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LA RE-RE

MENEM Y LA OPOSICION A LA RE-RE EN EL JUEGO OBSESIVO DE MEDIR VOTO POR VOTO
Al Gobierno hasta le cuesta la Corte

Página/12 recorrió el espectro de los funcionarios, los operadores de la Alianza y los de Duhalde que día a día calibran la disposición de la Corte a conceder el derecho de Menem a la re-reelección. El resultado es cuatro seguros por el no, cuatro seguros por el sí y uno, Antonio Boggiano, en la duda permanente.

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La Corte Suprema en pleno. Menem tiene cuatro de los nueve votos a favor de la re-relección.
La ingeniería política del menemismo apunta a conseguir el quinto, aunque reconoce que con seis harían bingo.

Por Martín Granovsky

t.gif (862 bytes) Carlos Menem no la tiene fácil. Ni siquiera el tribunal que más simpatiza con el Gobierno será un obstáculo fácil de superar en su carrera por conseguir la eternidad en la Presidencia. Sobre nueve ministros de la Corte Suprema, hasta ahora la re-re tiene asegurados sólo cuatro votos a favor, y el quinto que aparecería como más posible --el voto de Antonio Boggiano-- no está de ningún modo garantizado.
En principio el cuarteto de votos favorables estaría integrado, hoy, por Julio Nazareno, presidente del cuerpo, Eduardo Moliné O'Connor, Guillermo López y Ricardo Vázquez.
Nazareno es parte del grupo riojano original del menemismo. Moliné es cuñado del jefe de Inteligencia del Estado, Hugo Anzorreguy.
López y Vázquez formaron parte de las incorporaciones de los últimos diez años, cuando la Corte pasó de los cinco a los nueve miembros y el oficialismo se aseguró una mayoría automática de por lo menos cinco a cuatro.
Boggiano es el quinto integrante que suele sumarse a los cuatro anteriores para completar las votaciones favorables al Poder Ejecutivo.
Del otro lado quedan Enrique Petracchi, Augusto Belluscio, Carlos Fayt y Gustavo Bossert. Los tres primeros son anteriores a los cambios de la Corte en los últimos diez años. Bossert es el ministro que sugirió el radicalismo tras el Pacto de Olivos, cuando la renuncia del soldado justicialista Rodolfo Barra --como él mismo se define-- dejó una vacante.
Dirigentes del oficialismo y la oposición a la re-re (de la Alianza y el duhaldismo) que presumen de buena llegada a los ministros de la Corte se empeñan desde hace meses en un deporte diario: medir el pulso del máximo tribunal después de cada maniobra de Menem. Buscan una pista segura de cómo votarían si un fallo como el del juez cordobés Ricardo Bustos Fierro llegara para su tratamiento y ellos debieran interpretar si la cláusula novena de la Constitución, que impide la re-re de Menem, realmente lo prohíbe.
"El mandato del presidente en ejercicio al momento de sancionarse esta reforma deberá ser considerado como primer período", dice la cláusula. En 1994 gobernaba Menem. En 1995 fue reelecto para un nuevo mandato. El segundo. El último, según la nueva Constitución, que permite dos mandatos seguidos pero no tres.
Sólo Barra --además, claro, de Menem, César Arias y un pequeño grupo de negociadores ultramenemistas--, cree que ésa es una interpretación restrictiva de la cláusula novena, y no la única interpretación posible de la Constitución. Para el ex viceministro de Obras Públicas cuando la redacción de los pliegos de peaje, ex juez de la Corte con el per saltum y ex ministro de Justicia, podría pensarse todo de esta manera:
ron2.gif (93 bytes) El primer mandato abarcaría sólo desde el día en que entró en vigencia la nueva Constitución, el 24 de agosto de 1994, hasta el día en que Menem entregó la banda presidencial, el 8 de julio de 1995.
ron2.gif (93 bytes) El mandato no se cumplió porque no superó la mitad del período completo.
ron2.gif (93 bytes) El primer mandato sería, entonces, el período 1994-1999.
ron2.gif (93 bytes) Menem tendría derecho a un segundo turno, 1999-2003.

Barra escribió en Clarín en febrero último que su interpretación laxa "es posible, razonable, no contradictoria con la Constitución Nacional, no afecta a ningún derecho fundamental, no altera el sistema institucional, amplía el derecho electoral activo de todos los ciudadanos y el pasivo de Menem".
Como la media docena de funcionarios del Gobierno, políticos de la Alianza y allegados a Duhalde con trato directo en la Corte consultados por Página/12 no sólo se alimenta de los diseños jurídicos de Barra, todos coincidieron en que, así, en medio de la peor crisis peronista desde 1975, la Corte llegaría muy exigida a una sentencia sobre la re-reelección. El panorama incluye el rechazo popular a la re-re (entre el 70 y el 80 por ciento, según los encuestadores más importantes), la guerra abierta de Eduardo Duhalde contra Menem y la coordinación entre el duhaldismo y la Alianza para aprobar un texto en defensa de la Constitución con una intención clara: si hay mayoría para ese proyecto, también la habrá para rechazar una eventual declaración de que una nueva reforma es necesaria por parte del Congreso. Será una manera de confirmar que la Corte, y sólo la Corte, o sea la Corte aislada, es el único camino para que Menem pueda postularse en las elecciones del 21 de octubre.
Un alto funcionario que acompaña a Menem desde 1989 admitió que hacían falta más de cinco votos a favor para legitimar la re-re. Contó los cuatro segurísimos, el quinto de siempre y añadió el voto de Fayt.
En mayo del año pasado, Página/12 publicó que Fayt había llegado a un acuerdo con el Gobierno para retirarse con una pensión vitalicia de 13 mil pesos. Este diario citó la resolución 179 del subsecretario de Desarrollo Social, Santiago de Estrada que fijaba una pensión de por vida e inembargable, y ajustada según el aumento de los jueces de la Corte en actividad.
"Sólo hice una gestión para averiguar cuánto me corresponde, para saber cuál es mi situación y establecer con claridad qué leyes me protegen en el caso de que cese en mis funciones", se defendió entonces Fayt.
El resultado fue que la renuncia sería, por lo sospechosa, aún más difícil.
"Puedo tener críticas hacia ustedes, y diferencias, pero de ninguna manera votaría a favor de la re-reelección", fue la frase de Fayt que recogió un operador de la Alianza en Tribunales.
Otro de los interlocutores habituales quiso confirmar, después, un rumor que describía a Belluscio como futuro integrante de la mayoría menemista. El argumento era, también de acuerdo como funcionarios del Gobierno, que la antigua vulnerabilidad del ministro de origen radical, por el suicidio en París de una abogada que compartía con él un viaje, podría jugarle en contra.
Pero la respuesta fue tajante. Un seco "no".
Nadie sospechaba de que Bossert fuese a cambiar su posición y se sumara a los cuatro más uno de la mayoría automática, pero su voto fue chequeado. Dijo que jamás se le había cruzado por la mente habilitar a Menem reinterpretando la cláusula novena de la Constitución.
Por las dudas, Petracchi también es visitado con frecuencia. Su respuesta siempre es negativa, y ninguna versión le atribuye haber modificado su postura.
Boggiano está desesperado por seguir su carrera en un tribunal internacional. El oficialismo dice que, cuando las papas quemen, como siempre acompañará a Moliné, Nazareno, López y Vázquez. La oposición asegura que jamás sus operadores lo habían visto tan entusiasmado por seguir en el exterior y, por eso, tan dubitativo con la re-re. Hasta ofreció un guiño concreto, cuando hizo saber que tenía grandes dudas de que la Corte Suprema debiera compartir el criterio del juez Marcelo Aguinsky y aceptar la causa de las armas por "competencia originaria", sólo porque el Estado croata es una de las partes en juego.
Los miembros de la minoría de la Corte suelen suponer que, a la larga, Boggiano siempre termina encolumnándose con los otros cuatro. Pero el proyecto de Menem es tan extremo que hasta fastidia a Moliné y Nazareno. Ni ellos quieren mostrarse permeables a un mamarracho jurídico.
--Yo no soy loco. Voto a favor si las condiciones generales del país son favorables --dijo el propio Nazareno.
"Condiciones", en este caso, tiene varios sinónimos. Uno es "encuestas", por supuesto a favor de Menem por lo menos en la interna abierta justicialista contra Duhalde. Otro sinónimo es la galvanización del justicialismo detrás de la re-re. Como esta última acepción sólo es posible si Duhalde --como Antonio Cafiero cuando compitió por fuera del PJ y venció utilizando el paraguas electoral que le prestó el entonces democristiano Carlos Auyero-- rompe con el aparato justicialista y se presenta con sello prestado, la homogeneidad peronista sólo consistiría en un menemismo chico, solitario, feroz y dispuesto a todo. Por ejemplo, a tornar peligrosa la negativa de un ministro alineado a votar como manda el Jefe.
Por eso otro ministro, miembro de los cuatro incondicionales del Presidente, buscó dar una imagen de escaso entusiasmo ante las consultas de un jurista con buen diálogo en la Corte.
--Cuando llegue lo de Bustos Fierro, si llega, lo vamos a mirar. No lo vamos a resolver de inmediato. Lo vamos a mirar. Y nos vamos a tomar todo el tiempo que sea necesario.
Otra vez el síntoma de ni el automatismo es fervoroso cuando se trata de la re-re. Otra vez la apelación de los ministros de la Corte a que, antes del mamarracho jurídico, está la salvajada política.
Por lo menos dos gobernadores y un secretario de Estado revelaron a Página/12 una frase de Menem que se repitió en el diálogo --discreto, a solas-- con cada uno de ellos.
--Carlos, ¿vos tenés conciencia de que la Alianza va a armar un escándalo si la Corte aprueba tu re-reelección? --fue la pregunta, más o menos con esas palabras en las tres ocasiones.
La respuesta se repitió también más o menos en los mismos términos, y la pose fue casi la misma. O Menem reclinado hacia atrás antes de contestar, o sonriendo como prólogo de la contestación, o respondiendo serio con un brillo en los ojos:
--¿Un escándalo? ¿Y qué va a hacer la Alianza? ¿Un cacerolazo?

 

 

Claves

ron2.gif (93 bytes) Oficialistas y opositores (en este caso incluyen al duhaldismo) recorren diariamente los despachos de la Corte en busca de indicios.
ron2.gif (93 bytes) La Corte podría verse obligada a fallar sobre la sentencia del juez cordobés Bustos Fierro, que no dio por cerrada la interpretación de la cláusula constitucional que impide a Menem presentarse a elecciones.
ron2.gif (93 bytes) Si fuera hoy, el oficialismo tendría sólo cuatro votos asegurados.
ron2.gif (93 bytes) Fallarían a favor Moliné, Nazareno, López y Vázquez.
ron2.gif (93 bytes) Duda Boggiano, quinto miembro habitual de la mayoría automática.
ron2.gif (93 bytes) El Gobierno quiere seis votos a favor, pero hoy son imposibles.
ron2.gif (93 bytes) Hasta los cuatro ultraseguros quieren votar sólo cuando la situación, o sea la presión del Gobierno, los ponga entre la espada y la pared. Y estarían tranquilos con encuestas a favor de la re-re.
ron2.gif (93 bytes) En todos los pronósticos del "no" figuran Bossert y Petracchi.
ron2.gif (93 bytes) Los operadores de la Alianza dicen que la negativa de Fayt y Belluscio es tan segura como la de sus dos colegas.

 

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