, a la par del Banco Central. Pese al momentáneo entusiasmo, la Bolsa de San Pablo operó en leve baja (0,45 por ciento), causada por las ventas de acciones de última hora por la búsqueda de toma de ganancias. El gobierno de Fernando Henrique Cardoso espera poder completar el martes próximo un nuevo capítulo en su política de ajuste, si la Cámara de Diputados aprueba la prórroga hasta el 2001 del impuesto al cheque con una tasa del 0,38 por ciento (antes, del 0,2). Ello aportará fondos esenciales para poder arrimarse a las metas fiscales, pero implicará un nuevo costo adicional para la actividad productiva. Diversos economistas e industriales coincidieron en que el paquete de medidas provocará una profundización de la recesión y genera presiones inflacionarias. El alza de los combustibles (11,5 por ciento) deberá provocar reajustes en los precios de la alimentación, adelantó un representante del sector. En tanto, la economista Sonia Araripe advirtió que la elevación de las tasas de interés amenaza al gobierno, que tiene una deuda de 400 mil millones de reales, y a las empresas endeudadas con los bancos, que pueden cerrar sus puertas. Agregó que es un remedio amargo, el problema es que la dosis puede ser tan fuerte que se termina convirtiendo en veneno.
EL BANCO DE ENTRE RIOS PASO A MANOS DEL BISEL El Banco
Bisel, controlado por el Crédit Agricole, la primera entidad financiera de Francia en
patrimonio, se quedó ayer con el control del Banco de Entre Ríos (BERSA). La compra,
cuyo valor no trascendió, abarcó el 82 por ciento del paquete accionario del banco
mesopotámico. La operación le permitirá al Bisel posicionarse como la tercera entidad
financiera por número de sucursales, con 238 casas en todo el país. Y consolidarse como
la entidad líder en la región centro-litoral.
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