OPINION
Menem y su desempleo
Por Marcelo Bustos Fierro * |
Los acontecimientos políticos de dominio público
por los que transita nuestro país me llevan a formular algunas breves reflexiones,
teniendo en cuenta que mi apellido se halla íntimamente vinculado con la historia de
nuestro pueblo como descendiente del caudillo federal Bautista Bustos y nieto de don Raúl
Bustos Fierro quien fuera uno de los fundadores de Forja y del peronismo no
mereciendo ser mancillada la memoria ni estigmatizado el futuro. El Presidente de la
Nación, principal responsable del mayor drama que padecen hoy los argentinos, como es la
desocupación, no sólo ha mostrado su total fracaso en resolver este flagelo que azota a
más de un millón y medio de compatriotas sino que al mismo tiempo pretende absurdamente
perpetuarse en el poder. Su evidente intención es la de conservar para sí el cargo más
importante con que puede ser honrado un ciudadano en la función de gobierno. Sin norma
alguna que lo habilite, Menem desea la estabilidad a perpetuidad en su ejemplo, situación
que le está impedida a todos los servidores públicos o trabajadores privados en general.
Para ello, ha llegado al extremo de manipular una instancia judicial para que ésta avale
lo que la Constitución nacional prohíbe: su posibilidad de ser re-reelegido como primer
mandatario. A tanto ha llegado la insensatez del menemismo, que aspira a poner en
cuestión las bases mismas de la lógica que indica que algo no puede ser y no ser al
mismo tiempo. Para esta particular visión, la cláusula de la Constitución sancionada en
1994, que veda un nuevo mandato, sería al mismo tiempo inconstitucional. Esta
irracionalidad jurídica y política no puede ser convalidada por ningún juez o tribunal
de Justicia so pena de incurrir en delito e incumplimiento grave en el ejercicio de sus
funciones. Por el contrario, sería conveniente que las leyes y los jueces hicieran
operativo el derecho constitucional a trabajar para todos los habitantes de la Nación, y
los derechos enumerados en el artículo 14 bis de nuestra Ley Fundamental, entre ellos:
condiciones dignas y equitativas de labor, jornada limitada, descanso y vacaciones pagos,
retribución justa, salario mínimo, vital y móvil e igual remuneración por igual tarea,
derechos que el eón menemista se hizo cargo de demoler impiadosamente, en el altar del
sacrosanto mercado junto a toda la legislación tutelar a favor del trabajador. La
incoherencia llega a tal límite, que en la causa donde se ventila la aventura judicial,
el partido de gobierno litiga contra el Estado nacional, es decir contra sí mismo. Bajo
la farsa de una investigación se procura indagar el obrar de los
convencionales constituyentes, como si los representantes del oficialismo por aquel
entonces al igual que el Presidente no hubieran jurado cumplir y hacer cumplir la nueva
Constitución. Como dijera Diego Luis Molinari, los malos jueces son la peor
calamidad que puede caer sobre la tierra y sobre un pueblo. Esperemos que antes de
derribarse a las instituciones republicanas podamos librarnos y juzgar a los que piensan
que todo vale y es posible en la Argentina.
* Profesor de Derecho del Trabajo-UBA. |
|