Por Carlos Rodríguez
Mientras se afirma que el
lunes entraría en vigencia la prohibición de la oferta y la demanda de sexo en las
calles de Buenos Aires, la Secretaría de Gobierno de la ciudad recién este fin de semana
en un operativo contra reloj acondicionará un galpón ubicado en la Costanera
Sur que será utilizado para alojar a las prostitutas o travestis que infrinjan las nuevas
normas. Los fiscales de la ciudad Walter Fernández y Juan Carlos López, consultados por
Página/12, advirtieron que no se debe pensar que una normativa va a solucionar un
problema tan viejo como la prostitución y pronosticaron un cierto nivel de
conflicto para los primeros días de vigencia de la nueva norma. Y eso que ellos,
según dijeron, desconocían por completo la historia del galpón.
El Código de Convivencia Urbana, que reemplazó a los edictos policiales, tiene ya un
año de vigencia. Después de un debate político plagado de escenas de vodevil, se
aprobó en julio una reforma que limitó la oferta callejera. Así se llegó hasta el
jueves pasado, bajo la presión de un decreto presidencial que revivía los edictos,
cuando los legisladores porteños resolvieron prohibir el cachondeo público.
Aunque el endurecimiento se veía venir y es sabido que los contraventores del código no
pueden estar presos junto con delincuentes, recién anoche se encontró un lugar en el
mundo para los infractores, incluidos los clientes ávidos de sexo. En fuentes del
Gobierno porteño se supo que la solución llegó con la cesión de un galpón, hasta
anoche lleno de detergentes y mercaderías, que primero perteneció a la Secretaría de
Promoción Social, a cargo de Cecilia Felgueras, y que hasta ayer era de la Secretaría de
Producción y Servicios, cuyo responsable es Nicolás Gallo.
En una reunión presidida por el titular de la Secretaría de Gobierno, Enrique Mathov, se
convenció a la gente de Felgueras de que retire sus detergentes. Una cuadrilla de
operarios, que deberá ser numerosa, trabajará a sol y a sombra este fin de semana para
acondicionar el vasto galpón convirtiéndolo en celdas que no deberán
parecerlo. El predio destinado a la noble causa de tranquilizar a los vecinos que ya
habían dejado de marchar contra los travestis está en la calle España, en la Costanera
Sur, muy cerca de lo que fue la Ciudad Deportiva de Boca Juniors.
Desde que fue restringida, en julio pasado, la oferta de sexo en la calle, los fiscales
porteños habían labrado 1200 actas por supuestos escándalos que involucraban a
prostitutas o travestis. Hasta ahora se desconoce cuántas de ellas terminarán en
penalidades efectivas. De todos modos, entre las 6000 actas levantadas desde esa fecha,
por la totalidad de las contravenciones que sanciona el Código de Convivencia, las
infracciones más reiteradas fueron las que tienen que ver con la venta de alcohol a
menores de edad y con la portación de armas.
Antes, con la aplicación de los edictos policiales que quiere reflotar Carlos Menem, la
Policía Federal practicaba 160.000 detenciones por año, según cifras del año 1996
citadas en el último informe anual del Centro de Estudios Legales y Sociales. Con el
endurecimiento del código, las cifras tal vez no lleguen al nivel alcanzado por
aplicación de los edictos, pero pueden superar las registradas desde julio pasado.
Anoche, como para saber con qué bueyes deben arar, los fiscales se reunieron primero con
Mathov y luego con la cúpula de la Policía Federal.
El lunes, si el nuevo texto es publicado en el Boletín Oficial porteño, comenzará a ser
sancionada la oferta de sexo en la vía pública. Frente a esa realidad, la Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos denunció como inconstitucional el decreto
de Menem que quiere reimplantar los edictos y el jefe del Gobierno porteño, Fernando de
la Rúa, consideró una solución adecuada el reformulado código. El Congreso
de los Trabajadores Argentinos (CTA) dijo en cambio que con la nueva norma la
Legislatura porteña le devolvió a la mafia el control de la prostitución.
La pesadilla del hincha Discreta pesadilla de hincha de fútbol: cada vez que juegue su equipo, él
estará preso. Es el primer fallo sobre violencia en el deporte que aplica la Justicia
Contravencional porteña. El 24 de febrero, mientras River jugaba en la cancha de Vélez,
Osvaldo Saprun, de 20 años, fue detenido con una bengala de humo encendida. Ayer, el juez
Carlos Bentolila lo condenó a nueve meses de prohibición de concurrencia a
espectáculos deportivos en los que intervenga River Plate. El condenado deberá
permanecer en la sede de una comisaría de Quilmes desde dos horas antes del
comienzo del partido y hasta dos horas después de su finalización. |
LAS CHICAS BUSCAN APROVECHAR LOS ULTIMOS DIAS
Con los clientes espantados
Los
tipos y... andan todos cagados, hoy no levanté ni un servicio. Elvira sobrevivió
al susto pero sus clientes, no. Mientras los demandantes de sexo parecían ayer
acuartelados, prostitutas y travestis tomaron con cierta timidez la calle. Después de las
modificaciones del Código el objetivo fue las horas extras. Aprovechamos las
últimas horas antes del cambio y nos quedamos más, se escuchó susurrar en
Constitución. Las zonas rojas no huelen a rebelión. Para el día después, más bien se
traman estrategias para el zafe.
En Pavón, dos mujeres campanean la entrada de un motel. De rubio champán, Carina se
queja porque ahora encima también los saunas están prohibidos. A pocas
cuadras, la lógica por venir se mira distinto. Esto, ¿sabés qué? prepea
Adriana Ríos es para meternos a todas adentro de vuelta. Adriana no habla de
celdas, sino de locales donde sus cuerpos se venden puertas adentro. Hace días las
mujeres mastican los cambios del Código pero aún no comprenden del todo. Ayer dijo
el diario que ya podían detenernos, pero si estamos adentro de un bar ¿también pueden
llevarnos?, vuelve a preguntarse Carina.
Con más calle baqueteada, una morena destierra expectativas complacientes: Si antes
hasta nos sacaban del bar. Ahora va a ser lo mismo. La morena no dice el nombre. Un
camión acerca un silbido aguzado, y ella se acuerda de cuando la cana nos levantaba
por la calle y hasta de chancletas nos levantaban cuando hacíamos las compras. A
pocos metros, Alicia hace horas extras. Las chicas que vienen siempre a la noche
cuenta están hoy de día, pero otras se han regresado a sus provincias, yo
tengo cuatro amigas de Mendoza que ayer (jueves) se fueron.
Hay conjeturas agoreras escapadas en voz de Alicia: Los primeros días va a ser que
nos van a llevar y después va a seguir lo de siempre. Marta y Norma no especulan
sobre lo que vendrá. Llevan tres años en la parada de Salta. Ahora vamos a
ponernos con 300 pesos por semana, como antes de esta ley, dice Norma y se acerca a
Adriana que no ceja el rezongo:
¿Eso de los 30 días es verdad? dice Adriana. Menem quería darnos las
10 horas como era antes, De la Rúa ahora nos pone 30 días.
Si nunca nos respetaron, Adriana. Qué nos van a respetar ahora.
En Constitución, las travestis obtuvieron el anticipo de la Federal. La tarde en que la
Legislatura votaba las modificaciones, Tamara atendió a un patrullero. Vino la
policía dice para preguntarnos si arreglábamos. Su mirada azul postiza
negó eventuales pagos. Nos vamos a quedar acá -insiste, pero no vamos a
pagar. Que qué vamos a hacer: rajar, como siempre.
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