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Por Cledis Candelaresi Cavallo tenía poder e iniciativa. Con él se podía hablar y esperar alguna decisión. No ocurre lo mismo con Roque Fernández. Ahora no hay interlocutor y, menos, liderazgo para tratar un tema tan delicado como la crisis económica, se quejaba ayer el diputado justicialista Emilio Martínez Garbino, titular de la Comisión de Industria. Aunque en tono más moderado, la misma crítica está plasmada en un documento que el legislador entregó al mediodía en mano al secretario de Industria Alieto Guadagni y su equipo. El paper que no fue discutido en plenario de bancada pero cuenta con el aval de su jefe, Humberto Roggero pronostica un fortísimo proceso recesivo provocado por el descalabro brasileño, y reclama medidas de protección para la industria local, incluida la automotriz.El encuentro con Guadagni, el subsecretario de Comercio Exterior, Félix Peña, y el de Industria, Raúl Cuervo, tuvo lugar poco después de la histórica sesión que dejó virtualmente fracturado al justicialismo. Garbino, hombre de las huestes duhaldistas, fue de los escasos anfitriones que tuvo el plantel económico. Ayer, el posible cisma del PJ eclipsó prácticamente cualquier otra actividad en el Parlamento.El documento justicialista fue elaborado después de que los legisladores de la Comisión de Industria, ámbito natural del lobby industrial, concluyeran una larga ronda de consulta con empresas para evaluar el impacto de la crisis brasileña. En lo sustancial, difirió en poco del que también acercó a los funcionarios el radical Juan Pablo Baylac, en nombre de la Alianza. Al menos en este renglón, unos y otros cuestionan lo mismo: la presunta falta de reflejos de Economía para capear el temporal.Hasta ahora, la conducción económica ha tratado de esconder la crisis debajo de la alfombra...y no ha elaborado estrategias para enfrentar un estallido que se produciría en no más de 30 a 60 días, reza el texto firmado por Martínez Garbino. Posiblemente, Guadagni no haya recibido con demasiada sorpresa esa recriminación destinada al ministro, su jefe directo. Y no sólo porque Guadagni puede estar más cerca de Eduardo Duhalde fue titular de Eseba y de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires que de Roque Fernández.El equipo de Industria sufre en carne propia la dispersión de poder, y hasta superposición de funciones propia de la conducción de Roque. El secretario de Agricultura (y hombre de Roque), Gumersindo Alonso, comenzó a capitanear la negociación con Brasil sobre la comercialización de productos alimenticios, rubro fuerte de la relación bilateral. A raíz de esto, el subsecretario de Comercio Exterior (colaborador de Guadagni), Peña, debió excluir de su agenda esos temas neurálgicos. Semejantes fricciones a las que se generan con los hombres de Cancillería, quienes también tienen atribuciones sobre esta área.El problema de conducción de la crisis no es lo único que emparenta el documento de Garbino con los criterios de Guadagni, proclive a trabajar en algunas de las medidas reclamadas por el Congreso. Entre ellas, la de resucitar el subsidio de 4 puntos sobre la tasa de interés de los préstamos que tomen las pymes, mecanismo suspendido cuando asumió Fernández el comando del Palacio de Hacienda. Otra es la de facilitar desde el Gobierno la creación de sociedades de garantía recíproca, por las cuales las grandes empresas están en condiciones de auxiliar a clientes y proveedores para conseguir créditos más baratos, a semejanza de lo que ya hicieron Siderar (grupo Techint) y Aluar (grupo Madanes).
BUENOS AIRES BAJARA EL GASTO EN 300 MILLONES
DE DOLARES El gobierno de Eduardo Duhalde se anticipó al ajuste en el gasto público que tarde o temprano tendrá que hacer Roque Fernández a nivel nacional, bajo la presión del FMI. Ayer el ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, Jorge Sarghini, anunció recortes en el gasto público por 300 millones de dólares para compensar menores ingresos tributarios debido a la recesión. La medida es un guiño del gobernador-candidato al Fondo Monetario y al establishment.Los economistas de Duhalde discrepan con la evaluación que hace Roque Fernández de la crisis. A diferencia de Roque, que insiste con que la economía crecería este año 3 por ciento, en La Plata creen que, en el mejor de los casos, el PBI permanecerá estancado. Esto, evalúan, significaría una caída de la recaudación provincial de entre 250 y 300 millones. Las medidas anunciadas ayer apuntan a compensar esta baja de los recursos del Presupuesto.Sarghini explicó que los principales recortes afectarían a las siguientes partidas: bienes de consumo y servicios no personales (insumos en general, combustibles, papel, textiles, servicios públicos, pasajes, alquileres, mantenimiento) se ajustará en un 10 por ciento; en horas extras y viáticos habrá una poda del 5 por ciento por bimestre; en bienes de capital (equipamiento), se suspenden las compras y sólo se adquirirán en casos excepcionales. También habrá una suspensión de obras públicas nuevas por el lapso de 60 días.Página/12 publicó el viernes pasado que en el documento aprobado la semana pasada en el directorio del Fondo Monetario figuraba una advertencia expresa al desborde de gastos en la provincia de Buenos Aires, por encima de lo programado. Pero, en realidad, la provincia, a diferencia de la Nación, no tiene ningún compromiso que cumplir con el FMI. Por eso, los anuncios de Duhalde deben ser interpretados como una señal del gobernador-candidato a Washington y al establishment de que no sólo no quiere sacar los pies del plato sino que encima se apresura a realizar un ajuste al que Carlos Menem se resiste en el año electoral.
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