En una carrera tan extraña como
entretenida, el dominio inicial de los dos McLaren fue tan abrumador como efímero, y con
Michael Schumacher retrasado por
múltiples problemas, el piloto irlandés tomó la posta con autoridad y pudo lograr su
primera victoria en F-1.
Por Ralf Jarkowski
Desde Melbourne
El norirlandés Eddie
Irvine ganó por primera vez en su vida una carrera de Fórmula 1 al adjudicarse el Gran
Premio de Australia disputado en esta ciudad, en un turbulento comienzo de temporada que
marcó el abandono del campeón mundial, el finlandés Mika Hakkinen, y un octavo puesto
para su gran rival, el alemán Michael Schumacher.
Para Irvine, compañero de Schumacher en Ferrari, fue el primer triunfo en 82
competencias, su mejor resultado en seis años en la Fórmula 1 luego de cuatro segundos
puestos y once terceros. El piloto de 33 años está en la Fórmula 1 desde 1993 y en el
circuito de Albert Park corrió su Grand Prix número 50 para Ferrari: nunca un piloto de
la casa italiana permaneció tantas carreras en el equipo sin lograr una victoria. Irvine
capturó el liderazgo en la vuelta 17ª en una carrera pactada a 57, tras la primera de
las dos neutralizaciones de la competencia. El alemán Heinz Harald Frentzen finalizó
segundo con su Jordan-Mugen-Honda y su compatriota Ralf Schumacher tercero en el
Williams-Supertec.
Siempre todos me desdeñan porque dicen que a mí sólo me gusta divertirme, pero
ahora les puedo mostrar a los jóvenes que están llegando, que en la Fórmula 1 se puede
ganar y pasarla bien al mismo tiempo, explicó el flamante ganador.
Llamó la atención la debacle de las Flechas de Plata, los McLaren-Mercedes, que en 1998
se habían llevado el primero y segundo puesto en el Albert Park. Hakkinen debió
abandonar la carrera con problemas de acelerador en la vuelta 21ª tras haber liderado
hasta la 17ª. Su compañero de equipo, el escocés David Coulthard, abandonó en el
decimotercer giro con problemas en el sistema hidráulico.
Me siento algo desilusionado, pero aún tenemos una larga temporada por
delante, dijo Hakkinen, para quien las cosas ya habían comenzado mal antes de la
carrera, cuando intentó salir del box con un cable conectado aún a una computadora
ubicada sobre su cabeza. Tuvimos nuestra cuota de problemas, se defendió
desilusionado el jefe del equipo, Ron Dennis.
No le fue mejor al bicampeón mundial Schumacher, que debió largar la carrera desde el
último puesto al quedar paralizado su motor en medio de la pista en la vuelta de
calentamiento. Luego, su neumático posterior izquierdo apareció dañado y finalmente
necesitó colocarle un nuevo volante a su Ferrari.
Schumacher reconoció que Ferrari evitó riesgos al decidir que largara desde el tercer
puesto tras sus problemas previos a la largada, pese a que los problemas que también tuvo
el francés Jean Alesi con su Sauber Petronas lo hubieran habilitado a largar desde el
tercer puesto.
Nos jugamos a lo seguro para evitar la desclasificación, dijo Schumacher,
quien inicia la temporada con la presión de darle a Ferrari el título que se le niega
desde que el sudafricano Jody Scheckter ganara en 1979.
Sólo 8 de los 21 pilotos que largaron terminaron la carrera, neutralizada en dos
ocasiones por los automóviles de seguridad. Entre los que no terminaron se cuenta el
campeón mundial de 1996, el inglés Damon Hill, que recorrió apenas 500 metros antes de
abandonar, mientras que el campeón de 1997, el canadiense Jacques Villeneuve, sólo
resistió 13 vueltas en su BAR-Supertec.
En lo que parecía una repetición del uno-dos de un año atrás, Hakkinen y Coulthard
largaron sin problemas y rápidamente tomaron una amplia ventaja, que llegó a ser de 17
segundos de Hakkinen sobre Irvine antes de que el safety-car (coche de seguridad) debiera
neutralizar la competencia en la decimoquinta vuelta debido a un accidente de Villeneuve.
Tras la cancelación del Gran Premio de Argentina (cuyo regreso al calendario fue previsto
por el presidente de la FIA, Max Mosley, para el próximo año, junto a Estados Unidos,
China y Sudáfrica, saliendo cuatro carreras europeas del calendario), el Gran Premio de
Brasil en San Pablo, el 11 de abril, aparece como la próxima escalada. Debemos
aprovechar estas cinco semanas, dijo Schumacher, esperando que las cosas mejoren en
ese lapso.
Muro de contención para los lamentos
Me siento desilusionado porque todo el esfuerzo que el equipo puso en hacer tan
competitivo el auto no fue recompensado. Mostramos el potencial del coche en
entrenamientos, clasificación y la primera fase de la carrera. Pero después del primer
safety-car sentí que el acelerador no funcionaba como debía.
(El campeón mundial Mika Hakkinen, que quedó fuera en el giro 21).
Durabilidad era la palabra clave de esta carrera, y Ferrari la pronunció mejor.
Pero en lo que se refiere a potencia, ellos no estaban en la misma carrera. Yo estaba
corriendo perfectamente cuando se me trabó la caja en sexta marcha.
(David Coulthard, que abandonó en la vuelta 14).
En la largada no podía meter los cambios y tenía problemas con el volante. Tuve
problemas similares durante la carrera. No sé qué pasó con los neumáticos, aunque
Bridgestone ya se disculpó conmigo. Era esperable que McLaren tuviera problemas aquí,
pero que Ferrari empezara con dificultades desde el principio era algo con que no
contaba.
(Michael Schumacher, último clasificado).
El accidente pareció peor de lo que fue porque pegué de cola, pero no me pasó
nada. (Jacques Villeneuve).
Andaba dos segundos más lento que los punteros y de repente perdí la cola del
auto. No sé bien qué pasó. (Alex Zanardi, el otro accidentado).
La carrera
Grand Prix de Australia. Albert Park, 57 vueltas, 302,271 km.
Los dos McLaren pican
en punta, seguidos de Irvine, Frentzen y Ralf Schumacher. Michael Schumacher debe largar
último, al haberse quedado en la vuelta previa (no pudo poner la primera).
Hakkinen y Coulthard
escapan a un ritmo de dos segundos por vuelta. Pero en el giro 14 abandona Coulthard y
poco después ingresa el safety-car por el despiste de Villeneuve.
El campeón pierde
toda la ventaja, y en el nuevo arranque defecciona su acelerador. Irvine toma la punta
delante de Frentzen y Trulli. M. Schumacher ya está séptimo.
La piña de Zanardi
obliga a un nuevo safety-car. Schumacher pincha una goma y queda último. Irvine y
Frentzen paran en la misma vuelta, pero el irlandés controla la punta y gana con
autoridad.
ENTREVISTA CON EDDIE IRVINE
Necesitamos más potencia |
Eddie Irvine abrazado con uno de sus mecánicos tras la carrera. |
Por R.J.
Desde Melbourne
Después de 82 intentos, ganó su primera carrera
de Fórmula 1. ¿Cómo se siente?
Vencer con Ferrari es algo extraordinario, increíble. Después de tanto tiempo,
lograr esto es fantástico. Mucha gente me ayudó desde que arranqué en Fórmula Ford.
Sé quiénes son, y son tantos que me tomaría un par de horas mencionarlos a todos.
¡Créame, necesité un montón de manos para llegar aquí!
Su Ferrari F399 lució muy confiable, si bien más lenta que los McLaren.
Durante todo el fin de semana mi ingeniero (Luca Baldiserri) y yo estuvimos
trabajando en la puesta a punto como nos parecía mejor. Fue diferente respecto de lo que
otra gente estaba haciendo, y estábamos convencidos de que era la manera correcta. Más
allá de que los dos McLaren fueron más rápidos, probamos que la nuestra era la mejor
teoría. Desde el viernes dije que el auto se sentía bien, pero que no entendía por qué
era tan lento. Era un poquito inestable, pero en carrera estaba muy bien balanceado. Es el
mejor auto que he manejado, sin duda.
La clave de la victoria fue cuando el safety-car regresó a boxes por primera vez.
¿Cómo lo vio desde el auto?
Mika (Hakkinen) tenía algún problema y estaba yendo muy despacio, pero yo conozco
las reglas, que establecen que no podía pasarlo hasta que no pasáramos por la línea de
control. En ese momento lo hice, en otro caso me habrían desclasificado. Gracias,
Mika dije, y me escapé. Tenía que construir una ventaja sobre Frentzen porque no
quería arriesgarme a que me pasara durante las paradas en boxes, y aceleré, pero entró
de vuelta el safety-car. Tuve el margen necesario para mantener la punta, pero luego
quedé bloqueado atrás de Zonta durante cuatro vueltas. Su motor parecía que iba a
explotar en cualquier momento, y me preocupaba quedar bañado en aceite.
Ahora lidera el campeonato. ¿Qué sucederá?
Tengo que hablar con Jean Todt. Yo tuve suerte, Michael (Schumacher) no la tuvo.
Llegamos con pocas pruebas, hubo que improvisar en la largada. Además, antes de Brasil
tenemos que encontrar más potencia, si no ¡los McLaren volverán a matarnos! |
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