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Por Cristian Alarcón El, príncipe de Gales. Ellas, reinas destronadas de la noche, inexorablemente trabajadoras sexuales. El, de visita en un austral país que una vez los desafió a una guerra por dos islas. Ellas, pidiendo asilo político en el país de él, frente a su embajada, porque según denuncian en el propio no les garantizan los más elementales derechos, se las discrimina por orientación sexual, y se las criminaliza por prostituirse, violando pactos internacionales. Así, en las antípodas de las clases y los estilos, el heredero de la corona británica y las travestis argentinas compartieron ayer escenario y los titulares de la tarde. Después de intentar un ingreso furtivo a la sede diplomática de Gran Bretaña, y de recibir los golpes de rigor que a una de ellas le provocó la explosión de una prótesis de silicona, 67 travestis presentaron una petición formal de asilo político al gobierno inglés. Y manifestaron luego por la noche en las inmediaciones del Hotel Alvear, vallado por más de mil policías. Los enfrentamientos producto de la aplicación del artículo 71 del Código de Convivencia comenzaron a la madrugada en Palermo, con dos travestis detenidas en medio de insultos a la policía (ver aparte). Y el estreno de la norma se plegó a la entrada en vigencia del decreto 150/99, firmado por el presidente Carlos Menem el miércoles que intenta lateralmente reglamentando la ley Lázara devolver poderes perdidos por la policía con la derogación de los edictos. Ayer el fiscal Juan Carlos López informó que serían alrededor de diez las infracciones al 71 labradas por la Federal. Y a ello se agrega que un número no determinado de prostitutas fueron presas por no identificarse ante la policía. En cuanto a la identificación de las personas la policía recibió instrucción de los fiscales correccionales de aplicar el artículo 39 bis del Código de Convivencia cuando son infractores los que no muestran documentos. Los fiscales buscan, de esa manera, que en el ordenamiento jurídico no se use la ley Lázara reglamentada por el decreto 150 de Carlos Menem. Ayer a la mañana la pelea de las travestis en contra del artículo 71 pretendió cruzar las fronteras, los mares. El grupo de más de setenta travestis estuvo temprano en la esquina de Agote y Güemes, en plena Recoleta, pero la policía ya rodeaba el lugar. Bordearon la mansión, que ocupa una manzana y avanzaron por los fondos corriendo y a los aullidos. A la policía no le alcanzaron los reflejos. Casi se filtran algunas por los costados de las vallas de Gelly y Obes al 2300. Fueron sacadas a los empujones. Al medio minuto una de ellas encaró hacia el portón de hierro de los jardines. Consiguieron abrirlo y por segundos varias estuvieron en tierra inglesa. Entre los guardias de adentro y los federales lograron expulsarlas. Sobrevino una batahola donde volaron los palazos. La policía repartió con unos bastones de madera más largos que los de costumbre, usando formas de samurais embravecidos. Así se lo vio a un agente, a medio camino entre el guerrero nipón y el luchador de sumo. Algunas travestis no se quedaron atrás. Les respondieron con los palos de las banderas. También volaron botellazos de agua mineral, que equívocamente fueron a dar a movileros. Una travesti quedó tirada en el asfalto por unos minutos. Más tarde descubriría que el dolor en el pecho era producto de un golpe que le había provocado la destrucción de un implante de silicona. Una ambulancia del Same atendió la urgencia. Después de los incidentes las travestis, a quienes acompañaban integrantes de la comunidad gay, lésbica, travesti, transexual y bisexual, se replegaron. Tomaron el monumento a Mitre, que mira hacia la Facultad de Derecho. De los cuerpos semidesnudos de las estatuas que rodean al general colgaron las pancartas preparadas para la ocasión, escritas en inglés. Se podía leer, textualmente: Police kill us, In Argentina we are discriminate, The government of the city and the police want to beat us y Who killed to the 95 transgenders?. Lohana Berkins, representante de las travestis y César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) intentaban entregar a un funcionario de la embajada el pedido de asilo político de 67 travestis mientras de fondo, en inglés, una de las chicas hacía una esforzada lectura del texto en sajón. Quienes pidieron asilo argumentan que lo hacen por la discriminación, por orientación e identidad sexual que existe en la Argentina. El documento, suscripto por todas las minorías sexuales, sostiene que con la aprobación de la reforma del código contravencional, y la vigencia de los edictos policiales somos víctimas de la violencia policial y legal. No podemos transitar libremente por nuestro país, somos sistemáticamente detenidos, golpeados y hasta asesinados por la policía como lo documenta el informe anual de la CHA. La manifestación que las organizaciones intentaron por la noche fracasó ante la multitud de policías dispuestos alrededor del Hotel Alvear. Mejorando la performance del mediodía en la embajada, esta vez se instalaron vallas dos cuadras a la redonda. Las travestis pasearon incansables por Recoleta sorprendiendo a la paqueta concurrencia. Sólo dos de ellas, Claudia y Moria, lograron solaparse y cruzar por Rodríguez Peña y Quintana. Un cronista de este diario vio cómo casi frente al hotel fueron rodeadas por seis hombres de civil que les pidieron documentos. Y las previnieron en tono firme. O se van o las reventamos a patadas en la comisaría, dijo uno y las acompañaron a la salida.
LOS PRIMEROS OPERATIVOS EN LAS ZONAS ROJAS Por C.A.
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